En una sociedad donde la mayoría de sus integrantes caminan sin rumbo, los lunes son mirados con enojo y la hora de salida laboral como la liberación tras una larga condena, surge la pregunta: ¿Por qué esto es así? Sin querer tocar el tema estructural del sistema económico y social dominante, sobre lo cual hay muchos libros y discursos de políticos deseosos de gloria, me tomaré la libertad de decir lo mas brevemente posible la visión que he llegado a alcanzar.
No es una pregunta nueva, ni tampoco una tan extraña. Es esa interrogante que nos pesa en la espalda, pero al buscarla no la encontramos, y nos resignamos a seguir andando con esta pesada mochila. La visión crítica sobre esta situación suele venir de la juventud. De esos personajes que crecen viendo como sus progenitores y demás adultos andan en círculos viciosos vivenciales, y se prometen que no les pasará lo mismo. Que no vivirán así. Que vivirán la vida, que no solo la sobrevivirán. Y tras esto intentan romper esquemas que les procuren la huida de ese destino. Muchas de estas actitudes son catalogadas por los mayores como irresponsables, inmaduras o simple rebeldía. Y muchas veces lo son. Pero estos intentos con sus correspondientes fallos y aciertos llevan al mejoramiento de la sociedad, o al menos a un cambio ¿Molesto? Si ¿Necesario? También. Es parte de las dinámicas sociales que deben proseguir una marcha incesante sin rumbo definido.
Dentro de este pesar general donde los que no indagan mucho pretenden alcanzar las riquezas que le proporcionarán ese bienestar que creen necesitar, o los que, si lo hacen un poco, se preguntan el sentido de la vida, solo para caer en explicaciones consoladoras o llegar a la depresión al darse cuenta de la ausencia de un sentido. Entonces surge esa pregunta en estos jóvenes que se preparan a encaminar sus vidas (los que deciden al menos intentarlo) ¿Qué hacer? ¿A que dedicarme? ¿Qué estudiar? ¿O debo tomar un empleo y aprender un oficio? No intentaremos dar respuestas a esto, al menos no directamente. Sino mas bien plantear ciertas ideas que permitan formular nuevas preguntas o poner mas elementos en la mesa para así realizar un mejor análisis ante la posterior y necesitada elección.
Lleva un tiempo ya de moda la frase: “Haz lo que te guste”. Una respuesta elegante, motivadora, simple y bonita. Sin embargo, hay muchos “peros” que se les pudiese añadir. Y no es por ser pesimista y todos los antónimos a los adjetivos antes descritos, sino es un intento por hacer ver el panorama general, que a veces nuestros deseos, nuestro ego, la familia, los amigos o quizás hasta el vecino con sus opiniones o “consejos” pueden llevarnos a un camino desagradable. O quizás a uno agradable. Pero soy de aquellos que prefiere guiarse por las probabilidades que juegan en contra de la esperanza de ser la excepción. Y no es porque no pueda serlo, sino porque es una apuesta muy elevada e incluso innecesaria. Es decir, sería como tomar el camino mas oscuro y tenebroso por la esperanza de que es el mas corto aún habiendo otros caminos que te pueden llevar al mismo destino.
A esta frase “haz lo que te guste”, cuando es contestada con un “no se lo que me gusta” se suele añadir otra en forma interrogante, que considero igual incompleta pero que representa un avance en lo que buscamos: “¿Qué es lo que harías gratis?”. Y aquí es cuando creo necesario complementarla con esta otra: “¿Qué es lo que haría si nadie más se enterase de lo que hago?”. Estas son dos preguntas fundamentales para aquel que quiere explorar sus deseos profesionales y personales. Preguntas que se complementan entre si y nos permite deslastrarnos de posibles aspiraciones megalómanas. Si encontramos algo que haríamos gustosamente gratis en una habitación donde nadie mas nos mirase, podremos decir que sabemos lo que queremos. Evitamos episodios tales como: “Quiero ser médico” pero su motivación viene dada porque ve que los médicos andan en buenos autos y tienen buenas casas, sin tomar en cuenta que no tolera la sangre ni el blanco en las paredes. O este otro: “Quiero ser cantante” sin darse cuenta de que su deseo de hacer vibrar sus cuerdas vocales con melodía se ve inducido por la fama, prestigio y atractivo que normalmente se relaciona con los cantantes famosos. Si el joven que quiere ser doctor se imagina, tal vez, atendiendo una población olvidada por Dios en el Amazonas viviendo con lo mínimo y con nadie mas que entienda su lengua, y aun así desea ser doctor, felicidades, encontramos tu vocación. O el otro que desea ser cantante se da cuenta que puede cantar en la ducha y en su casa cada vez que esta esté vacía, y se siente bien, incluso motivado, con esta idea, habrá encontrado su vocación.
Aquí cabría otra pregunta ¿Qué propósito tiene mi sueño? Pienso que habiendo pasado los anteriores exámenes los únicos sueños que hubiesen podido sobrevivir son pocos: El conocimiento, el arte y las relaciones personales; en sus significados mas amplios ¿Por qué solo estos tres? Porque estos sueños tienen la particularidad de ser tan extensos que nunca se podrán dominar completamente. Puedes vivir mil años y no alcanzarás a leer todos los libros que se han escrito y mucho menos a comprenderlos; haber hecho diez mil obras, películas o canciones y estar convencido de que la siguiente puede ser más bella que todas las anteriores, o estar convencido que nunca habrá suficiente belleza en el mundo; o haber conocido a mil personas, a cada una durante toda tu vida, y aun así cada día tendrán algo con que sorprenderte o tu tendrás algo con qué ayudarles. Las metas definidas son esenciales para nuestros objetivos utilitarios, es decir aquellos que necesitamos para vivir o para tener el tiempo que queremos tener. Pero los verdaderos sueños deben ser etéreos, sublimes e infinitos. Esos serán los únicos de los que nunca te aburrirás. Porque ciertamente tenemos una vida sin sentido definido, pero nos corresponde a cada uno de nosotros definir arbitrariamente el sentido que queramos a nuestra vida.
Ya encontrada nuestra verdadera vocación debemos indagar en la practicidad de lo deseado. Es decir, en la viabilidad de conseguir nuestro sueño, porque si piensan que con solo desearlo con fuerzas y dar el todo por el todo el universo conspirará a su favor y lo alcanzarán, se quedarán cortos, o morirán de hambre en el camino. Esto es necesario. Es indispensable. Excepto lo del universo. Pero no es lo único para tener en cuenta. Hay que ver que haya agua en la piscina antes de lanzarnos un clavado. A veces la ansiedad juega en nuestra contra. No solo deseamos algo, sino que lo deseamos ¡ya! Y quizás esta premura nos hace dar pasos en falso. Es indispensable, aunque suene obvio, comprender que la sociedad donde vivimos se maneja con una comercialización de productos que se adquieren con unos papelitos y pantallas con números autorizados por un banco central. Y a pesar de que muchos de estos productos son meros accesorios hay otros que necesitamos para tener energía todos los días, para que nuestro cuerpo funcione y pueda descansar. En pocas palabras: necesitamos comida y techo. Y a menos que estén dispuestos a robar, la forma que el sistema tiene para que adquiramos estos papelitos y pantallas con números es ofreciendo nuestra fuerza laboral a cambio. ¿Explotadora, capitalista, cruel? Si. Pero es la que hay de momento. Si tienes el sueño de cambiar este sistema, bien. Dime que hay que hacer. Pero para cambiar esto necesitas comida en el estómago, porque las revoluciones no la hacen los muertos, volviendo así al primer punto.
Ya dejando atrás mi guiño antirrevolucionario, continuemos con la idea: Necesitamos techo y comida. Yo pienso que es necesario, en la medida de lo posible, no buscar depender de nadie respecto a esto. Hay que tener en cuenta que nada es gratis y no creo que sea buena idea ir adquiriendo deudas por mas ambiguas e inofensivas que parezcan. Es decir, hacer que nuestras necesidades podamos cubrirlas nosotros mismos. En la medida de lo posible, claro está.
Ante este escenario, quizás nos encontremos ante la visión de que el tiempo necesario para alcanzar lo que queremos se extienda mas de lo deseado, quizás por motivo de nuestra natural ansiedad que coloca expectativas irreales, llevando así a la frustración. Ante esto toca actuar fríamente. Quizás este escenario nos lleve a dilapidarnos los ahorros en la satisfacción de deseos fútiles haciendo que nuestros tiempos para alcanzar o si quiera comenzar a buscar nuestro sueño, se extienda aun más. La paciencia es la clave, además del autocontrol. Actualmente muchas industrias dominan técnicas que excitan partes primitivas de nuestra mente y nuestro cuerpo, creándonos necesidades que viéndolas luego en retrospectiva te darás cuenta de que no valió la pena satisfacerlas. Ante estas cosas hay que estar alerta. La competencia con el de al lado, motivada por nuestro insaciable ego, también puede llevarnos a gastos excesivos con tal de tener prevalencia social. Alerta también con esto y con muchas cosas más que cada uno tendrá en su situación particular. Solo se han nombrado las generales.
Ahora ya que sabemos lo que en verdad deseamos y habiendo controlado la fuente de nuestro sustento biológico al menos, paralelamente con este último paso hay que ver si tenemos talento o aptitudes para aquello que soñamos. Aquí es necesario botar a la basura esa tan repetida frase: “todo es posible”. Ni perderé tiempo diciendo todo lo que tiene de absurdo. Ford alguna vez dijo “Crees si crees que puedes y si piensas que no puedes estas en lo correcto”. Ciertamente una pequeña cuota de autoengaño en momentos determinados no esta mal, aunque sigue siendo peligrosa. Imagínense tenerlo perpetuamente. No te das cuenta de los contratiempos que puedan salir, o de otras opciones que pudiesen ser mejor y te colmarían igualmente de dicha. O quizás sencillamente no se tiene un grado respetable de una habilidad básica necesaria para lo que queremos. Lo cual es posible. Lo que desembocaría en una frustración sin precedentes. Verán, al ser una misma especie deberíamos tener mas o menos las mismas habilidades. Pero al ser individuos, el grado de presencia de cada talento puede y va a variar. Ciertamente podemos desarrollar una habilidad en específico, y aquí si vale el esfuerzo, pero siempre vamos a partir desde esa base, si se quiere, biológica o genética.
El desarrollo de una habilidad puede verse como una carrera en donde la pista es el mundo y la duración de la carrera es la vida. En el momento posterior a la partida comenzaras a avanzar, pero si alguien arranca varios metros delante tuyo, ese tendrá una ventaja. Pero quizás ese adelantado cuando sonó la partida ni se movió. Allí estaría desperdiciando su talento, su ventaja, y ciertamente lo sobrepasarías. Pero había un competidor más, entre tú y ese otro, y este último competidor partió con el mismo esfuerzo que tú. Asumamos que al final avanzarán lo mismo pero este otro terminará más adelante que tú, obviamente. Esto es real. No todos somos iguales. Tenemos habilidades y facilidades para aprender y desarrollar ciertas cosas. Y habrá que incluir esto en nuestro análisis, porque ciertamente será natural querer ser mejor que otros, pero igualmente de natural será el no poderlo ser. El detalle está en que si no lo eres ¿cuál será tu reacción? Afortunadamente, de haber llegado hasta aquí habiéndote hecho los cuestionamientos que te he comentado, resultaría que no habría ningún problema. Porque al haber escogido algo que en verdad te gustara, no habiéndolo elegido por los beneficios o el reconocimiento que conllevaría, además de ya haber asegurado de alguna forma tu sustento orgánico y necesidades más básicas ¿Por qué no hacerlo? Muchas veces la respuesta es eso que nunca podremos comprar: tiempo. Porque si trabajo todo el día para mantenerme a mi y a mi familia, cuando el descanso no es descanso sino mero tiempo de recuperación para recargar energías para volver a trabajar, ciertamente no me dará para escribir esa novela que lleva años rondando mi cabeza. Lo ideal sería que nuestra pasión sea la que nos de sustento material, pero en un mundo utilitario como en el que vivimos, y siendo nuestras verdaderas pasiones tan etéreas y abstractas, terminan no sirviendo de mucho para el sistema, por ende, nuestro sustento material vendrá de algo fuera de estas pasiones, o que solo posea parte de ellas, sirviéndole así al sistema.Pero llegados aquí entonces nos haría falta tiempo. Tiempo para hacer lo que en verdad queremos. Pero como no podemos agregarle horas al día la única solución sería restarle tiempo al trabajo. Pero al tener cuentas que pagar resulta casi siempre imposible ¿y entonces? Ya montado en el burro, habrá que echarle a andar y ver hasta donde podemos llegar. El burro se podrá intentar cambiar por un Ferrari, pero no será fácil, habrá que tener en cuenta las responsabilidades asumidas con tus seres queridos y contigo mismo, no vaya a ser que, al momento de bajarte del burro, el Ferrari salga arrancando al igual que el burro, y quedes caminando en medio de la nada. La mayoría de las personas que están en esas vidas tediosas de las que hablamos al principio lo están por la adquisición de responsabilidades que apenas podían cumplir, y la adquisición de estas responsabilidades quizás pudo haberse evitado con los conocimientos precisos, sin embargo no todos tienen la suerte de saber. Cada uno hace lo que puede con que tiene, incluido aquello que tenemos en nuestras mentes. Y eso es lo que los jóvenes que quieran escapar de este circulo vicioso deben intentar hacer. Evitar adquirir nuevas responsabilidades cuyos recursos actuales no las puedan cubrir con holgura. Suena a perogrullada, pero es impresionante la cantidad de personas que hacen justamente lo contrario, como dijimos en su mayoría por desconocimiento de la importancia de lo planteado.
No soy de los que suele confiar en nuestra exclusiva responsabilidad respecto a nuestro destino. La mala suerte existe. Pero la buena también. Y el sentido común nos dice que por lo menos tendremos mitad y mitad. Además de eso nuestro esfuerzo, aunque minúsculo, puede inclinar un poco la balanza a nuestro favor. Pero no quiero caer en la meritocracia. Habrá quienes no arranquen con un 50-50 sino más bien con un 80-20 en contra (como aquellos nacidos en pobreza) o un 90-10 a favor. Los primeros la tendrán muy cuesta arriba, y es posible que aun haciendo todo bien, terminen mal, o al menos no donde soñaban. Mientras que los otros podrán tomar malas decisiones toda su vida y lo más seguro continuarán en una posición envidiable. Y esto hay que tenerlo presente para evitar prejuzgar y caer en discursos vacíos y tan dañinos como “el que es pobre, es pobre porque quiere”. Esto es muy importante. Porque la diferencia que se expresa en nuestras habilidades por el talento es de una clase muy parecida a esas diferencias que surgen de nuestras distintas realidades económicas y sociales. Existen y nos van a afectar en nuestro desarrollo y en nuestra capacidad para alcanzar nuestros objetivos. Que no se olvide.
Entonces, el deseo más intenso de cada uno requiere un profundo análisis. Y no será raro que el conocimiento, las artes o las relaciones personales terminen prevaleciendo entre nuestros verdaderos sueños. Luego tocará realizar en paralelo el análisis de nuestro talento para dicho sueño junto a aquello que sabemos que necesitaremos para al menos tener un techo y comida cada día, procurando encontrar un balance entre cada uno que nos haga sentir cómodos y si es posible planificar nuestro escape, para dedicarnos por completo a aquello que queremos, procurando informarnos lo más posible sobre las cosas y evitando siempre la adquisición de responsabilidades inoportunas que mermen nuestro presupuesto y nos esclavicen a las modas pasajeras o egocéntricas ¿todo gira alrededor del dinero? En parte. Si queremos escapar necesitaremos una fuente de este que no nos quite tiempo, y para eso habrá que dominar el sistema de algún modo. Aquí habrá que tener en cuenta las diferencias de cada uno y no caer en el egoísmo de llevarse por el medio a quien sea para conseguir lo que queremos. Que el dinero sea un medio, no el fin. Siempre teniendo presente la empatía para con los otros, entendiendo que somos parte de una sociedad y que la felicidad plena es el balance entre todos los aspectos de nuestra existencia. Esa felicidad que es la que perseguimos al buscar nuestros sueños. Al final ellos solo serán también el medio que nos llevará a nosotros y a los que nos rodean a esa felicidad
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