​La naturaleza de los sentidos

​La naturaleza de los sentidos

Federico Berón

04/09/2018

No hubo un solo bigbang, hubo ensayos, algunos salieron bien, otros salieron muy mal. ¿Quién dijo que finalmente haya habido uno exitoso? La vida fue sembrada, o simplemente sucedió. Fué química o un azar azarocísimamente azaroso. Hubo amor y desamor. Cultura e ideas arremolinadas de un dios.

Hubo sentimientos imposibles de describir, que duraron un suspiro. Hubo civilizaciones viviendo de manera paralela en universos gemelos, sin saberse las unas a las otras. Pero moviendo copas en el juego de la copa de la otra.

Hubo extinciones masivas, reseteos completos de la vida. En éste y en muchos otros planetas. A destiempos. Hubo civilizaciones que dejaron rastro y otras que no quisieron.

Hubo dinosaurios y peliculas de dinosaurios. Hubo diablos. Hubo dos chicos que se besaron por primera vez y que sintieron lo mismo sesenta años después. Hubo una niña que oyó el llamado de la selva y entró. Hubo otra que no. Hubo pestes y especies prósperas y otras frágiles, que desaparecieron por cambios en el ph del agua. Hubo ideas que modificaron la materia y materia que iluminó ideas. Una vez alguien que inventó un algoritmo y ese algoritmo se supo a sí mismo un ser vivo. Hubo un único amor sustentable pero sus baterías se agotaron. Hubo hermosos y torpes errores que crearon vida y aciertos que la apagaron. Hubo una galaxia dentro de caramelo media hora, que duró media hora. Todo a la vez, en un mismo río que corrió como el mármol. Todo frente a vos. Todo a pesar de vos. Todo en un rayo de luz. Un latido en una molécula de carbono, que siempre viaja desde el fondo cósmico de microondas. O aún desde más allá, que es tan allá que casi es acá, soplada como una suave brisa que empuja una pluma que vuela a los tumbos, hacia la naturaleza de tus sentidos.

Federico Berón, primavera de 2018

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