En una noche cualquiera, me probare a mí mismo, en el silencio y en la oscuridad retraída de mi corazón, llevare al máximo mis sentidos y haré que mi alma vibre al ritmo intenso del amor, ¿quién ha de poder domar mis instintos? y ¿quién ha de poder contenerme?, sí en esta noche la encuentro, será como el ejecutor, la mano que lleva la culpa de mi éxtasis desenfrenado, iré por los caminos cercados, los prohibidos, y entraré en los lugares marcados, sellados para el resto de los mortales de 8 a 6, para esos que viven lejos del borde de la línea, para los que se asustan cuando están a pasos de estar cerca, seré el modelo reprimido en el secreto de los que ven y piensan… “algún día la cruzare”, seré la envidia de los descarrilados, de los perdidos, de los que ya no encuentran placer en la inmundicia de sus actos, porque verán en mí lo que ya han perdido por el exceso.
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