rosa, podría ser un color o una flor o simplemente el comienzo de esta carta.

Un día vi tus ojos…

decimos que no podemos, intentamos no encontrarnos, pero la ley de atracción nos impide no juntarnos. Creo en el hoy, en el ayer y en un mañana, yo no sé hoy, yo no supe ayer, tampoco mañana tendré el diario con la noticia por suceder, pero lo que uno siente es lo que prolonga en el tiempo y hoy siento, hoy tengo tiempo para sentir y siento a través del tiempo. Ese tiempo que todo lo quita, pero también todo lo da.

Hay algo en vos…

Quiero tenerte muy cerquita mío así puedo contar cuantas veces parpadeamos, esos instantes en los que nos quedamos congelados mirándonos, ese instante realmente se congela para los dos, siento como la esfera de luz que nos rodea detiene todo nuestro alrededor y queda a la espera de nuestras miradas, como si su vida de nosotros dependiera. Un minuto que es una vida para una bacteria o una milésima para una vida. Renace lo que todos dejaron morir, recordamos lo que todos alguna vez olvidaron.

A lo mejor tengamos muchas vidas por delante juntos y esta es solo el inicio de una eterna felicidad, quizás sea una de nuestras ultimas y nos amamos hace millares de años, quizás siempre fuimos y volvemos a la tierra solo por el hecho de que nos gusta encontrarnos y volver sentir nuestros nuevos cuerpos. Quizás aquel indio antiguo del cual venimos hizo la promesa de nunca dejarte ir. Quizás dimos el sí ante el altar universal.

Es verdad que el mundo da señales todo el tiempo, es verdad que todo vuelve sin darnos un tiempo para pensarlo, pero también es verdad que, así como uno no quiere ni espera abrir su corazón a lo que le hace bien sin saberlo, y así sin darnos cuenta sucede, y eso es amor. Es como la fresca mañana que va cambiando su color gracias al paso del sol sobre su piel, es como la luz en la noche, o como aquel bichito de luz que genera del mismo universo lo que es del universo… así nosotros generamos lo que es de todos, pero a nuestra manera. No veo el mal en crear un mundo de paz para poder detenerse a amar.

No vemos nuestros pies por estar tan altos, hay muchas cosas que no vemos, pero el punto no está en hablar de lo que no vemos sobre nuestros pies, sino de contarnos como es el mundo desde lo alto.

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