(No te acostumbres a nadie…la gente va y viene.
No te encariñes, no ates, no prometas, no te quedes.
Hazte un favor… aprende a estar solo.)
Subí a la silla, tomé el libro que guardé en el rincón mas alto de la biblioteca; en su página central, estaba la carta, parecía recién escrita, sentado en el mullido sillón, la leí una, y otra…y otra vez, me volvió a la mente, aquel viernes 01/09/2016.
Son las nueve; recuperado de mis quince días por enfermedad; bajo a la estación Acoyte, tomo el subte linea A, con destino a Piedras. La mañana es esplendida, entre los edificios, un sol cálido recibe al primer día de setiembre, cruzo Perú, e ingreso al Edificio de oficinas Torres del Sur, estudio de abogados cuarto B.
-¡Buenos días Estela!
-¡Oh, pero que sorpresa apareció el enfermito ¿Como estás?
-¡Bien, aquí me ves, completamente recuperado, te dejo el certificado médico y algo más- Saco de mi mochila un envoltorio con un sobre, que apoyo en su escritorio.
-Por favor ¿Podrías hacerle llegar esto a la doctora Castro Posadas? es por su cumpleaños-…su rostro cambia por una mueca de sorpresa.
-Pero Mariano ¿no lo sabías? la doctora no esta más renunció.
-¿Como que renunció?
-Si así es, consiguió un trabajo en Tribunales como secretaria de un juez, mejor ingreso y mas posibilidades de progreso. Todo el estudio lo sabia, claro estuviste con parte de enfermo por eso no te enteraste.
-Entonces…se me adelantó.
-¿Como?
-¡Nada! …Yo me entiendo ¿Así que renunció? que cosa, la última vez que la vi, estaba de tan buena onda como siempre, no le noté ninguna actitud de disconformidad; me sorprende la noticia.
-¡Ay ay ay hombres!!! ustedes nunca van a saber nada de nosotras, tenemos un sentido persuasivo; podemos estar tristes y no demostrarlo, podemos reír por fuera y llorar por dentro, y podemos también amar en silencio, y nunca te vas a enterar muchacho, en cambio yo, se perfectamente y sin preguntar que es lo que te venía pasando con la doctora, la amabas en silencio pero no lo disimulabas, cuando le hablabas lo hacías con una mirada, que no era muy …laboral que digamos.
-¿Que decís Estela? ¿mirada laboral? ¿de donde sacaste eso? la miraba y le hablaba como corresponde de un subalterno a su jefa, nada que ver, yo era solo su asistente, por favor no digas pavadas.
-Si ja ja, mira que no me daba cuenta, cuando miras a alguien se nota el brillo de las pupilas muchacho y te cambia el semblante, una mirada habla, dice cosas, y te pasaba eso, tengo sesenta y se te notaba, es lindo amar al alguien, pero hay que saber donde tocar el timbre , y vos, te equivocaste de puerta.
-¡Bueno basta! nada de eso pasó, no me jodas; entonces me llevo lo que traje, ya no tiene sentido.
-Espera, te doy su dirección si quieres enviarlo.
-¿Su dirección? no, ya esta, fue.
-¿Puedo verlo?
-¿Que cosa queres ver?
-Lo que traes en ese envoltorio.
Que hago lo abro…no lo abro ¡ Ma si!, total, para que esconder algo que no va a tener quien lo reciba, abrí la caja. y la mirada de Estela, era todo asombro.
-¡Ah que belleza!, y que buen gusto.
Levantó suavemente la tapa de la caja musical; empezó a rotar la diminuta figura de una bailarina clásica al ritmo de Memory.
Guardé la caja y una carta dirigida a la Dra Castro Posadas, pedí hablar con el doctor Peña, dueño del estudio, me atiende su secretaria, le informé que renunciaba que había encontrado otro lugar, me miró sorprendida, dijo que no había ningún problema, le informaría al doctor de mi decisión y que enviara el telegrama.
-Bueno Estela, yo también renuncio, encontré otro trabajo, es una agencia de autos, en la parte administrativa, esta por San Isidro.
-Provincia…¿No te queda un poco a trasmano?
-Si pero, es un buen trabajo y…bueno igualmente tenía pensado renunciar.
– Entiendo, no hace falta que digas nada; suerte muchacho, y un consejo de vieja sabelotodo?…olvídala, te va a hacer bien.
Le di un beso, miré la caja musical, volví al escritorio de Estela.
-¿Te gustan las cajas musicales?…te la regalo, yo no puedo tener esto.
-Pero muchacho, no, esto es algo que….
-No Estela, queda en buenas manos, acéptalo como un recuerdo mío, chau.
Salí del edificio, y caminé, solo quería caminar, crucé la Nueve de Julio y seguí por avenida Yrigoyen, lo que me sobraba en ese día era tiempo,ni conté las cuadras, llegue a mi departamento corrí las cortinas que dan al parque Rivadavia, me senté en el mullido sillón, saqué de la mochila el sobre que ya no tenía ningún destinatario y leí esa carta de renuncia.
Cuando la redacté, no sabia como iniciar el encabezamiento. Estimada Dra, suena a discurso de banquete empresarial, Querida Dra Griselda, muy atrevido y desubicado, de manera que busqué una palabra apropiada que me sirva de puente entre las otras dos; y la encontré.
01/09/2016
Apreciada Doctora Griselda Castro Posadas:
Estudio de abogados SA
De mi mayor consideración, hago de su conocimiento, mi renuncia al cargo de secretario que he desempeñado desde el 02 de Julio de 2014, en esta organización, la decisión responde a razones estrictamente personales, le hago llegar mi agradecimiento, por la responsabilidad, el apoyo y la colaboración que recibí de todo el personal durante mi permanencia en la empresa.
Sin otro particular me despido cordialmente
Mariano Díaz
PD:
El motivo más importante del alejamiento, es porque cuando estaba cerca suyo, me bloqueaba, no se como explicarlo con palabras, me pone mal no poder expresar lo que uno siente; y lo peor de todo, es la realidad que me señala de que lado de la vereda tengo que estar; nada puedo esperar porque usted y yo estamos a cincuenta millones de años luz, ni siquiera podemos ser amigos, pertenecemos a mundos diferentes.
Usted es abogada y yo bachiller, vive en un piso cerca de Libertador, yo en un dos ambientes de Caballito; usted es la doctora Griselda Castro Posadas, y yo Mariano Díaz, secretario …o sea nadie, ademas, tiene una familia, dos hijos, y un marido que si se enterase de lo que escribo, me busca y me caga a trompadas, y es lógico, yo en su lugar haría lo mismo si estuviera casado con semejante belleza.
Seguramente pensará que soy un desubicado, un atrevido, si es verdad soy todo eso, pero a los sentimientos, les importa un pito, ellos no reconocen ni barrera ni consejo, ni edad ni nada, por ese motivo, decidí dar un paso al costado, buscaré un lugar, donde existan abogadas feas, y de mal carácter.
Sepa disculpar este atrevimiento, pero es una espina que tengo atravesada desde hace largo tiempo, por favor, no me guarde rencor y tome lo que escribí como un homenaje. Fue un gusto trabajar con usted.
La carta de renuncia la guardé dentro de un libro, y al libro lo ubique en el rincón mas alto de la biblioteca, como quien guarda un recuerdo de muy alto precio, y ahí quedó.
Setiembre 01/09/2017
Nunca supe mas de ella; se me ocurrió, hacer una visita a tribunales, con la excusa de un trámite, entrar a su oficina y saludarla, pero no me animé, me pasaría otra vez lo mismo, me bloquearía, y diría cualquier estupidez; todo sería diferente, los tiempos, el lugar, su figura, hay que dejar ir lo que nunca sera realidad, son…situaciones, algunas se van, otras recordamos, como quedará en mi recuerdo ese día.
La tarde caía, me acerque al ventanal con la vista al parque Rivadavia; la primavera de setiembre se anunciaba con una suave brisa del Río, los rayos del sol se debilitaban, y ahí me encontraba, contemplando ese atardecer, recordando una vida, la mejor de todas, que se fue… para siempre.
Fin
Tema musical: Memory
Richard Clayderman
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