Capítulo 2
Hoy es lunes y me he levantado más temprano que de costumbre porque a mi madre se le ocurrió la maravillosa idea de pegarme un susto para despertarme ¿cómo la ven?
Así que con toda la pereza del mundo me levanto de la cama para tomar una ducha, esto de despertar sudada no me gusta nada, doy gracias a que tolero el agua fría. Después de tomarme el dicho baño con agua fría me visto y bajo a la cocina
Extrañamente el viernes pasado mi madre me dijo que no fuera a la universidad y que descansara, de hecho si mal no recuerdo ese día llegó un poco tarde y la verdad lo agradecí mucho, ¿por qué? Fácil.
1.- No quería escuchar las burlas ni ver las miradas de lastima en mi y
2.- Al estar sola en la casa me sentí relajada, aunque también pude desahogarme sin que mi madre se preocupara por mi.
Era obvio que ya todo el mundo sabía lo que había pasado porque incluso hasta a mí me llego el maldito vídeo donde quedé inmortalizada, aunque también quedó grabado el momento en que golpeé las bolas de Félix así que… no fue tan malo.
Incluso me llegue a sentir contenta aunque sea por unas horas pues una hora después de eso para ser exactos me llegó un mensaje de un número desconocido“Esa es mi princesa” decía el examen , en un principio me sorprendí, luego me enoje y por último me alegré hasta llorar. Era la primera vez que Víctor me escribía.
El Sábado en la mañana mamá estaba más alegre que de costumbre. Mi madre es abogada por lo cual asigné su felicidad a que había ganado algún caso puesto que como dije antes llegó tarde ayer. Aunque quizás debí preguntarle ya que también pudo haber sido por Víctor y así fue, en la noche mientras me bañaba tuve una sensación de peligro, no sé como pero mi cuerpo me avisaba que eso era así, y después de vestirme rápidamente bajé a la sala buscando a mi madre.
Grande fue mi sorpresa encontrarla entre los brazos de un hombre mientras se besaban, yo literalmente me quede como piedra; ellos se soltaron y mi madre por fin reparo en mi por lo cual se sonrojó en gran manera y después el sujeto me miró, la verdad me impresionó lo alto que era. En fin, mi madre dijo «Mary, él es Víctor, tu padre»
Lo miré mientras se giraba y una rabia me invadió mezclada con alegría y no tardaron mis ojos en desbordarse en lágrimas, el preocupado se acercó y entonces… lo golpeé en el estómago. Golpe que le sacó el aire e hizo que se encogiera lo suficiente para que su rostro quedara frente al mío y sin más, lo abrace y lloré, lloré como nunca antes lo había hecho. Lloré como la pequeña niña que había perdido algo valioso y por fin lo había recuperado.
Él también me abrazó, beso mi cabeza y lloro conmigo, después me hizo reír cuando dijo que me parecía mucho a mi madre, quien lo había recibido de la misma manera que yo la primera vez que se reencontraron. Esa noche entendí muchas cosas pero aun continuaron sin decirme que era yo pero no insistí, sé que luego me lo dirán.
En fin, regresando al día de hoy y después de unos minutos comiendo mi mamá habla. — ¡Mary apresúrate que si no vas a llegar tarde! — Asustada miro el reloj y entonces el susto es opacado por el enojo.
— ¡Má! ¡Aún son las 6 de la mañana falta 2 horas! — Ella ríe un poco antes de hablar.
— Tu calladita y observa, tu madre sabe lo que hace. — me guiña un ojo haciéndome resoplar y termino a las prisas. Corro a dejar los trastes en el fregadero y corro nuevamente a la salida con mi mochila en mano.
Subimos al auto de mama, un viejo y hermoso Cadillac pero en muy buen estado, sus asientos mantienen la piel intacta, el tablero al 100 pero lo único que le fallan son los cinturones, algo que me inquieta mucho debo decir.
Luego que arranca empezamos el viaje, me entra la idea de que mi mamá irá a hablar con el director sobre lo que pasó y entonces me pongo nerviosa sé que se armará un revoltijo y que al final de cuentas será peor… no para ella no señor, si no para mí. Pero llegando al cruce, no gira hacia la Universidad lo cual me extraña, en lugar de eso pasa de largo por lo cual le advierto pero su respuesta me extraña aún más.
–Lo sé querida pero yo sé lo que hago — me mira de reojo — ¿solo espera si?
Asiento sin responder y giro mi rostro hacia la ventana recostando mi frente en ella. Creo que es posible que mi madre me lleve a pasear para olvidarme un rato del infierno que tengo como escuela ya que agarra la 60 y luego la 70 para viajar por carretera hasta llegar a Dalton.
— Ma? — ella me responde con el clásico «¿mmm?» — ¿Qué hacemos en Dalton? — ella sonríe mientras se le ilumina el rostro.
— Espera un poco más mi niña. — sonrió al escucharla, hace mucho que no me llama así.
A los 10 minutos de llegar a la ciudad y transitar por las calles, toma un nuevo libramiento y poco a poco el camino de asfalto desaparece y un camino de tierra se abre paso. A cada lado de este empiezan a aparecer grandes árboles dando el aspecto de que fuesen guardianes de algún secreto. El Cadillac sigue su recorrido unos minutos más y por fin puedo ver que al final del camino hay una Universidad, esta está un poco más retirada de casa pero junto al bosque.
— «Son tan grandes» — dijo emocionada la voz en mi cabeza recordando a los árboles junto a nosotros, a lo cual yo solo asiento. Mi madre me comenta que no solo es una Universidad puesto que este lugar es también una preparatoria lo cual me deja con la boca abierta, este lugar es más grande de lo que pienso, ella me dice que tengo que pasar con el director Williams para recoger mis libros y mi horario. Y… también me advierte de los árboles.
— Ni se te ocurra subir a los árboles, estos están más altos que el anterior y no quiero que te vuelvas a caer – la miro haciendo ojitos de perro y con puchero – mmm – me rodó los ojos y por un momento pensé que había logrado persuadirla pero no – no me compras con eso señorita – río ante su reacción pero sigo con la duda del por qué me ha traído hasta aquí y sin hacerle la pregunta ella contesta – Bueno querida, a partir de hoy está será tu nueva escuela. ¿Ok?
“¿¡Mi que!?” La miro asustada
– Tranquila, mira esto como un nuevo comienzo hija, una nueva oportunidad, no te preocupes por lo que pasó ¿sí? Todo va a estar bien pequeña de eso me encargo yo.- me dice al ver mi reacción como si supiera lo que pienso. – anda sal que yo también voy a llegar tarde – me bajo del coche con un nudo en la garganta y un revoltijo en el estómago – y Mary… – la miro – cuídate mi niña y recuerda… un nuevo comienzo, no dejes que nadie te lastime ni te dejes intimidar sin primero dar batalla. Por cierto, todo esto, es cortesía de papá – Y con esas palabras se despide dejándome con un lío en la cabeza y un gran dolor en el estómago.
– «¿Qué otras cosas habrá hecho Víctor y nosotras ni en cuenta?» Levanto mis hombros y los dejo caer demostrando así que no se la respuesta a lo cual me gano un bufido de parte de mi conciencia.
Antes de llegar a la entrada reviso que mi ropa esté en su lugar, las mangas hasta mis muñecas, siempre uso mangas largas por mis cortes. Algunos pequeños cortes seguían sangrando poco pues hoy en la mañana mientras me bañaba los rasqué, lo cual levantó la costra en algunos, en fin termino de checar todo, respiro profundo y entro.
-«Ok, mamá dijo un nuevo comienzo, ahora debo ser la chica orgullosa que tanto quería ser» – Al entrar paso desapercibida, como siempre – «Bien, empezamos bien. Mientras menos nos vean mejor» – pero con forme voy entrando más y más alumnos automáticamente giran a verme, voy erguida y me recuerdo a mí misma que no me acobardaría.
Siento las típicas miradas burlonas, escucho sus risas y una que otra burla pero no bajo la mirada. ¡Aguanto señores! ¡Macha pecho mediano que se respeta! Dije que no volvería a mostrarme indefensa ante nadie y si eso significaba que debo ser una perra, entonces lo seré.
– «Ni te imaginas» – susurra mi conciencia, la cual estoy empezando a sospechar que no es así, se siente nerviosa y eso me preocupa ¿¡cómo es posible que sienta y sepa que este sentimiento no es mío!? Si eso es lo que me preocupa.Cuando llego al pasillo de la dirección siento una inmensa alegría y no séqué lo provoca, camino hasta dónde se encuentra la secretaria y esta no me deja entrar pues al parecer hay otro alumno dentro.
Respiro hondo para calmar la ansiedad que me había embargado y me tranquilizo al sentir un delicioso aroma, respiro nuevamente – «Que extraño… Huele a… manzana y canela… mmm y tanto que me encanta ese olor y viene… – miro a todos lados hasta que me doy cuenta que el olor se siente más fuerte en la oficina del director. ¿Cómo lo sé? No me pregunten, en estos tres días mi cuerpo a estado más extraño de lo normal así que mejor me quedo callada – viene de ahí dentro ¿Estarán desayunando?»
– «¡Niña tonta esto no es bueno! ¡Aún no es tiempo!»
Hago caso omiso de sus palabras y me decido a esperar. Pasando ya 15 largos minutos me empiezo a impacientar y desesperada empiezo a caminar de un lado a otro y es entonces que me doy cuenta que la secretaria no está, sonrió como el grinch y aprovecho a que la secretaria me ha dejado completamente solita para acercarme a la oficina del director y justo en el momento que voy a tocar la puerta esta se abre.
– «¡POR LUNA!» – Es lo primero que dice mi conciencia. El fuerte olor me llega de golpe seguido de un chico mucho ¡muy! caliente. Respiro nuevamente y me altero al comprender que de él proviene el olor.
– «¡O mi dios un chico con olor a manzana y canela! ¡Me lo como! Digo ¡Me desmayo!»
– «Hay no… Hay no, esto es malo, mucho muy malo.»
¿Que está mal en él? ¡Díganme! El chico es un modelo, no, que digo modelo ¡modelasasaso! Imagínenselo compañeras, cabello negro, ojos de un extraño azul hermoso, nariz perfilada y labios muy besables, eso sin contar la barba al ras que se trae, bueno según por lo que vi de reojo ya que se gira apenas sale para mirar al director, es fornido pero no exageradamente musculoso y tan…tan. — «¡Alto! No vayas por ahí chica ¡¡Reacciona Mary, antes de que se dé cuenta que te lo comes con la mirada y se burle, perra Mary, perra!!» —
– «¡Oye!» – vuelvo a ignorarla.
Doy unos pasos atrás para permitirle el paso y escucho al director — Lo digo en serio Sr. Harrison si no se apura reprobará el semestre — y con esto da un portazo y se queda ahí mirando la puerta como si estuviese pensandosu respiración es agitada y aunque tenga una buena mirada de su hermosa parte trasera no puedo quedarme aquí para siempre así que…
— «Está molesto…no que sea buena idea molestarlo más»
— «Ese no es mi problema, se me hace tarde y tengo que entrar» — Con permiso – veo cada uno de sus hermosos músculos tensarse poco a poco — «mmm quisiera tocarlos» — gira hacia mí, sus ojos sí son de un azul extraño pero no le quitan los hermosos que son, me miran fría e intensamente como si quisiera golpearme o algo peor – disculpa, en verdad necesito pasar – empieza a erguirse cuan alto es tratando de intimidarme y lo consigue solo un poco, pues por otro lado mi cuerpo empieza a reaccionar de una forma extraña así que finjo no hacerle más caso y solo paso a su lado tratando de no tocarlo pero no funciona, sin quererlo mi gran trasero lo roza, lo escucho respirar fuerte pero aun así no se mueve – «¡Hijo de su madre! ¿¡Por qué no se quita!?» – Oye chico, de verdad, ¿si me das permiso? – y entonces como si saliera de un trance se aleja de mí pero no se va, al contrario, se queda ahí parado con las manos fuertemente apretadas, observándome todo el tiempo. Sin más aprovecho que este se ha retirado un poco y rápidamente entro y cierro la puerta -«¡¡Si señores en su cara jaja!!»
Claro, debido a que su mirada de odio cambió a otra que no se explicar mis piernas se hicieron gelatina, mi cuerpo tiembla y sudo de los nervios pero aguanté y eso es lo que cuenta ¿verdad?… ¿¡Verdad!?
(….)
Recojo mi horario y el director me da la bienvenida por fin a Dalton State College y bla bla bla hasta que por fin me libera y puedo ir a la siguiente clase pues he perdido la primera -«¿Qué le tocará al chico hot? ¡Alto! – me detengo – ¿Por qué rayos estoy pensando en el?»-
La risa de mi conciencia solo me enoja más así que solo sacudo mi cabeza, bufo para después seguir buscando el salón hasta que lo encuentro. Entro y para mi sorpresa ya están casi todos ahí o al menos eso creo así que el maestro aprovecha para presentarme mientras yo solo miro hacia el frente porque sabía que todos me miraban y no soporto eso… me incomoda la verdad, pero hay algo extraño.
— Señorita Bécquer… — lo puedo sentir — ¡Señorita Bécquer! — lo miro extrañada – se sentará junto al Sr. Harrison.– Una punzada en mi cabeza me hace cerrar los ojos y llevarme una mano a mis cien, respiro hondo y entonces reacciono quitando la mano de mi rostro y miro hacia a donde apunta su dedo y lo veo.
“¡Ho Rayos!” Ahí está el chico hot, pero no me mira. Sus ojos están cerrados mientras yo los tengo bien abiertos, su rostro esta semi agachado como… como si algo le doliera y por un momento me siento frustrada y unas ganas muy fuertes de abrazarlo y consolarlo se hacen presentes pero logro frenarme antes de salir corriendo hasta él y hacerlo.
Camino hasta mi asiento y al llegar encuentro una mochila, veo que la chica de enfrente tiene el suyo así que solo quedaba alguien. Lo tomo y extiendo mis brazos para que lo agarre — Oye — pero él ni me mira ni me contesta, en cambio algunos dan un respingo, otros un jadeo de sorpresa y una que otra gruñe molesta — «genial, él idiota tiene club de admiradoras y por otro lado este se hace el que no escucha» – no me gusta el sentimiento de celos, no es bueno.
— «Creo que no deberías molestarlo»
— “¡Me vale madres!”
– “Eres muy grosera”
— “Culpa a mi madre y a su sangre latina” — Harrison, toma tu mochila – La sostengo unos segundos más hasta que me mira y luego al objeto en mi mano, veo lentamente como su rostro pasó de fastidio a uno de odio puro y me la arrebata y asienta nuevamente en el escritorio de mi asiento «¡Pero qué Rayos” No importa lo delicioso que huela ni que tan hermoso sea “¡Perra Mode On Mary! ¡Perra!» Levanto la mochila y lo arrojo al suelo junto a sus pies. Me siento mirando al frente como si nada hubiera pasado mientras todos me dan una mirada de ¿quieres morir verdad? Pero aun así decido no hacerles caso.
Aún con el rostro un pálido el maestro empieza sus clases y en toda la clase el estúpido Sr. Arrogante Harrison me mira como si quisiera estrangularme y aunque me gusta y siento cierta diversión que lo haga me giro hacia él y hablo – ¿Qué? – sueno cortante por lo cual me alegro porque por dentro estoy nerviosa. En respuesta a mi pregunta él solo bufa y se gira. -«¡Ja! Imbécil» –
(…)
Asombrada, enojada y fastidiada. Así pase mis demás clases, ¿por qué? Porque el imbécil sr. Arrogante Harrison estaba en casi todas ellas y en todas me miraba como si fuera un bicho asqueroso… pero a la ves como que con un poco de odio, sí, eso creo.
Aparte porque mi conciencia estuvo dando lata con no hacerlo enojar que por qué se veía ser un tipo importante y peligroso dado a como lo trataban los demás estudiantes pero como antes dije “Me. Vale. Madres” aunque no negaré que siento cierta emoción al fastidiarlo.
Y bueno, de cómo me trató o miró… De eso no lo culpo, digo, solo mírenme… Pero bueno, al menos logre pasar este día sin burlas ni golpes directos ni empujones, así que a excepción del chico sexy, bonito y arrogante, todo estuvo bien.
Ya salía de la Universidad para esperar a mi madre pero no pude evitar detenerme al sentir un escalofrío correr por mi espalda, como… como si me estuvieran observando. Giro un poco y miro tras de mí pero no había nadie viéndome, como siempre era ignorada así que pensé que había sido mi imaginación aunque la sensación quedo en mi cuerpo aún tiempo después.
Al final tuve que caminar a mi casa, bueno no, pero si hasta la parada de autobuses pues mi madre no pudo ir por mí. ¿Qué lindo verdad? ¡No es cierto! ¡No fue nada lindo! Bueno al principio si pero caminé por casi una hora hasta que la cocinera suplente se apiado de mi cuando pasaba a un lado del camino y me llevó en su carcacha, pero carcacha o no agradecí mucho la ayuda, al llegar a casa mi madre y yo conversábamos mientras almorzábamos sobre todo lo que me pasó con él Sr. Arrogante
– ¿Enserio le aventaste su mochila? – Asiento con la cabeza mientras como – jajajajaja pues bien hecho mi niña, que sepan que no pueden pisotearte solo por gusto y sin antes haber dado batalla. –
Después de cenar lavamos los trastes, vimos un poco de tele y tomamos café, después de eso me despedí de ella dándole las buenas noches y me dirigí a mi habitación a descansar un rato y seguir con mi nuevo yo pero al cerrar mis ojos, apareció quien menos me esperaba… Él.
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