BELLA AURORA
Bella aurora, naciste entre espinos y madreselvas;
en honda soledad, la fría escarcha cubrió tu herida;
en mí, perdura tu inocencia; ese rocío que nace entre perlas.
Horadado en frías cuevas, el desamor abrasó la vida;
el germinar de una estela de ninfas nuevas.
Reposa por siempre en mi regazo, en esta tierra querida.
Viviste entre abrazos quebrados y nanas olvidadas;
forjado por los hados, tu albor no se doblegó ante nada.
Golondrina de mis días y de mis noches duerme sosegada,
que mis caricias te acunan; mis susurros te cantan al salir el alba.
SOLEARES
Noche son tus ojos, noche cerrada;
tintinean mis versos como estrellas raudas.
¡Qué no daría yo por mirarme en tus ojos negros!
Soleares traigo, soleares vendo…
fugaces, aletean como un pajarillo preso;
copla de una noche que surca el firmamento.
Azabache en la penumbra de tu iris;
esa mirada tan cercana, tan primorosa,
que clava en su espejo mi amor eterno;
reflejo del negro abismo de esos dos luceros.
INSPIRACIÓN
Antes de conocerte, niña mía,
yo caminaba en silencio, sin saber…
mis días se fundían bajo soles de pasión,
anhelando el lánguido atardecer,
mientras surcaba el cielo
en busca de una sola oración.
Amanece tan pronto,
que las luces del alba quiebran mi sueño;
sueños que son jirones de nostalgia
de un tiempo prendido por un hondo empeño,
el que acariciaba la dicha de ser tu madre,
esa llama encendida por un amor sin dueño.
Contigo nació mi inspiración;
tus pasitos guiaron mis despertares
por una alfombra tejida de primavera,
entre agasajos de lirios y rosales,
los de tus risas acariciando mi rostro
entre abrazos maternales.
Hoy evoco tus rosadas mejillas,
en las que delicadas mariposas posaban;
eran besos de amor inflamados,
que a una bella aurora mi querer cantaban,
tejiendo instantes presos de ternura
como un manantial que tu dicha desbordaba.
Siempre caminabas a mi vera
y, con amor, yo prendía tus manitas;
esas delicadas flores de raros pétalos,
que venerados recuerdos en mí excitan
dentro de un mar insondable,
en el que ahora olas bravas se agitan.
Anhelo ver de nuevo tu sonrisa
en medio de este paraje solitario,
al sosiego de sombras de sauces
que musiten con sus hojas mi calvario,
por rasgar el velo que cubre la memoria,
avivando tan bella luz en su relicario.
NO HAY PALABRAS
Palabras ocultas
tras máscaras de falsedad;
palabras de fatuos espantajos,
que aúllan su seca verdad;
tan solo, son voces huecas
arrojadas por viles andrajos.
Palabras que braman
como el trueno;
altivez anegada por la furia,
que laceraron un corazón pleno,
fecundo en tiernos amores,
en noches de llanto y lluvia.
Palabras que traspasan
como el rayo;
instintos que estallaron con fragor,
cercando un corazón bravo
forjado en laberintos de recios setos,
aún franco al terrenal desamor.
Palabras pútridas de venganza,
que rasgaron en jirones
un corazón glorificado en pureza,
entre desalmadas pasiones,
ciegas en su saña
ante la más gentil belleza.
No hay palabras;
sólo trazos balbucientes;
tan solo voces silentes;
un necio clamor bajo un sol naciente;
la desolación de un alma excelsa
en el fragor de un mundo ausente.
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