«El viento que mece el pruno»
Mientras el viento mece el pruno
con suavidad a veces y otras con cierto desdén,
espero tu llamada y las sombras de la noche empiezan a devorar las luces del viejo día
que no volverá más.
«Los sueños de Platón»
La belleza de los amores imposibles está en que nunca se agotan,
no sufren el desgaste de la rutina, del paso del tiempo ni de la aplastante realidad.
Son como pájaros volando alto, muy alto,
recortándose en el cielo, hermosos por inasibles y lejanos.
«¡Vivir, morir!»
Besarte, vivir
Rozarte… vivir
Tu ausencia. Morir
Recordarte…vivir
escucharte, mirarte… vivir
Abandonarte o que me abandones… ¡morir, morir, morir!
«Quererte»
No me dejes caer al abismo mientras intento sostenerte.
Yo no puedo salvarte, tan solo puedo quererte.
“Te arranqué”
Te arranqué como se arrancan los pétalos de las flores
o como se arrancan los flecos que sobresalen de una tela rasgada.
Te arranqué como se arrancan las confesiones a los inocentes
o como se arrancan las hojas de un diario
repletas de frases que no deberían de pronunciarse.
Te arranqué como se arrancan las fotografías
de los álbumes que ya no queremos ver.
Te arranqué como se arrancan las malas hierbas
como le arranca a un niño la sonrisa el payaso
o como se arrancan las ropas cuando estamos ciegos de pasión.
Te arranqué como arranca Dios la vida cuando le place,
y sin embargo…
Sin embargo yo no soy Dios.
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