Todas las cenas sin vino

Todas las cenas sin vino

Elena Solera

15/08/2018

Me echarás de menos siempre

que las amapolas florezcan entre el cereal,

que la charca verde se desborde,

que la dehesa amarillee tras el paso de las reses.

Cabizbajo anhelarás mi compañía

cuando tus amigos se besen en los labios,

cuando se rocen la tripa y la cadera,

cuando se miren en soledad par.

Lamentarás no haberme pedido

que cocinara para ti un día,

que me quedara en la cama cinco minutos más,

que coronáramos la Mujer Muerta.

En las tardes de tormenta llorarás

las mentiras que tejiste para que me marchara;

la ausencia de la perra fiel, noble y sensual;

el tacto abnegado de caricias no solicitadas.

Un día de repente atormentarán tu corazón

todos los cafés sin sexo,

todas las cenas sin vino,

todas las noches sin copas.

No temas porque no estaré lejos

con una copa bordelesa en alto,

seducida por el sangrante saxo soprano,

felizmente acunada en otro hombro.

Por dejarme llevar por algo

mínimamente cercano a la alegría

me sentiré culpable. Pero tú,

tú me echarás de menos siempre.

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