A falta de otra piel me has construído un altar y una torre de marfil, con tal de persuadirme a dar un paseo inmoral y después conjugar el verbo carne. Son cosas imposibles que mi naturaleza muerta nunca me ha permitido ceder sin amor puro. Y tú desesperas. Te planteas en el desasosiego, tomar lo que quieres en un rapto, como un crimen. Solo impacientas, sin frutos. Cuentas los segundos para lograr un encuentro. Eres una bomba de tiempo, y yo amo dejarte así.

Con los días surge el sentimiento de que siempre es hoy, y por tiempos bailamos en un dejavú, el mismo baile; tu jalas, yo empujo.

Te has ido debilitando, y vas desnudando el alma, pero llevas un camuflaje para ocultarlo bien de mí. No te funciona. Entre tanto me paseo frente a ti con mi caravana de sentimientos puros y un convoy de argumentos flexibles.

Sin querer me he convertido en la médium entre tus oscuros, desordenados pensamientos y tus sentimientos ocultos como fantasmas, que me confirman claramente que nací para esto.

Ahí vamos. Se ha hecho tracción a sangre en tu corazón, y hemos hecho un pacto sin darnos cuenta.

Tu «te quiero» fue el primer dominó en anunciar que toda la fila caería.

No te creo que he llegado para irrumpir tu casa, pero de todas formas me quedo aquí. Debes ser uno entre mil, para lograr alterar el desastre de mi forma y yo una tormenta para lograr lo que al fin sucede; despertar tu amor amarillo, que era al fin un amor sin rodeos.

Ahora es nunca, desvestiré mi cuerpo de mi disfraz de cáctus. Hoy que perdonar es divino; déjame hacer la excepción. Soltar mi tabú, aquí y ahora.

Sal, lanza tu bocanada, y si el humo está en foco; estaré a merced de tus labios. Te llevo para que me lleves a la Avenida Alcorta. Te guiaré hacia mis botones dando señales luminosas. Te dejaré pulsar mis rombos con tu cabeza de medusa. Te dejaré cruzar el puente sobre el río Babel. Mi jugo de luna te hará un lago en el cielo y remaremos por él montados en una balsa. Si mis instintos bajan, llega hasta a mi raíz y deja tu cicatriz en mí antes del adiós. Yo haré que la sudestada te haga sentir vivo.

Es la fuerza natural del humano, que no engaña al corazón ni a los sentidos. Dios nos libre de creer que amar es pecado y que esta locura es magia. Es un instinto. Tú defines esta especie tuya y mía. ¡Gracias totales! Sí hoy soy un artefacto de amor, tú eres el fin.


Septiembre 2018

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