«El cuadro de honor»Desde la visión de un niño.

«El cuadro de honor»Desde la visión de un niño.

Híjole!Ya llegó la secundaria. No, más bien, ya llegué a ella. ¡Salones y niñas más grandes! Lo doble de cuadernos y mi mochila que pesa más que mi hermanita. Mamás y maestras por todos lados…. y también por todos lados se esparcía mi miedo. Mi miedo a entrar nuevamente al mundo de las burlas, de mi etiqueta: “El raro” “el de fea letra”“El distraído” “El problemático”; y en casa esa obsesión de mis padres por el “bendito” Cuadro de Honor y su orgullo de leer el nombre de mi hermano cada bimestre comparando sus habilidades sobresalientes con mis problemas académicos. Pero ni modo… La escuela es mi obligación y mi pesadilla.

Quisiera decir a veces que odio la escuela, como odio a casi todas mis maestras de la primaria; como odio las bancas con una paleta más chica que mis cuadernos, los cuales siempre se me caen y todo se me revuelve. (Sólo a mí porque solo yosoy así).

A mí me gusta escribir canciones, me gusta imaginar personajes bien locos y dibujar historietas. En algún momento gracias al libro de español podía hacerlo pero si alguna maestra me veía dibujando,me retiraban mi hoja y la rompían y lo único que exigían era copiar lecturas, hacer resúmenes, llenar mi libro de texto, y hacer lecturasde “chorro mil” páginas aburridísimas y ¡Claro! Mis eternas planas para corregir “mis garabatos” como ellas la describían.

Yo no sé qué pasa en mi cerebro y en mi mano porque eso de la letra bonita nunca se me da, pero cada vez que dibujo o escribo para mí, se detiene todoy siento emoción; me tranquiliza decir y dibujar cosas que no he visto en ningún lado. ¡Es divertido!

Pero sucedió algo «insucedible» en mi historia escolar: Por primera vez: ¡Una maestra contenta! Sí, la maestra de español.Llegó con una maleta diferente a los portafolios de las maestras de la primaria y cuando entró al salón todos nos levantamos coreando el “buenos días maestra Isabel”. Ella dijo que no era necesario pararnos y que simplemente contestáramos pero sin corear.

Enseguida nos pidió con una gran sonrisa que le preguntáramos lo que quisiéramos saber sobre ella. Obviamente nadie se atrevíay nos insistió tanto caminando entre las filias que cuatro niños lo hicieron…Y uno de ellos ¡Fui yo!

¿Cuántos años tienes?¿Cuál es tu programa favorito? ¿Cuál es tu color favorito, tu animal favorito? Tienes hijos? ¿Tienes Facebook? Ella contestó con alegría cada pregunta yEnseguida nos dijo: Me da mucho su valentía para participar.

Nos indicó con mucha amabilidad que dibujáramos un momento feliz de nuestras vacaciones (sacando una hermosa bocina de su maleta) y mientras trabajábamos se acercó a cada uno de mis compañeros platicándonos sus pasatiempos, sus gustos y lo mucho que le gustaba ser maestra. Se acercó a mí, vio mi dibujo, me miró a los ojos con su gran sonrisa, me tocó la cabeza con ternura y expresó:Waaaaau!¡Eres talentoso para dibujar!… posiblemente hagamos un mural en el salón. Entonces….. Olvidé en ese momento, gran parte de mi primaria.

Cuando se mira el talento de alguien… hay una posibilidad más de personas exitosas”Enny

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