LA HISTORIA
A veces cuando estoy solo y alento candor y alento victorias,
vuelvo la cabeza hacia un mundo de poetas y dragones,
hablan de la patria y de las pistolas
de las mujeres y los amores,
pretenden llevar una vida rodeados de todas estas cosas.
A nadie le importa las pisaditas de los niños,
la angustia de los mares.
Despierta pleno el sol sobre sus cabezas
y la naturaleza los cambia de lugar,
la historia no termina.
Se repite el hambre, se acelera el tiempo,
cambian las coordenadas de la luna y el viento,
amanecen las nuevas generaciones
y en la comarca se abre de nuevo el cielo,
surgen inventos del hombre y para el hombre,
llueven experiencias y los cuerpos impermeables
se abotonan la envidia y el egoísmo,
existen palacios y templos consagrados a la vida,
pero aquí nadie ha aprendido a vivir,
y en horizonte infinito de las inmensas miradas,
nadie ha tomado en cuenta mirar a la suerte.
EL CÁNTARO
Medito como cántaro de barro que se acerca al pozo,
escucho una voz que viene del fondo en semi-circulos,
me hipnotiza, contoneo para mirar el origen,
una oreja de mi barro observa su canto,
enfilo ambas, mi cuerpo se vence sediento y cae por el túnel,
es una velocidad cortante;
sus paredes pueden agrietarme el barro,
partirme o volarme en pedazos,
pierdo una oreja y entro ahogado de dolor al agua,
chasquea la plata y escucho un zumbido,
lleno la barriga, la voz me hipnotiza, intento salir.
Puedo mirar el brillo de la plata y quiero quedarme con ella,
sin embargo el golpe de la cubeta me ladea
y vuelvo a caer hasta la parte invisible,
a tope mi cuerpo se pierde en el fondo,
desde él puedo ver al sol y la plata,
me desahucio a quedar en ese lugar de temple;
mi cuerpo comienza a emerger,
espero a estar muerto,
mientras deliro,
la cubeta me ha llevado fuera del pozo de nuevo,
me siento pleno con la plata en el cuerpo;
sé que regresaré,
ella es ojo de agua que ha lavado mis culpas
y expiado mi infierno.
Y yo soy cántaro vacío que se llena.
REBELDE
Me rebelo a ser viejo y a ser sabio,
porque los viejos no desean, se conforman,
porque los sabios se mueren de viejos.
Objeto el sentido del mundo
porque no estoy acostumbrado.
Porque servir siempre es de humildes, pero no de humanos.
No tengo la razón de las letras del orbe,
sin embargo me he encontrado entre muros de adobe y madera vieja,
entre cisternas verdes y columnas a punto de caer
que se han sostenido al tiempo y al movimiento,
mientras la civilidad y la ley revientan,
mientras se desploma el hierro y el sentido del tiempo en los templos.
En tanto la eternidad nos dé constancia
¡Avanza!
¡Mantente!
¡Resiste!
¡Haz tú tu profecía!
Arranca las letras al orden y revive.
¡Hoy se Rebelde!
BOMBERO
Entre barreras atraviesa,
parte el valor de un sólo paso,
un momento puede dar por terminado el acto,
¡Pero eso no importa demasiado!
Se abalanza sobre el peligro,
perfora el fuego,
su gabardina jala el ardor,
una vez librado revolotea en su sitio,
¡Lleno de ira!
Es intocable en actitud,
insuperable en valentía,
va a la par del miedo,
éste ha aprendido a respetarlo.
Posa su cuerpo al disparo y apacigua,
su llegada anuncia la urgencia,
es capaz de aliviar y perecer sin el menor gesto,
¡Redentor de angustias!
Su arribo se observa con gran desesperación,
¡Es el héroe vivo que la historia olvidó!
El profeta de los cuerpos de carne viva,
al color de las brazas,
la tranquilidad del hogar.
¡Guerrero en llamas
de los mares de acero fundido!
¡De los meteoros en caída!
Puede tomar lo que sea y
concederle una nueva oportunidad,
¡Es lo más sublime de la fraternidad del hombre!
Aguacero que calma el ardor del cielo,
¡Llena de paz a la tierra!
Aconseja a la ira usando la propia ira,
parte los fuegos:
¡Es el libertador de la muerte!
EL HIJO DE RODAS
El pasado lo mira aturdido,
camina más flácido cada día,
ya no reverdece pedazo en él,
¡El hombre de hielo tiene frío!.
Lleva el calor de los callejones
abandonados por la tarde,
las prescripciones labran su lapida
y amanece incauto a la nada.
Ha dejado de ser singular
para convertirse en otro elemento,
y aún sabe que no puede yacer,
en la catalepsia viva de la inmundicia.
No puede caer en dos pedazos,
¡Fuimos rodas!,
pero los pies no pueden ser de barro
porque lo mejor del coloso se quedó en el puerto,
así me dijo un día y luego el coloso cayó,
se encontró frío en el fondo del agua;
y sus pies se quedaron solos,
abandonados en su puerto.
Y desde ese día cuando se le ve falto del aliento,
busca en lo perdido una causa para acompañar el tiempo,
exterminado se ve cada vez que oscila el viento,
y más grande yo le veo,
a la vez que en barro pienso.
RITO DE ESQUINA
Se juntan las palabras los fines de semana,
en las esquinas se hace la danza,
es respeto no es profano,
¡Es real la unidad no doble!
Todas las voces son el vacío del universo entero,
allí juntos se llora de estar o haberse ido,
se honra al vino en el lugar de las máquinas:
¡Templo sobre templo, Nos han enseñado!
Aquí abajo rota la danza,
cada quien toma su lugar,
¡Es simple!
Lo que somos en un individual.
La noche sonríe,
bebe la sencillez del desemboque de los ríos,
madura, es decir: ¡Maduramos!
Los traumas en ocasiones se confunden.
¡Hay que sacar de dentro hasta quemar el fuego!
Pero hay que seguir ante la desfachatez del escrúpulo
y los vistos juiciosos al mundo,
ajenos al respeto.
“Honrar a los ídolos”,
¡Esta es nuestra propia Historia!
Así caminamos con ella en la danza,
se mata a la vida,
hace ya tiempo que lo vemos.
Corre la sangre cachonda,
el corazón la purifica.
¡No somos más grandes!
sólo miramos más lentos,
así nos hacemos viejos,
necesitamos encontrar lo que olvidaron los recuerdos,
aunque en ocasiones también la luz
pudiera darnos la ceguera en el espejo,
la danza sigue:
¡El Rito se brinda!
BUENAS INTENCIONES
Oler la intención me ha hecho espaciar los ojos más profundo,
excavar en la mirada del poder,
en el cuerpo turbio un tanto agitado.
¡La búsqueda!
Dolor ajeno es la presa
¡Presidencialismo sin mesura!
Y unos zapatos brillosos como la ambición batiente,
clara como cuando el sol rebota en el suelo.
La corbata y el saco correctamente portados,
correctamente oscuros bajo el disfraz.
Sombríos pensamientos les ha regalado el mundo,
¡Cabello corto estropeado!
El bigote ensombrecido hasta la barbilla
ensombrece también las palabras.
¡Mecánico formal del hombre moderno!
¡Lingüista sin voz que cargas la cuenta al calar la pieza!
Tú paraguas se agita como las alas de un buitre,
se normaliza el vuelo mientras diseñas la presa acertada,
y dejas caer dices: ¡Es seguridad!
¡Yo sé que es ambición!
COPA DE MUJER
Una carne nueva
que huela a sangre morena,
¡A corazón de Patria!
Fruta por caer del árbol,
¡Arrabal bendito!
Que sepa a copa de viernes,
a mañana de sábado.
Que me enseñe a escribir
en un campo de trigo con letras doradas,
desequilibre mis notas
y amague de mi vista
la imagen del rayo,
que deslumbra y es temeraria,
que parte la tierra,
¡Vuela la roca!
Una dama de borracho
de vientre de ginebra,
de alma viva,
¡De mi estirpe!
Flor de todas las noches,
encierro de sol y sombra
que bebe mis últimas ganas,
¡Mis primeras intenciones!
Palidez de copo de nieve
y ojos de marrón alcanforado,
¡Hambre de mis tiempos!
Cosquilleo de todas mis noches y las suyas.
Que sea caña quemada
donde sumo lo que me quedó otra noche,
moliendo su bagazo con los dientes,
y su jugo que es sangre caliente
me permite otra hora,
una nueva frase.
¡Bendita, maldita seas
todas las horas!
¡Bendita, maldita seas,
para mí y todos los otros!
CLASE DE LA ENVIDIA
La envidia se arrastra en la orilla de la cama,
me muerde un zapato.
Su sombra ahogada trepa al colchón,
ya arriba me sujeta y aprieta mis pulmones.
¡Alucina mi mente!
¡Despierto sudando!
Mis ojos se mueven,
pero ella sigue allí sobre mi en un sólo espacio.
Un gato ha corrido a la envidia de la cama,
ésta se desliza despacio bajo el colchón
y desaparece en reversa.
Pasan los días mientras que paseo por la calle,
¡La envidia huele a la voz que comenta,
a la mirada de la acompañante!
Es la forma que te traba el camino y te cambia el destino,
¡La envidia es un grupo de amigas que optan por el bien común!
Saca las garras y su lengua serpentea mientras que bebe una soda.
¡También el caballero frunce el ceño!
Posesiona encolerizada,
incluso por generaciones.
Entra a mi sueño y muestra su verdad,
la hace mía por ello puedo discernirla.
Si un día te topas con la envidia,
pregúntale lo que pudiste ser:
ella te lamerá la oreja y te dirá que ¡Estás mejor así!
No te abandonará y regará su esencia a tu cuerpo.
Cuando la escuches mira su cara,
ve por debajo de sus ojos,
¡La oscuridad no está en sus pupilas!
Verás como bajo ellas su ceño se quiebra y ensombrece.
¡Aprende de su lengua!
¡La envidia te ha mostrado el camino!
La envidia aparece portada de lujo en las fiestas mundanas,
puedes verla mordiendo un canapé,
es agraciadamente infinita mientras degusta el vino en la copa larga,
¡Se mece en su mundo!
¡Alguien ha llegado!
Mira a la envidia asomada a la puerta mientras que observa,
su cabeza se detiene un poco mientras que niega con detenimiento,
¡No lo puede creer!
Siéntela mirar de arriba ha abajo en tanto se pasea por el salón.
La envidia se atraganta de lo que no poseerá,
sus deseos son capricho de embarazo,
antojo de desecho de las madrugadas.
Si miras por la calle a la envidia
saluda y sonríe,
¡Ten en cuenta que para cuando ella lo note!
¡Se habrá ido!
CAMALEÓN
cuando corro por las calles
la voz se apaga,
se hace pánico entre los arboles
que están por arrancarse a la tarde gris,
con el tono de la muerte.
aguardo sobre el asfalto,
el escenario toma una nueva forma,
aparece tu vibra por la banqueta.
encontrada como arrastrar un vestido
de mañana en un bosque lluvioso,
te encuentro entre los arboles y miro,
sin quitarle la calma al silencio,
recorro tu perfil y paro en tu entalle,
me bebo la tristeza del clima
espero no me veas
para dar a la imagen oportunidad
de ser conservada más tiempo de lo debido.
me vuelvo camaleón y aguanto la tarde,
me despellejo sobre un arbusto
y tuerzo mis brazos sobre los de este,
llevo la calma sobre el respiro.
mangoneo el ambiente,
y te encierro en mí como un cuarto oscuro
que nunca se abre,
sin embargo no da miedo,
está lleno de cosas buenas,
buenos recuerdos.
templo la imagen
aunque reina la impaciencia,
aflora la cara hasta las orejas,
me adentro al detalle,
los pliegues tienen un corte perfecto,
en ellos todo es singular,
la boca por debajo y encima de ella,
la cadera precisa y los brazos delgados,
necesarios,
la calma de mis letras
y la pasividad de tus ojos
gobiernan dos mundos,
imposible detenerlo.
salgo del árbol
y me hago sombra sobre la tuya,
aguardo y susurro como un eco
que hace mucho tiempo se guardaba.
apenas te vuelves y soy el muro más cercano,
cogitas un poco y dejo tu marcha,
te veo partir,
¡entiendo el principio del enamoramiento!.
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