Colores – El Salto

EL SALTO

Un manto oscuro que cubre la ciudad, es indiferente y discreto al paredón de las palabras vacías. El cántaro que ha derramado la vida, la ha dejado escapar, perdiéndose en la delicada marea del tiempo.

Laguna perpetua, cristalina e inquebrantable, te posas sobre la vanidad humana, proponiendo ritmos calcinantes al existir, el infinito que llega al final. Corriendo como bestias del siniestro que nos forjamos; sonidos huecos y apartados que se pierden a la distancia, miradas que lucen su degradación.

En las puertas del fin del mundo nos rendimos, dando paso a los mensajeros, ellos traen noticias de nuestro fatídico gran final, una obra de teatro que hemos venido a representar como parte de nuestra vida. En esta tierra de nadie, un pozo que nos tragará.

Las mareas se han levantado, los cielos han confundido la noche por la penumbra más espeluznante, sin estrellas que engalanen el firmamento; ¿seremos hermanos al final? O verdugos de la persona que se encuentre a un costado. Un desfile de cadáveres es solo lo que podemos ver, gritar o gemir por nuestro infortunio, que la madre tierra nos repute.

Caras pintadas que han venido a remplazar la verdad de nuestro corazón, olvidar las falsas esperanzas y unirnos a la masacre, enterrar nuestra humanidad en un sepulcro interminable, es hora de volvernos uno con las alimañas rapaces.

Un indescriptible respingo de seres pensantes, que de civilizados carroñeros, abominables monstruos cubrirán la tierra; anarquismo punzante, la derrota total de un pueblo que no tuvo unidad, los pasos que siguen nos sacudirán, y nos separaremos para seguir cada quien su propio infierno, o gloria vomitiva.

Hoy es nuestro último día, y un gran salto que aplaudiremos con gozo.

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