Me empiezo a sentir rara y asustada pero un grito me alerta y me saca de mis pensamientos. Era Sami… ella me esta llamando pero no quiero ver a nadie, quiero estar sola ahora mismo así que no pienso responderle. Espero unos minutos y ella se da por vencida al ver que no respondo y regresa a la escuela, o al menos eso espero.
Suspiro triste al recordar sus malditas palabras – «¿Alguien como tú? Nunca, las ballenas no van con migo» gruñó con enojo y lo vuelvo a hacer al saber que mi madre tiene razón, me gusta Harrison. Vuelvo a suspirar.
-«¡Maldición me vio llorando, que humillante!» – pienso mientras gimo frustrada.
– «Aguanta Mary… Respira y no llores enfrenta tus temores has como si esto no hubiera pasado»- río sin humor.
– Es más fácil decirlo que hacerlo, ¿no crees?- ella suena tan segura, incluso llego a creer que en realidad existe – ¿conciencia? – ella me responde haciendo el típico ¿mmm? – Ya, dime la verdad ¿Que eres? – pregunto bromeando pero los segundos pasan y empiezo a ponerme nerviosa por su silencio hasta que responde.
– «Aún no es tiempo querida hasta que tengas presente tu pasado o algo de gravedad ocurra lo sabrás. Ahora, en cuanto al sujeto que nos insultó…» — la interrumpo no sabiendo como sentirme en cuanto a lo anterior.
– ¿¡Nos!? ¿Estas segura que también te lo dijo a ti?
– «Si, algo así querida, bueno te decía que en cuanto al sujeto que nos insultó… no te preocupes por él, tarde o temprano caerá ante nuestros pies.»-
– Ok, ahora tengo otra pregunta, ¿a qué te refieres con que aún no es tiempo?
– «A que aún no es tiempo. – suspiro en derrota -Y no te preocupes Mary cuando te sientas sola yo te recordaré que también estoy aquí para ti ¿ok?» – Asiento – «Ahora deje de chillar ¡Donde está ese orgullo carambas!»
– Si – Respire hondo limpie las lágrimas que me mojaban mi cara – ¡Tienes razón! – y lentamente empiezo mi descenso pero ya casi al llegar al suelo, digamos a unos 2 metros de llegar al suelo, me resbalo. Jadeo aterrorizada al ver que no he logrado sostenerme de la rama y cierro los ojos esperando el dolor y el gran golpe, pero estos nunca llegaron.
Caigo sentada sobre algo porque solo siento la tierra con mis rodillas, poco a poco abro los ojos y me paralizo al ver a la persona que menos me imaginaba debajo de mi – Harrison… – el aire se me atasca en la garganta y solo sale de golpe para soltar un – maldición… – en forma de susurro y más para mí que para él, intento levantarme pero en el momento en que me apoyo una de mis muñecas se dobla – mmmgh! – Suelto un pequeño gemido mientras tomo mi posición anterior, esto me pasa desde siempre… igual me pasa con los tobillos, siempre que camino de un momento a otro se me doblan haciendo que me lastime duele horrible. En fin, – Lo… lo siento. – Digo aun con el dolor en mi muñeca.
Ha como puedo me levanto rápidamente y empiezo correr, unos segundos después logra tomarme el brazo y arrastrarme hasta un árbol poniéndome entre los dos. Mi corazón parece salirse… ¿estoy jadeando? Sí, lo estoy su toque se siente muy frío y me siento extraña, una pequeña corriente eléctrica corre en todas direcciones desde el lugar en él pone sus manos, sus dedos… todo… arde.
Cierro los ojos al ver que se acerca lentamente a mi y corro mi cabeza a un lado y entonces lo escucho respirar – «me… ¡me está oliendo! – lo siento lamerme el cuello y mi cuerpo responde estremeciéndose y no puedo evitar soltar un jadeo que luego termina en un gemido, siento humedad en mis partes bajas. – «¿No puedo estar excitándome verdad? No puede ser cierto ¿o sí?» –
– «Pues no se tu pero se siente muy bien» – escucho al ser calenturiento en mi cabeza prácticamente gemir.
El recuerdo del sueño llega a mi mente lo cual corta toda emoción y empiezo a temblar temiendo que el sueño se vuelva realidad. Esto es el colmo y si no lo detengo pasará 1 de 2 cosas, 1 El me morderá y se alimentará de mi o 2 el hará que mis neuronas se frían y aremos algo de lo que nos arrepentiremos después… Bueno él, pero no soportaré ver su expresión al darse cuenta de lo que ha hecho… y con quien. Obligo a mis pulmones a respirar para después hablar.
– Q… ¿Qué haces? – al perecer esas palabras lo despertaron de cierto trance y rápidamente se aleja de mí, como si yo le quemara. Su mirada es como de no poder creer lo que hizo me mira enfadado como si yo fuera la culpable se gira y sale corriendo hacia el bosque dejándome confundida – «Espera… acaso… ¿acaso salió a buscarme? ¿Por qué me acorraló? Y más importante aún, ¿Por qué me culpó de ello? Algo me dice que tú tuviste que ver» –
– «¿O quizás solo preocupó? – La escucho reírse
– No, el solo se aburrió y vino aquí a distraerse y por casualidad y odio de la vida hacia mi persona nos encontramos. Sí, eso debe de ser –
– «Síguete diciendo eso, las 2 sabemos que te alegra mí idea»
Me quedo callada, sabía que mi consciencia o lo que fuese que fuera tenía razón, la idea de que él hubiese salido a buscarme me había gustado… demasiado para mi gusto siendo sincera. Sacudo mi cabeza y me dirijo a la escuela nuevamente y al parecer estuve afuera más tiempo del que pensé pues estaban tocando el timbre para la última clase.
Veo a Samira a lo lejos, esta arrinconada por Tamara y varias personas a su alrededor – «Esa maldita… y ¿es que nadie piensa ayudarle?» camino rápido hasta llegar a ellas.
– ¿Entendiste ratón? Aléjate de la ballena o te las veras con nosotras, es fácil y sencillo. Sabes que muy fácilmente podemos destruirte, ¿verdad?
Veo a Sami lentamente erguirse demostrando valor y lo siguiente me hace sentir feliz, pues defendía nuestra recién iniciada amistad – Tú no eres nadie para decirme que hacer y que no a…así que déjame en paz. – Tamara y su séquito de zorras comenzaron a reírse de ella mientras que los demás guardaban silencio y estoy segura de haber escuchado un gruñido.
Después de eso Tamara se puso seria y no espero mucho, la tomo del cabello haciendo que gritara. Estoy segura de que el gruñido se hace más fuerte pero lo ignoro pues me encuentro yendo hacía ellas.
– ¡Tú haces lo que yo te diga, escuchaste rata! ¡Si yo digo salta tú dices que tan alto, y si digo no te acerques a la ballena…!
– ¡Yo digo vete a la mierda! – Tamara gira hacia mí cosa que aprovecho para encestarle un puñetazo y esta suelta a Sami para después caer al suelo mientras llora del dolor, la ignoro y miro a mi amiga mientras le sonrío – ¿Estas bien? – ella respondió asintiendo y devolviéndome una sonrisa. Las amigas de Tamara se acercan a levantarla y cuando logran pararla me doy cuenta que tal vez, solo tal vez se me pasó la mano. Le he roto el labio pero aun así trata de atacarme nuevamente pero nunca lo logra, una pared de músculos está justo en frente de mi.
– ¡Quítate Terrence! ¡Esta maldita gorda me las pagará! –
– «¿Terrence?» – Levanto la cabeza para ver la espalda de la pared de musculo y sonrío. Ese cabello lo reconocería en cualquier parte, y no importa que lo viera hace 3 años atrás, reconocería a mi primo en cualquier parte. Sami está hipnotizada se queda viendo la ancha espalda y está respirando entrecortadamente. Sí, mi primo es todo un galán.
– Lo siento Tamara pero nadie golpea a mi hermosa Mary. – En ese momento resonaron en mi mente las palabras de mi madre «No te preocupes, todo estará bien» a esto se refería, no puedo evitar sostener esa sonrisa.
– ¡Terrence! – Gira y lo abrazo, me alza para después girar conmigo, me da un beso en la mejilla y estoy tan feliz que no me interesa el derredor. Se detiene y mira a la pequeña Sami a quien le sonríe y esta responde ruborizándose. Miro a Tamara y su cara es de fotografía.
Aun sobre Terrence mi cuerpo tiembla, alguien me observa. Miro a todos lados hasta que lo encuentro, al final del pasillo Harrison nos observa. Su aura es oscura en estos momentos y no lo digo porque vea esas cosas, nada que ver. Me refiero a que su cuerpo está tenso, porque mira a Terrence como un enemigo y porque me mira como si lo hubiese traicionado, lo cual causa dolor en mi pecho. Siento el cuerpo de mi primo tensarse y un leve gruñido se escucha desde su pecho.
Miro su rostro y su vista está en Harrison, miro a Harrison y está aún más tenso, el da un paso hacia adelante y Terrence también. – No lo hagas… – siento miedo por mi primo y estúpidamente por Harrison. Miro nuevamente a este último y niego con la cabeza y rogándole con la mirada que no siga. Al final, aun molesto se gira y se va.
El tenso momento que al parecer no lo percibieron más que algunas personas fue interrumpido por la voz de Tamara – ¿Conoces a esta cosa? ¿¡Que acaso no temes que tu popularidad decaiga por juntarte y tener a estos adefesios como amigas!?- Siento como los músculos de Terrence se tensan una vez más por enojo. Mi primo me baja lentamente y encara a Tamara y se por el rostro de este que lo que diga no le gustará.
– Escucha Tamara… jamás, jamás ¡jamás vuelvas a insultar a Mary y a su hermosa amiga!
Ok, entiendo. Trata de obtener puntos Sami
– ¡Ellas son mucho más mujer que tú y preferiría mil veces a tener una novia así de linda e inocente como ella – apunta a Samira quien está más roja que una fresa y no puedo dejar pasar la oportunidad para codearía y ella hace lo mismo conmigo pero para que yo me detenga – a una real puta y venenosa como tú! ¿¡Entiendes!? ¡Y no, no me interesa ser popular si solo lo utilizan para aprovecharse y hacer sentir inferiores a los demás! Te recuerdo esto Tamara, ¡tú eres popular sí, pero no por que seas del agrado de las personas, sino porque ya pasaste por casi todas las camas del Campus!
No podía creer lo que veía, ¿sería una mala persona si dijera que me alegro que fuese a llorar? – “Ok ya es suficiente.» Terrence… – tiro un poco de su camisa – cariño ya es suficiente… – No se me pasó por alto la expresión de Sami, era de dolor y tristeza así que lo suelto porque al parecer sí le gusta. Antes a Terrence le gustaba que lo tomara de su playera o su camisa cuando era pequeña pues sentía que debía protegerme y al parecer funciona pues me vuelve a abrazar.
– Pero Mary… es lo que ella hace siempre y ya era hora de que alguien la pusiera en su lugar –
-Si Te, lo entiendo pero así estarías haciendo lo mismo que ella hace… humillando ha y una persona… Aunque ella no lo parezca.
– Tienes razón… – me levanta la mirada y una sonrisa asoma en su rostro – ¿eres un ángel sabias? – le respondo la sonrisa y toma mi mano y la de Sami – Vamos Mary te invito un helado mientras me presentas a esta hermosa señorita, solo espero me acepte el helado también.- miro a mi reciente amiga y no me sorprendió del todo que estuviera shockeada y ruborizada por la conducta de mi primo, él es muy confianzudo pero por lo que veo es que con lo del helado se ha ganado varios puntos Sami.
Nos giramos y caminamos hacia lo que creo yo es el comedor – Y a todo esto querido primo, ¿por qué no te había visto? – El y Sami no se dejan de mirar. – «Mierda, mal tercio» – suspiro – «No importa. A que puedo hacer que estén juntos.»
– «Eso será fácil» – Habla la mujer en mi cabeza y seguido de eso se ríe.
(…)
Después del helado rápido en la cafetería fuimos cada uno a nuestras clases pues Terrence es de 2do. año y nosotras de 1ero. En fin faltan 15 minutos para que termine las clases y se me está haciendo una eternidad… y eso que no entré a las otras clases. Entre tanto aburrimiento se me ocurre girar hacia la ventana y… ¡Hola distracción! Ahí está él, recostado contra un árbol, tiene los ojos cerrados así que creo que a lo mejor está durmiendo y no puedo evitar el error de quedármelo viendo, él se ve tan relajado así, se ve más guapo, más… sereno, de eso no hay duda.
Me quedo mirándolo un poco más, incluso después de que se despertara y buscara algo hasta que se encuentra con mi mirada y como si fuera una niña pequeña que es cachada en su travesura vuelvo mi rostro, obviamente sé que estoy roja de la vergüenza pero aun la curiosidad me gana y levanto la vista para mirarlo otra vez pero ya no estaba en el árbol… lo busco pero no lo encuentro y suspiro. No pasan ni 2 segundos cuando siento el escalofrío de siempre y giro mi rostro hacia la entrada del salón – Ay no… – susurro mientras el corazón se me detiene… – «¿¡cómo rayos llegaste hasta aquí!?» – bajo la mirada y de reojo veo que entra haciendo que me remueva incomoda en el asiento.
– ¡Joven Harrison ya la clase termino! ¿A qué viene? – el ignora al profesor y camina directamente hacia mí, él se queda quieto unos segundos hasta que patea mi asiento –
-¡Levántate! –
– «Oh por dios esa voz rompe ovarios…” – Ok esto es difícil, su voz me encanta y me hace cosas no muy buenas a mi cuerpo y… -“¡Fuerza!» – Me digo a mi misma para darme ánimos ya que estoy segura de que «la voz de la conciencia» se desmayó al escucharlo así que sintiéndome más segura lo miro y antes de poder responderle vuelve a patear el asiento, lo cual me empieza a molestar.
Levanto mi rostro hacia él y sonrío de manera sínica lo cual lo confunde visiblemente – Deja de hacer eso… – todo el salón estaba pendiente de lo que ocurría y antes de que lograra tocar el asiento de nuevo lo pateo a él – dije. que no. lo. hagas…
En ese momento su cara era de diversión y odio a la ves – «Ok, me das miedo» – pero creo que más que miedo, me extraña saber que me gusta ese gesto. Se ve tan controlador… tan… tan…
– «Dominante grrr» – Habla la lujuriosa
Y como si se tratara de un maldito mentalista su sonrisa crece más haciendo una cara de psicópata asesino pero aun así no me rajo porque en vez de provocarme miedo me está provocando otra cosa. Nos quedamos mirando hasta que la campana suena y es entonces cuando me levanto de la silla, paso a su lado y me quedo ahí mientras todo el mundo sale corriendo como si de una masacre a punto de suceder se tratara.
– Ahí está tu silla cariño, ya te puedes sentar – Me mira fusilándome con la mirada y no sé de dónde carajos me sale la vena suicida para yo guiñarle el puto ojo lo cual lo deja en shock haciéndome reír por lo bajo. Sigo mi camino hacia la puerta hasta que siento como soy arrastrada y girada bruscamente quedando cerca… muy cerca de sus labios. Creo que solo es hacer un poco de pinino pues él se había encorvado un poco y se acercaba más y más. «¡Esperen! Me acabo de dar cuenta de algo… ¡Mis pies ya no están tocando el piso! ¿¡Él me está cargando!?” – me remuevo para que me suelte pero solo gano un jadeo de mi parte cuando me pone contra la pared haciendo que sienta su duro cuerpo contra el mío – Su… Sueltame.
Mi cuerpo tiembla y no precisamente de miedo – ¿Por qué?… – Su voz, aunque es de enojo, tiene un toque de tristeza – ¿Por qué me atormentas? – Se acerca a mi cuello e inhala y gime provocando que empiece a empapar mis calzones. Lo siento, soy chica grande y me acomodo mejor en los matapasiones.
– No sé de qué hablas – contesto su pregunta, mis pezones empiezan a doler. Vuelve a olerme y se restriega en mi. No puedo callar el gemido que descontroladamente sale de mi garganta. Al ponerme contra la pared se a metido entre mis piernas y ahora me hace consiente de su dureza y longitud – “Ho rayos”
– «¡Ma… Mary, aléjalo un poco!»- mi conciencia me saca del caliente trance y e intento empujarlo pero es inútil, él también es una pared con músculos… y duros y bien formados. Sacudo la cabeza y me detengo cuando toma mi quijada para levantarla haciendo que viera sus ojos, el azul de sus ojos son un poco más oscuro y sus pupilas están dilatadas.
– «¡Me va a besar! ¡Me va a besar!” –
– «¡Por muy bueno que esté, no somos chicas fáciles así que aléjalo de ti, ahora!» – Lo vuelvo a empujar justo a unos centímetros de mi boca y esta vez funciona, su rostro es de impresión pura como si no creyera lo que acababa de ocurrir. Aprovecho el momento de confusión para salir corriendo del salón y con forme me alejaba empezaba a sentir una sensación de vacío. Camino hacia los casilleros esquivando a todos los que se me atravesaban, sentía su mirada, sabía que me estaba persiguiendo «Eres mía Mary» el recordatorio del sueño seguía en mi mente causándome miedo, escalofríos y aunque no quisiera admitirlo… ansias de él.
En fin logro salir sin mucho percance en el camino y me dirijo a la salida – ¡Vamos Mary! Las llevo a su casa – La voz de Terrence me sorprende haciendo girar mi rostro un poco para verlo.
– «¿A dicho las?» – Y comprendo porque al momento de encontrar su localización. Mi amiga se encontraba detrás de él y Terrence la tenía de su mano, seguramente ella está muriéndose de miedo pues Terrence es un chico grande pero de músculos y a comparación de él ella era chiquita y frágil.
Levanto una ceja mirándolo a él y este solo alzó sus hombros pero sus ojos destellaban en alegría – >> «¡Oh! Ya entiendo» – Sonrío y la miro, ella me veía con ojos de bambi pidiéndome que la ayudara pero él tenía una sonrisa que jamás había visto y sé que es por ella. Así que para ayudarlos un poco me acerco y le susurro al oído – has lo mismo que yo hice para calmarlo con lo de Tamara y veras que te soltara, va a pensar que te incomoda – ella asintió y él me miro con curiosidad al querer saber que le había dicho a la pequeña.
Entonces veo como Sami le tiraba de la camisa y el giro su rostro hacia ella, lo veo temblar ligeramente y después de eso tensa su cuerpo – «No es por nada pero creo que lo dificultaste más”
– Te…Terrence… Podrías… – y ocurrió lo que mi conciencia temía… El la soltó pero volvió a tomarla solo que esta vez no de la mano si no de la cintura, la atrajo hacia el dejándola frente con frente y de repente, con voz gruesa y medio gruñendo le dijo lo que menos esperaba
– Mía –
Ella abrió sus ojitos y jadeó impresionada debido a las palabras de mi primo y después de un leve asentimiento casi imperceptible la besó… — ¡LA BESO! — ella se quedó estática y empezó a temblar. Puso sus 2 manos en el pecho de él y tratando de empujarlo pero él no reaccionaba.
— ¡Terrence!- – grito para hacer que reaccione y él deja de besarla, la mira a sus ojos y estos estaban llenos de lágrimas, una de ellas rueda por su mejillas y escucho el quejido de mi primo como si le doliera. Incluso contrajo su rostro para luego alarmarse.
– No…no no no no no, no llores mi Sami por favor… Perdo…
-Mi primer… beso… – susurro ella más para ella que para nosotros – ¡Me robaste mi primer beso! – lo miro fijamente, el seguía con el rostro contraído y estaba notoriamente preocupado, triste y feliz a la vez. Me imagino que esta última por lo del primer beso. En fin ella dijo lo suficientemente bajo como para que solo nosotros lo escucháramos – ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste?
– Sami…- ella no lo dejo terminar
– ¡Eres un idiota! – grita para luego salir corriendo y él se queda ahí apoyado contra su coche cabizbajo agarrando su corazón sin esperar a que le diese un ataque le doy un buen zape…
– ¡Auch! Oye ¿¡qué te pasa!? –
– Como que qué me pasa, ¡qué te pasa a ti imbécil cómo pudiste hacer eso! ¡No puedes andar como cavernícola y andar reclamándola como tuya como si fuese un objeto!
– ¡Ella me dijo que si! ¡La vi asentir! Y… Y como rayos iba a saber que era su primer beso y que me parta un rayo si no me siento feliz por ser su primero porque también ha sido el mío – lo miro incrédula – Escucha Mary, yo me dije a mi mismo que cuando encontrara a la indicada le daría todas mis primeras veces.
– Entonces vez a arreglar esto porque si no será tu última. – su rostro perdió color y sin esperar más tiempo corrió tras ella. Empiezo a caminar a la salida.
– Esperemos vaya todo bien.
– «No lo sé, las de su tipo suelen ser un poco rencorosas»
– ¿Las de su tipo? ¿A qué te refieres? – no responde, suspiro derrotada y emprendo el camino a mi casa. Sé que me encontraré a mi madre en el camino es solo una excusa pasa pensar.
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