UN LADRILLO A LA VEZ

UN LADRILLO A LA VEZ

Sofi Castañeda

16/08/2018

«UN LADRILLO A LA VEZ»

“Si no sueltas el pasado ¿Con qué mano agarrarás el futuro?” -Anónimo

Pienso que la vida es como un tren: Siempre en constante movimiento.

En cada parada bajan o suben distintas personas, se sientan tranquilamente a admirar el bello paisaje, viajan de un lado a otro y no se detienen ni un solo momento hasta llegar a su destino.

Nunca se paran a pensar cuantas son las personas que junto a ellos están en el tren. Asumen que todos viajan dentro del tren, y que como ellos, tienen todas las comodidades; pero otros, otros no tienen tanta suerte.

Muchos no tienen boleto y a pesar de todo, suben a ese tren.

Enfrentan riesgos, caídas, dolor.

Estas personas existen en la realidad; y son a los que tu tal vez llamas vagabundos, ladrones, delincuentes.

¿Yo? yo los llamo guerreros. ¿Por qué? Eso es una muy buena pregunta…

Todos sabemos lo que ser migrante significa: viajar lejos de tu hogar, abandonar a tu familia y dejar tu suerte a manos del destino. Un migrante está dispuesto a sacrificar todo por una nueva vida. Confronta un futuro incierto y sufre por todas las trabas de la exclusión y discriminación que nuestra sociedad les causa.

Es difícil recibir ayuda cuando nadie está dispuesto a acercarse a ti.

Cuantos no nos hemos preguntado ¿Será seguro ayudar a aquel que puede llegar a fingir ser alguien más? ¿Vale realmente la pena arriesgar nuestra seguridad solo por ayudar a alguien desconocido? En estos tiempos ya no se sabe qué hacer ni en quien confiar, pocos ya tienen el valor de seguir ayudando en todo lo posible y cada vez nuestra situación va de mal en peor.

Piensen simplemente en cuantos obstáculos un migrante tiene que superar: no hay comida, bebida, ropa, dinero, seguridad, ayuda, compañía, y lo más importante, algo que todo ser humano necesita: esperanza. La vida se marchita si dentro de ella no queda esperanza, y para muchos migrantes esta es la última posesión que les queda. Es lo que los impulsa a seguir adelante, lo que les hace apostar todo, lo que los hace jugarse la vida.

Viven y sufren. Tratan de escapar de aquello que los ha perseguido constantemente; un monstruo que se esconde en todas partes y ataca arruinado innumerables vidas. Una bestia que ha sido temida por tantos años y que con cada día se va fortaleciendo: la pobreza. ¡Que terrible y despiadada puede llegar a ser! Logra tener a tantos sumisos ¡Y lo peor es que nadie trata de detenerla!

Muchos políticos la tienen de amiga y la utilizan para controlar y someter a otros a su voluntad, a aquellos que su vida está siendo destrozada por ella; así cuando la pobreza ataca y se lleva todo, el botín se puede repartir entre los políticos y ella.

Se podría poner como ejemplo a Estados Unidos, ya que este país sabiendo que tenemos a la pobreza encima de nosotros, se aprovecha comprándonos materiales y mano de obra barata para quedarse con la mejor parte de la ganancia.

Estados Unidos, a pesar de saber que necesita nuestros recursos nos está echando la culpa de haber invadido su territorio y estar aprovechando todo lo que ellos crearon para sus ciudadanos. Esto puede llegar a ser verdadero, ya que Estados Unidos es el principal objetivo de los migrantes mexicanos, pero, pese a verse beneficiado por el trabajo que realizan los migrantes y que los mismos estadounidenses no piensan efectuar, como son los trabajos de albañiles, agricultores, conserjes, empleados domésticos y cajeros, ya no nos quieren tener cerca.

Como muchos deben de saber, Trump ha propuesto agrandar el muro que divide a México de Estados Unidos para acabar el aprovechamiento que nuestro país tiene de ellos, y frenear el avance de los migrantes, además de deportar a los que ya se encuentran allá. Todos en México se han escandalizado por ello. “¿Qué será de nosotros sin la ayuda de Estados Unidos? ¡Ya no podremos lograr nada sin su apoyo!” Es lo que muchos han dicho desde entonces, se han preocupado por el gran problema que representa esto, se entristecen por nuestra mala suerte y solo se quejan de que Trump haya ganado la presidencia. ¡No creen que su propio pueblo pueda seguir adelante solo! ¡No creen que seamos capaces de cualquier cosa!

Lo admito, nuestra situación no es muy buena, hoy en día la frontera es cruzada diariamente por un millón de personas, el porcentaje de pobreza en nuestra población es de 43.6% y en pobreza extrema es de 7.6%, además de que el número de migrantes muertos o desaparecidos en la frontera de Estados Unidos con México en lo que va de este año aumentó un 38% con respecto al 2016.

Sabiendo todos estos datos es muy fácil desanimarnos, pero no servirá de nada solo lamentarnos. Si nos concentramos únicamente en lo malo nunca prosperaremos, nos quedaremos estancados en nuestros problemas que cada vez se harán más grandes.

Hoy en día no nos damos cuenta de que no solo tenemos un muro en el exterior, hay cientos de muros y fronteras dentro de nuestro país; muros que aunque sean invisibles son más efectivos que el que llegará a ser de cemento y ladrillo.

Nos estamos distrayendo de nuestro verdadero objetivo y estamos desviando nuestra atención hacia un muro menos importante; a uno solo le tenemos odio y rencor, y es el único al que hemos planteado destruir, pero… ¿Qué hay de todos esos muros que nos hacen olvidar a todas las personas que nos rodean?¿Qué hay de todos esos muros que no nos dejan siquiera mirarnos a la cara unos a otros?¿Qué hay de todos esos muros que no nos dejan mirar más allá?¿¡Esos que no nos dejan mirar hacia el futuro!?

¡Nuestro país no aguantará mucho más en pie si nos seguimos empeñando en ignorar todos los muros que nos dividen! ¡Los muros que nosotros mismos hemos construido!

Tristemente hemos tenido que llegar a este punto para recobrar la conciencia y para entender que es momento de actuar. Hemos tenido que sufrir todos estos problemas, pero por fin hemos comprendido que un muro no es capaz de parar nuestras ambiciones ¿¡Quien dijo que es necesario tener todo a tu favor para lograr tus sueños!?

Trump le ha tratado de quitar la esperanza a muchos, o por lo menos eso es lo que él piensa, pues por cada intento de frenarnos está ayudando a fortalecer nuestra determinación, por cada intento de atemorizarnos está ayudando a acrecentar nuestro valor, por cada intento de dividirnos está logrando unificarnos.

Hay que dar gracias a Trump por hacernos recordar algo que todos los mexicanos habíamos olvidado: unirnos de las manos y seguir adelante. Si logramos apoyarnos unos a otros no necesitaremos de nadie más para cumplir nuestras metas.

Creo que es hora de reconstruir nuestro país usando los muros que una vez fueron un impedimento, es momento de destruirlos todos y usar el material para edificar el lugar en donde queremos vivir, porque, aunque nos cueste a todos un gran esfuerzo, podremos lograrlo poniendo cada quien un ladrillo a la vez.

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