Carta a Noviembre

Contigo. Contigo he tenido momentos de lucidez. Tal vez breves, tal vez no tan sólidos para salvarme. Pero contigo, contigo he sentido en momentos, que podría durar el sentimiento de seguridad en mí, el deseo de estar viva. Poner un pie delante del otro y continuar, con una sonrisa, con un motivo. Algo tienes, porque he sentido contigo, que cuando nuestros dedos se entrelazan, tejemos una red, en la que he de caer pronto, por ti, para ti. Contigo.

Y tienes algo, porque te quiero, y solo contigo me he contenido para decir «Te Amo«. Debe significar algo. Contrario a lo obvio y lo aparente, más profundo y más entero.

Algo tienes, porque me siento insegura cuando estamos lejos, no de mí, sino de nosotros, en la red. Pero cuando te respiro tengo certeza de que estamos seguros.

Tienes algo, porque me tienes sintiendo de algún tipo de forma en la que pareciera que estoy de pie en el borde de un precipicio, y una vez ahí sé que no voy a saltar, pero también sé que no volveré.

Y… Algo tienes, porque te quiero, aunque me pones triste en ocasiones.

Tienes algo, porque creí que no volvería a llorar, pero lo hice. Y hoy me veo madurar pensando que quien quiere llora y no hay disfrute real en la vida sin gozar a tope el amor y saborear minusciosamente el dolor. Contigo voy descubriendo que nada es perfecto y somos privilegiados de apreciar tanto arte en la imperfección humana.

Lo tienes. ESE ‘algo’ lo tienes. Porque me sé tan pequeña y tan grande contigo. Después de todo eres el único al que puedo llamar certeramente hombre, verte grande, imponente, mayor y elegir exponerme a lo excitante de sentirme completamente una niña, influenciable y vulnerable. Segura ante un protector, en peligro ante un cazador.

Y ese algo, entre lo seguro y lo incierto… Ese algo, particularmente; me encanta.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS