Vengo de dejar a mis hijos. En la escuela al más grande; y a Emma en el maternal, es la una de la tarde, lunes, pienso… ¿Vuelvo a casa y me pongo a estudiar un rato?Paso de mi abuela a tomar el té-.
Cruzo la bocacalle, decido y tomo Gelly y Obes. En mis auriculares escucho escaleras al cielo de Led Zeppelin. Mi abuela pasa largas horas en soledad y también sé que no es para siempre.
Cruzo la plaza Alsina, esto es Villa Sarmiento haedo. El sol está reconfortante los árboles la gente los pájaros una postal.
Llego de mi abuela, ella no me escucha entrar, oigo la tele, paso por el living el sol traspasa las cortinas naranjas, tiñen el ambiente.
Me vé – ¡Hola Ari que alegría! – me saco los auriculares me acerco me abraza.
Vení sentate –me dice- ¡Que te sirvo el té!
Me siento, casi no se puede parar. Con una voluntad de grúa agarra la pava – recién me puse a tomar el té -me dice-
– Sabía que venías; toma ponete miel.
– Dame abuela yo me sirvo, -sentate le digo-
– Me pregunta – ¿comiste? – si le respondo ¿seguro? insiste –
– Si abuela –
En la tele se oye un murmurar de la periodista, de reojos miro los títulos coimas corrupción, lo mismo de siempre.
Ella saca la cajita de té que le trajo su sobrina, mi madrina, de Europa en su último viaje. Leo que es de Londres lo dejo caer al el agua caliente. Suelta un color oscuro un aroma exquisito. Me acuerdo que hable con mi amigo Martin está internado hoy lo voy a ver me digo para mis adentros.
– Abuela – ¿qué te paso en las manos? Pregunto
– Sabañones me responde – ¿eso pica le pregunto?
– Si un montón dice –
Tomo sus manos flacas muy blancas, bastante frías tienen más de 8 décadas
Me digo – ¿cuantas sopas me habrán preparado?
Cuantas caricias de ellas se diluyeron en mi piel….
TBR
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