Como contarte que ya no pierdo el tiempo. Lo robo, lo creo, lo invento. Lo diseño a mi manera, lo ajusto a mis deseos, lo alargo hacia mis prioridades, lo paro cuando no lo tengo. Y te presto un poco si yo quiero, te lo regalo si tú no me lo pides, si nace de mis adentros. Si te lo mereces aunque yo crea que no es cierto. Te lo dejo en mi testamento, para que lo quemes, lo sudes, lo vivas y tu piel sepa a vida como sabe la mia. Para que no quepa duda en este mundo incierto de que yo nunca malgaste ningún momento. Siempre fui el rayo de la tormenta y no quien se esconde bajo el techo esperando a que pare. Porque me la suda mojarme, caerme, arruinarme. No me importa una mierda prenderme en llamas. Mientras sienta el fuego en mi piel sabré que sigo viva. Capitana y dueña de este barco llamado tiempo rumbo a la deriva de ese mal augurio llamado muerte. Que me sonríe desde el horizonte, me saluda y me susurra desde lo lejos. Que no me olvide que me espera, que llega tarde pero llega. Que no hay tregua ni pactos con el diablo que me salven de arrebatarme lo único que nadie en este mundo puede comprar: El presente que pasa y jamás regresa.
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