Voz

Ay si el miedo fuera mudo

y tuviese la lengua cortada o sucia:

hablaría con las manos, seguramente,

desde cualquier cajón

con tu ropa interior entre dientes

o toallas húmedas con mi cara de sangre.

Hay bolsas de plástico inflamadas

rondando la cama,

a las tanto en punto, a las pasadas.

Y… (taritirán, taritiritirán)

Hasta que te fuiste, de verdad.

Ay si el miedo fuera mudo

al menos por un rato

andaría en puntillas, dentro de esta casa,

que mide kilómetros, dentro de otra,

todavía más inmensa

de la que no puedo salir

porque yo soy sus ventanas

y todos sus picaportes.

Y… (taritirán, taritiritirán)

Hasta que te fuiste, de verdad.

A veces el miedo es mudo

con la ciudad del viento atragantada

dentro del pecho de una lluvia sin paraguas;

y tose enronquecido

intervalos de compases

de aire hirviendo

e interminables danzas peligrosas

que expulsaron las promesas

del limbo callado de la duda.

Y… (taritiràn, taritiritirán)

Hasta que te fuiste, de verdad.

Pero si el miedo hablara

de una vez por todas

con una voz que yo realmente comprendiera

O que con un corto silencio

permitiese que la rosa me explicara

por qué otra vez ha vuelto a ser la espada

que con vaiven oscuro

va cortándome las manos

Anoche han vuelto a preguntarse por tí

las vestiduras de mi costado

que te expulsaron

antes de que fueras ese tercio

de no hay caso

ni manera

porque el miedo no pronunciará palabra alguna

con voz propia, me lo ha jurado,

hasta que se muera de una vez ese grito

que antenoche olvidaste dentro del cuarto

Y… (taritirán, taritiritirán)

Hasta que te fuiste, de verda

Si necesitas…

Tu boca es un crimen que vale la pena cometer

En tus caderas, caben todos estos sueños,

de mil siglos de mi cansancio sonámbulo

que anda buscando lo que tú sueñas.

Pero dentro de mis miedos te arrullo

Cantándote una canción que no me sé

Para que ni regreses adonde la ausencia

te duele más, hasta que de tu frente la fiebre se haya ido

y ya no te resten los que olvidarás.

¡Voy a hacer callar al universo!

Para que se oiga tu vocecita, amor,

Y tus deseos no tengan que pedir permiso

Antes de gritar

Unos sentimientos gitanos se baten a cuchilladas

Para quedarse con tu perfume mío

Lo que debería, no sé

Lo que prometí, lo he olvidado

Te ofrezco dos nombres falsos

Para que puedas nombrar mi pobreza

Y en el cuenco de una mano

Esconder el sigilo del frío

Estoy al costado del camino

Detrás de unos arbustos espinosos

Aguardando la noche para combatir

A las alimañas que atentan

Contra los que sabemos volar

La medianoche te reclama

Ahí, donde caben solamente

Tus ansias de libertad hambrienta

Eres olvido héroe de lo que no conviene recordar

La parte del espejo, que me compone un rostro nuevo

En donde hay arrugas de cenizas

Tus pulmones soplan bien lejos

Cuando vuelvas a derribar mi puerta

Y le aprietes el cuello a todas estas sombras

Que me han desalojado

Te propongo mi hotel sin estrellas

Para que no tengas que dormir por ahí

Tengo un techo con goteras, un poco de humedad,

algunos muebles nuevosy servicio de habitación,

y sábanas limpias

y una orquesta para que toque todo el día

y bailemos

y bailemos

Puerilezas

La eternidad mide lo que tus talones

Y yo sin manos, cansado de escalar

A la inevitable sucesión de caídas

Tu sigues creciendo más y más

La gramaticalidad es mi módica perfección

Un oasis generoso y fantasmal

Donde se bañan las ideas redentoras

Que se atreven a violar tu credulidad

La borrachera me azota la conciencia

Tus alas fugitivas son cosquillas en la nariz

He arrojado al oleaje sucida del viento

Otro imposible que sólo guardaba para ti

Imposibilitado para ser bueno

Incapacitado para ser malo

Escribes una nueva biblia profana

Con las tallas de todas las mujeres que he besado

Mi dolor, animal desbozado

Hiere a las horas, domadoras del ocio

Y payaso del trágico circo de mi vida

Muerde mi cabeza, el colmillo del león tramposo

Tu vieja foto de filo silencioso

Peinará las canas eternas de mi inmadurez

Cuando sobre tus huesos martillen duro

Los estólidos abismos de mi revés

De las crueles zozobras de tu amor

Sé que nada he aprendido

Es ilusoria la experiencia

Del que todo lo ha perdido

Recuerdo que ladra muerde

Y no hay vacunas de presentes

Que puedan contener la furia

De una frente combustible e insolente

Primera Vez

…metros de piel, agua, cabellos

huesos de improbables tamaños,

boca, manos a la espera de otras,

débiles músculos, arterias interminables

ojos, cuatro inútiles cavidades cuóricas

donde no estás, olores, la voz,

codos seniles y perfumes,

sobresaltos, hombros redondeados,

miradas que desdoran siluetas

espalda y dedos,

uñas sucias de sangre seca,

y sangre…

¿Dónde están mis primeras veces?

¡Cuàntos muros de cenizas

me clausran la marcha!

Mil pobres estratagemas de Troya

urdidas frente al espejo

y mis guerreros de polvo

clausurados por la indócil

poliorcética del espacio y del tiempo

que desoye los gritos desesperados

de todas mis primeras veces

La inescrupulosa cosmogonía del cuerpo y del alma

encierra mis sentidos en cavernas de piedra

para desentrañar jeroglíficos de tiempo

que me robaron de soledad y desprecio…

… ríos subterráneos de cauces violentos

que rocas filosas no detuvieron jamás,

aullidos voraces, de pirañas muertas de hambre

o de sirenas con aliento sulfúreo

complicarán la travesía dentro de mí.

Promoviendo el terror de una ensoñación

o el destajo de un porvenir

habrá filosos párpados legañosos

desmembrando todo lo que se mueva

evitando la normal revuelta de las pasiones.

Pero la expedición no comprende esos parajes

malditos por conjuro féerico,

ni bosques de fuego

o islas funestas

donde cualquiera menos Yo es enemigo

donde todos son extranjeros.

Habrá un bostezo de obsequio

para llenar de aire los pulmones

y huir a tiempo de la muerte

que me habita por dentro

con sus murciélagos de plomo negro

Y sus cálices envenenados por cicatrices.

La expedición de los sentidos

finalizará con una caída,

en cualquier parte de mi cuerpo,

provocada por tropezar con un terrón más

de barro seco que arrojaron las novedades

sobre sus ataúdes

mientras Las Lloronas del recuerdo

bajo la luz oscilante de unos candiles opacos

rezan otro ave marìa

sobre los rostros amortajados e infantiles

de todas mis primeras veces.

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