De ángeles, pulgas y calles.

De ángeles, pulgas y calles.

Guillermo García

31/07/2018

I

El perro que se retuerce

a mitad de la calle

gime desde su esófago

el martirio de lo que fue la existencia.

Sangra por el hocico

y en sus ojos veo

cómo el brillo de sus tiempos venturosos

se deslinda

de la escena del crimen.

Yo lo miro desde la acera

y me detengo / y pienso

en si lo habrá atropellado un motociclista

o si todo el peso de un automóvil habrá terminado de romper lo que le quedaba de cuerpo.

Tiene una expresión estúpida de perro

heredada por su vida estúpida de perro.

Seguramente este perro

tampoco tiene una mujer o una familia esperándole en casa

(Se nota que también fue un bastardillo)

Seguramente hace un par de meses decidió enmendar su vida

y seguramente

también

hace una semana

la perra por la que decidió vagar

a esta hora en esta calle

le ha abandonado.

Seguramente el perro cruzó la avenida pensando nada

pensando

quizá

en que la vida es bastante jodida como para cargarla sobre el lomo todo el tiempo

que ya es mucho con las pulgas.

Seguramente cruzó

y seguramente

el conductor que le atropelló

vio al perro a mitad de la avenida

y decidió acelerar

(Si moto porque era menos probable que resultara herido

si auto pues porque un perro).

Seguramente está pensando ahora en aquella perra

en que ojalá viera cómo su mirada se desangra en el aire

y sus intestinos florecen en el paisaje urbano.

Seguramente el perro espera que alguien camine hacia él

y lo arrastre hasta la orilla

o que alguien saque una pala del patio de su casa

y lo arrastre hasta la orilla.

Quizá el perro piense en dios y en porque no hace nada para frenar su martirio.

Yo lo único que puedo esperar

es que pase otro auto

y termine por aplastarle la cabeza.

II

Hay un intruso en esta casa

cada vez que lo veo andar por

la sala

o ir de un cuarto a otro

siento

unas ganas incontrolables

de extirparle la garganta con las uñas

de desollarlo a mordidas

y regar su sangre sobre los muros

en las cunas de moisés que dejó mi madre

Llevo días soñando que lo apuñalo

que mientras se halla a la mesa

comiendo una lata de bacalao

o fornicando a la pulcritud en mi cuarto

comienzo a asestarle golpes

hasta que dejo de su rostro

tan sólo una masa desteñida

Hay un intruso en esta casa

anda con sus huaraches mal puestos

y un short azul

con manchas como de algo que es cal

pero no es cal

sino algo que la imita

El aire le succiona las tetillas

y él anda contoneándose

por la casa

como si fuera

Toda Suya

Tengo ganas de morderlo

de gritarle mi ausencia

de bañarlo en gasolina

y encenderle fuego mientras duerme

para verle correr asustado

por los pasillos

de esta misma casa

como un niño

que busca a dios

en la sombra

de su madre muerta

(mi odio también es una oración silenciosa)

Ya han venido mis hermanas a hablar con él

Lo han invitado a abandonar la casa

y rentar una cabaña en el norte

para vivir su soledad.

Pero se aferra a la afrenta resignada de este lugar

desde que comenzaron a brotar

flores amarillas

de sus grietas

Hoy mismo han venido mis hermanas(todas juntas)

Pero no hablaron con él(decidió esconderse en el armario)

Yo las recibí.

Les dije que estoy harto

que llevo días soñando que lo apuñalo

mientras se halla a la mesa

comiendo una lata de bacalao

o fornicando a la pulcritud en mi cuarto

y me atornilla la memoria.

Sus ojos eran hoy más tristes

se ofrecieron a llevarme

a la casa

de mi hermana

la menor

para acabar con el problema.

Sólo atiné a esconderme.

III

Escribió alguien

sobre una roca

en el ombligo del mundo

la voz de un muerto.

Yo le vi cuando el tiempo fue tiempo

y la esperanza

palabra hueca en los labios

“Que la poesía sea el único ser universal”

sólo guardé en la memoria.

Ayer escuché el poema

del tío puto de un fulano

que es del tío puto de todos los fulanos

después

escuché a un poeta

que hablaba

de una mujer que golpeada

se convertía en maceta

otro más

sobre un cine gay machista y “mamaditas” en la oscuridad.

Y pienso en la real metafísica del siglo

Hay ahora

Otra mujer siendo golpeada

volviéndose otra maceta

llenando otro corredor

otro tío puto

de otro fulano

ofreciendo otra “mamadita”

dentro de otro cine gay machista

asediado por otra oscuridad.

Mientras

yo sigo aquí

buscando la roca

el ombligo del mundo

preocupado por dios

que es un ave

con la garganta fracturada

IV

ViajaJaime

ahora

dentro de un camión estéril

con un montón de maletas

en las que guarda los años de su malestar.

Sé que no conoce más luz que la de los destierros

sé de su temor a recorrer el desierto

buscando

en cada grano de arena

el rostro de un ángel niño.

Sé que ha lavado tanto el tiempo

que ya ni la resignación le hace distinguir entre las horas.

También sé de los charcos de agua sucia en que busca sus facciones.

que su nombre ha sido pedaleado

por las piernas de un niño inválido

en el invierno.

Siempre intentó huir de la muerte que se era

siempre vino con los perros

a ofrendar un poco de carne

a cada estación del día.

Sé que más que la ciudad desconocida

le aterra no saber cómo bajar las maletas del camión

y cargarlas

por una ciudad

donde su nombre no ha sido cincelado

(Porque el tiempo pesa).

Sé que dentro de algunos meses

estará ofreciendo sonrisas a homosexuales

a cambio de una cerveza

y pensará en mí

que le enseñé esa costumbre

de ofrendar esperanza.

También sé de su llanto

sé que regalará el respirar de sus días a los árboles

y ofrecerá caricias a los peces

porque nunca supo distinguir entre milagros.

Sé de las horas que pasará en los jardines

pensando en el insomnio

o el balbuceo de los días.

Que intentará conseguir un viejo

que le mantenga por algún tiempo

al que vestirá de santo

y besará todos los días en la conciencia.

Sé y Jaime también sabe

que hemos desperdiciado tanto el tiempo

que no podemos sino subir a un auto

sin frenos ni volante

Sé que se ha perdido

tanto como yo me perdí.

Que un día habrá de despertar

con chinches bajo la sábana

y pensará de su vida

tan sólo una línea recta.

Sé que presumirá a los muchachos

de ese lugar sin nombre

haber orinado en una pared de la Sorbona

aunque sólo la conozca por postales.

Sé que luego de que los días le desgarren los pies

y de tanta altura

sienta que se asfixia

volverá a esta provincia

y yo estaré aquí

con el pecho abierto y abultado

para sus ojos enrojecidos.

V

Fueron embalsamados

por la saliva del tiempo.

Golpearon

durante ciento ochenta días

con sus ciento ochenta noches

una roca / la primera

para dar forma al mundo.

Parieron algo así como una nebulosa

como un canto deformado por el humo.

Y ella lloró

las lágrimas de todos los días

y él lloró

la sal de los primeros mares.

A decir verdad

no recuerdo si se golpearon cada uno de

esos ciento ochenta días

con sus ciento ochenta noches.

Sólo supe que al final

tenían los nudillos desgarrados

y las carnes bastante blandas.

2

A la entrada del pueblo

descendieron con las bocas llenas de cal

Hablaban el lenguaje de los muertos

Alguien dijo que eran una metáfora del principio

la metafísica de la ceniza

otro más intentó lanzárles una piedra.

Y ellos caminaron

pisando leve

sobre las espinas de la tierra.

Juguetearon con las estrellas de la noche

como sobre el agua

y vomitaron el canto de las aves.

Luego desaparecieron

Dejando sólo la sangre de sus encías.

Aún hay quienes juran que eran la metáfora del principio

yo / por si vuelven

sujeto la misma piedra.

VIII

Nadie cree que la huella en la pared despintada de mi patio es la mano de Dios

que la colocó uno de esos tantos días

en que su madre lo traía

a jugar conmigo

y en el que logramos

destapar

una lata de pintura

de mi padre.

La pintura era blanca

como la cicatriz de sus ángeles.

Yo recuerdo de Dios

sus labios como durazno.

Tampoco creen

que en los pétalos del belén

es el lugar donde florecen

las plegarias que nadie nos escuchó.

Que es aquí en mi patio

donde parimos el respirar del mundo.

IX

Hay ángeles

Que te piden un cigarrillo

A mitad de la calle

Luego de haber estado

A punto de caer de sus patines.

Otros tantos que viajan en el camión

Con la memoria cenicienta

Buscando los restos del día por la ventana

En que les rebota la cabeza.

Hay ángeles

con una gasa amarilla en los dientes

y una mirada aparentemente vacía

que lavan el auto

en el que van otros ángeles

pensando en si su cita con el dentista

se programó a las cinco o a las seis de la tarde.

Hay ángeles que hablan palabras que no comprendemos

y juzgamos de locos.

Ángeles harapientos

que duermen con frío en los huesos

y la esperanza seca en las comisuras.

Hay ángeles raspan sus piernas

y otros más que venden golosinas a la salida de la primaria.

Hay ángeles que pasan todo el día dentro de una fábrica

con el pantaloncillo ajustado

y la memoria ocupada

por un rostro que saben

ya no es el mismo.

Hay ángeles calvos

que sonríen la virtud del mundo

Ángeles que sirven el café en los mercados

Y otros tantos que lloran en las azoteas.

Hay ángeles que se suicidan luego del décimo día

con el lazo de la ropa de su madre-ángel

u otros que toman veneno/ y luego corren/ a rogar

por otro ángel

que les salve la aureola.

Hay ángeles que son golpeados por otros ángeles

Y ángeles que luego de ser ángeles

desnudan sus plumas/ de gallina

tras pensar

que pasan la noche

contando/ los sueños de otro.

Hay ángeles que se prueban zapatos en las tiendas

y algunos que pagan con tarjetas de crédito.

Hay ángeles con mocos secos en los labios

y otros tantos con sangre seca en los labios.

Ángeles que se levantan a las cinco AM

para poner a hervir el agua

dentro de una ollita de aluminio

llena de abolladuras.

Otros más que besan la frente de sus hijos

mientras ahogan el llanto y las flemas.

Hay ángeles en las universidades

que lo último que piensan es la vitalidad del semestre

Ángeles con hambre

que piensan en la infertilidad de los días.

Hay ángeles a los que les duele la cabeza todo el tiempo

y toman aspirinas cada dos horas

y ángeles que venden escobas en la central camionera

pensando en el rostro de sus hijos cada dos horas.

Hay ángeles que no creen en los ángeles

y ángeles que abren los ojos ante los espectaculares

ángeles que olvidaron haber nacido asexuales

y temen al sol en los muros de sus apartamentos

ángeles que aprietan sus manos

porque han olvidado

el peso de las palabras

y otros tantos

(Muchos otros)

que intentan

escribir poemas.

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