Allí me encontraba yo. La cálida brisa de verano besaba mi cuerpo casi del mismo modo que lo hacías vos. Alli me encontraba yo, decidido a volver a encontrarte, tal vez para amarte, tal vez para solo mirarte, quien sabe. Ni yo lo sé. Erase ya tarde-noche y aun aguardaba afuera de tu casa. Esperando a que salgas, hace más de 5 años que no te veo y me pregunto si esa chica tan hermosa que conoci sigue siendo la misma y lo corrobore rápidamente al contemplar tu figura, tus ojos, y tu cabello, que se movía al ritmo de la brisa. Esa sonrisa que transmite nada mas que paz. Esa sonrisa que transmite nada mas que dulzura. Esa sonrisa que me hace anhelar viejas épocas. Ibas tan deprisa que apenas alcance a verte, aunque eso fue suficiente para mi. El solo hecho de ponerte en mi camino hizo que yo volviera a creer en el amor a primera vista, me había enamorado de la misma persona hace años atrás.
Que desconcertante que puede ser el amor, te puede hacer sentir la mejor persona del mundo y la peor. Te puede hacer volar, y también ir por debajo de la tierra. Me acerque a saludarte y no me reconociste, o al menos eso quisiste que yo crea. Te dije que era el amor de tu vida y me sonreiste dando a entender que te acordaste de mi. Me dijiste que ya había pasado mucho tiempo y que no eras la misma, aunque yo te veia igual. Pude ver que estabas casada. Vi tu anillo tan rebosante de esplendor para ti, y de oscuridad para mi. El amor se oscurecio, casi como cuando se corta la luz en la calle: Resalta todo lo bello y se refleja lo oscuro, ¿Pero que seria lo bello en este caso? ¿La luz? La luz genera un sentimiento de esperanza y de bondad. Tal vez bondad hacia uno mismo, tal vez bondad en el sentido de aprender a amarse a uno mismo.
Si, es eso, aprender a amarse uno, es estar listo para amar, porque el Amor es dar, no quitar, y si uno esta completamente lleno, puede dar sin esperar nada a cambio.
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