Mi huella
Nací en Montevideo, en el barrio Nuevo París. Hasta los dieciocho años viví con mis padres y mis abuelos paternos. Tuve una infancia feliz, muchos amigos y me crié entre grandes. Mi colegio franciscano me enseñó la importancia de los valores más allá de clases sociales. La inclusión. El respeto por los demás. Aprendí qué significa la integridad y que mi pensamiento y mi obra debe ser el mismo esté donde esté. Mi sonrisa debe estar a pesar de la conducta de otros. En ese entonces conocí a un hombre irrepetible. El director de mi colegio, a quien años atrás pude decirle GRACIAS. Le debo tanto… El tiempo pasó y comencé a transitar mi propio camino. Me convertí en alguien capaz de desarrollar la percepción para entender y conocer como es debido, a quien quisiera. Y así me di cuenta, que descubrir a un ser humano, es el motivo que me permite crecer y evolucionar día a día. Con mi hijo. Supe lo que es el amor verdadero. Que me gusta escuchar cuando me lo piden y brindarme todo. Que mostrarme como soy es mi objetivo y si fracaso no me interesa. El día que muera, estaré con mi cuerpo desnudo y mis manos vacías, pero seguro de que en cada momento vivido o persona que conocí, dejé mi huella.
Daniel Montes de Oca
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