No sabes la cantidad de veces que he llorado viendo este video ¿Te acuerdas de la primera vez que te fuiste, y por qué? La primera vez que te fuiste yo tenía seis años, sólo te vi alejarte cada vez más por la carretera, con un «adiós chicos» que escuché entre dientes, te subiste al bus y te fuiste; desde pequeño siempre quise ser fuerte y ocultar mis sentimientos, pero esa vez… no pude, no pude y lloré porque me dolía que cuando estarías más cerca, realmente te alejabas cada vez más rumbo «al otro lado», y digo estarías porque aunque pasaste con nosotros esos seis años que yo tenía… nunca estuviste; ¿por qué te fuiste? Tú sabes que mi mamá siempre fue una buena mujer, una buena esposa y una buena madre; sin embargo tú nunca supiste valorar lo que ella hacía por ti: venías de trabajar y lo primero que hacías era quedarte en las cantinas a gastarte el dinero que ganabas en alcohol, cuando en tu casa tenías una esposa que te ama y un hijo. Al llegar a la casa, llegabas sin dinero, mi mamá no tenía para comprar mi leche y mi comidita porque nadie más la apoyaba, y vendía antojitos, ¿te acuerdas? En la casa de palitos, lo poco que mamá ganaba vendiendo su comida era para el bebé que también era tu responsabilidad, y cuando te pedía dinero, te decían algo, o te «calentaban la cabeza» y te decían cosas de ella que no eran ciertas, siempre la agarrabas a golpes, mi mamá me lo contó llorando. Así pasó el tiempo y tú seguías igual, yo crecí y ahora acompañaba a mi mamá a vender, ella cargaba un cartón lleno de pan por todo el rancho, incluso íbamos caminando hasta Mata de Caña para vender todo. Mientras mi papá se quedaba tirado, hasta la madre de pedo y sin un sólo peso en la bolsa, mi mamá lloraba, puso todo de su parte e hizo todo lo que estaba en sus manos para ayudarte a salir de tu alcoholismo… y te sacó de ahí.
Poco a poco ella te levantó del hoyo en el que estabas, porque tú sabes que si no hubiera sido por ella, quizá ya nisiquiera estuviera escribiendo esto. La culpa te consumía y quisiste darnos una mejor vida, la desición que tomaste: irte a Estados Unidos dejando a tu esposa y a tus, ahora dos hijos, solos… mi hermano de un añito, y yo de seis. Te fuiste, bendito Dios llegaste con bien y si… todo comenzó a mejorar: hicimos una mejor casita, nos vestíamos mejor, salíamos a conocer lugares, pero siempre faltabas tú. Siempre hablabas por teléfono en las casetas y esos eran los días que más me gustaban, los días en los que llegaba alguien a la casa y le decían a mamá «Mary, te habla Ciro, dice que te vuelve a llamar en 20 minutos» y todos nos metíamos a arreglar, mamá se ponía bonita, porque aunque tú no la vieras, ella queria ser bonita para ti, ser buena esposa y compartir su vida contigo, yo con mi playerita nueva, y mi hermanito con su oberol, y todos nos íbamos a hablar contigo. No sabes lo feliz que nos hacían esas llamadas, en ese entonces aún estábamos juntos.
Solo soportaste allá cinco años, nos extrañabas, ¿verdad? Papi no sabes lo que sentimos al verte después, fue algo inexplicable en el corazón, se fue la preocupación, se fue el miedo, dejamos de esperar y no sentimos más que felicidad porque papá estaba de regreso, mamá era felíz con su esposo y en ese entonces todos éramos felices… íbamos a la feria juntos en tu Nissan azul que era mi favorita, o la Dakota roja con blanco que era la tuya, fue ahí cuando por primera vez salíamos juntos en família. Todo iba bien, hasta que se atravesó una «mala racha»; un mal negocio que por una mala desición, terminó destruyendo lo que más nos hacía felices a todos: estar juntos. Recuerdo que ese día, mamá tenía un mal presentimiento… nos pidió a mi hermanito y a mí que fuéramos contigo; porque tú a ella, no la escuchaste o no la quisiste escuchar cuando te dijo que no le parecía la idea, y te dejaste llevar por tu «Compa Raúl». Cambiaste mi camioneta favorita por una camioneta gris con rayas verdes, fea… cuando estaban por intercambiar llaves y te daban tu «arribete», te dije que no lo hicieras porque algo en mi corazoncito me decía que estaba mal, que no era correcto, y no escuchaste a tu familia.
La camioneta resultó ser robada, y para cuando te diste cuenta, tú también ya la habías vendido para invertir en el negocio de los tamarindos. El señor al que se la vendiste se dio cuenta, vino contigo para que le regresaras su dinero, pero tú ya no lo tenías, quisiste buscar a quienes te la cambiaron, pero ellos ya no estaban, habían huido. Tuviste que vender la otra camioneta, y dejar todo tu negocio, llegaban demandas, y al ver que no podías, decidiste irte de nuevo. Yo estaba en tercero de primaria y mi hermano en pañales cuando te fuiste, y fue mi mamá quien tuvo que lidiar con un bebé, con mi pubertad, con mi homosexualidad, con tus deudas y con los chismes de la gente, incluso de nuestra propia familia que siempre ponían en mal a mi mamá y te decían que nos pegaba, pero ella tuvo que rifársela completamente sola porque tú nunca estuviste, creías que todo era mandar y mandar dinero, pero nunca estuviste en ningún cumpleaños, ninguna graduación, ningún día del padre, incluso ningún cumpleaños tuyo, lo has pasado con nosotros. Nos haces mucha falta, pa.
Viniste de nuevo, yo ya tenía doce años y mi hermanito, seis. Recuerdo perfectamente bien la vez que te vi después de otros cinco años de ausencia… no sabía qué hacer, no te conocía, era como si fueras otro, ya no tenía ganas de abrazarte; sólo te vi, estuve un rato mirándote mientras me preguntaba quién eras, ¿y sabes qué? Ya nisiquiera me interesaba saber. Me di la media vuelta para meterme a dormir porque llegaste de madrugada, pero antes de dar el primer paso… me detuviste, me cargaste, me abrazaste y me diste un beso; fue tan incómodo, tanto que no sentía deseos de retribuirte haciendo lo mismo… siempre fui bien en la escuela, gané diplomas e iba a concursos, incluso estuve en el cuadro de honor, y después todo se desplomó. Cuando tú llegaste, mi hermanito fue el más feliz de todos, él era el primero que se levantaba para pasarse a la cama contigo y con mamá, y así poder darse cuenta de cuando salieras e irse contigo, ¿te acuerdas? Él quería pasar todo el tiempo contigo porque para un niño que nació y creció sin su papá, tenerlo de regreso debe de ser el mejor regalo, ¿no crees? Sin embargo, cada día estabas más lejos de nosotros, parecía que ya no nos querías cerca, a mi hermano y a mi mamá les duró muy poco la felicidad, cinco meses para ser exactos; ese fue el tiempo que tardaste con nosotros porque la desesperación de no tener trabajo pesaba más que acompañar a tu familia y estar cerca de ella, y nuevamente nos dejaste solos; solos y habiendo roto la poca admiración que me quedaba hacia ti: le fuiste infiel a mi mamá. Mamá quedó destrozada, decepcionada, resentida e infeliz porque el hombre a quien ella más ama, la engañó con otra mujer y a pesar de todo el dolor que había en su corazón, ella te perdonó… si, porque te ama tanto, que nisiquiera le importó que te hubieras revolcado con… tú sabes quién.
Justamente cuando te fuiste otra vez, comenzaron los problemas con nosotros. Mi hermano crecía, y junto con él, sus curiosidades, el querer descubrir esas cosas que deben compartirse entre hombres, cosas que sólo un papá podía hacer porque son ese tipo de momentos los que debíamos pasar juntos, momentos especiales, de consejos y aprendizajes, pero tuvo que descubrirlas él sólo sin saber si lo que hacía estaba bien o mal, ¿y sabes quién resentía todo..? Mi mamá. Fue ella a quien le fueron a decir que mi hermanito de siete años intentó ver por una ventana a una muchacha mientras se bañaba, porque nunca tuvo a un papá cerca para preguntarle ese tipo de cosas; mi mamá nos educó sin ti y a como Dios le dio a entender, nunca quiso que fuéramos malos ni que la gente dijera cosas malas de nosotros, y le pegó. Yo soy gay y mamá no sabía cómo sobrellevar una situación que en aquel entonces, era muy delicada… todos se burlaban de mi, pa; me ponían apodos, me pegaban en la primaria, mis primas me despreciaban y parte de mi familia me dio la espalda. Mamá en su intento por protegerme de los demás, me pegaba cada vez que alguien le decía algo de mi sobre eso, ella pensaba que con golpes iba a suprimir ese comportamiento, y así ya nadie me lastimaría… ¿pero sabes? Eso yo no lo entendía, hasta que ella misma me lo dijo entre lágrimas, y tú tampoco estabas para ayudarla con esa situación, tampoco estabas para protegerme, eso es lo que deben hacer los papás con sus hijos, protegerlos cuando es necesario. Intentamos estar contigo como antes, por teléfono, pero de la nada comenzó a molestarte cada vez que te hablábamos y tu excusa siempre era que el trabajo consumía tu tiempo, mamá te hablaba para saber cómo estabas, y terminaban peleando porque tú decías que te atocigaba, cuando lo único que ella quería, era saber cómo estaba su esposo, porque a pesar de todo, nunca te ha dejado de querer. No sé si tú sepas, pero siempre he sido débil, hasta hace poco me hice fuerte y ya tengo veinticinco años, pero en aquel entonces yo te necesitaba mucho.
Ya son casi doce años desde la última vez que te vi… y te sigo esperando. Te seguimos esperando. Mi mamá te extraña, mi hermano te necesita, y mi hermanita… aunque sólo tiene de ti un par de llamadas y una bicicleta, también necesita un papá, también necesita de ti. En esos doce años han pasado un montón de cosas: reprobé en la secundaria porque nadie se fijaba en mis buenas calificaciones, fue en esa etapa cuando más falta nos hiciste. Al final la terminé, y me juré que ya no haría nada por nadie más que por mi y mi familia. Entré a la prepa y fue ahí que decidí asumir la responsabilidad que implica ser homosexual, y me expuse a todo tipo de comentarios; pero al igual que mi hermano, tuve que aprender a defenderme sólo, ya sea a golpes o destazando gente con comentarios sarcásticos, inteligentes y con insultos que nisiquiera entendían. Dejé de ser el chico tranquilo que tú dejaste en casa. Igual en la prepa tuve dos reconocimientos, me aceptaron en la Universidad que tanto soñé y me gradué. Ya soy Licenciado en Pedagogía y aunque no estuviste con nosotros en la Cena de Graduación; te agradezco porque gracias a ti, yo cumplí varios sueños.
Vienen muchos más momentos especiales, pa. Por ahora no tengo trabajo, pero te juro que le estoy echando todas las ganas para encontrar uno pronto, pienso estudiar otra Licenciatura, Psicología o Sociología, aún no estoy seguro; y cuando tenga mucho dinero, todos nos vamos a ir de viaje a Brasil, ya se lo prometí a mamá, tú mejor que nadie sabe que ella se merece una familia Feliz, y no sólo ella, mi hermano la merece, mi hermanita la merece, tú la mereces… yo la necesito. Me he tragado todo esto durante toda mi vida, y a veces con palabras no me salen las cosas, sino así. Mientras yo escribía, lloré, pa, como no tienes una idea, lloré porque al fin pude sacar todo eso que siempre quise y que nunca pude decirte. Te seguimos esperando. Aquí estamos dispuestos a lo que venga y ser fuertes contra lo que sea que se atraviese, pero acuérdate que la unidad hace la fuerza, y no podemos hacer esto solos, nos haces falta tú. Te necesitamos, y ambos sabemos que tú también nos necesitas. ¡Te quiero!
No sabes la cantidad de veces que he llorado viendo este vídeo:
https://www.facebook.com/ocultaviolencia/videos/256229165121097/
OPINIONES Y COMENTARIOS