¿Has sentido lo relajante que es que el viento golpee tu cara?, ¿o lo que siente viajar por días a lugares que nunca imaginaste acompañado de los seres que más amas, yo sí.

Me llamo Martín, soy un chico como cualquier otro, amo convivir con la familia y con mis amigos, en especial con mi mejor amigo, Diego.

Recuerdo que él y yo nos conocimos por internet y para romper el hielo platicamos sobre muchas cosas.

– Hola, soy Martín, ¿cómo te llamas?

– Hola, me llamo Diego, soy de España y por lo que veo tú también eres hincha del Barça como yo.

– Soy Blaugrana desde que era niño.

– Yo también, nunca me pierdo sus partidos de Champions League.

– He escuchado que España es muy bonito, me gustaría mucho conocer tu país y también quisiera cumplir un sueño.

– ¿Cuál es tu sueño?

– Asistir a un partido del Fútbol Club Barcelona pero no tengo el dinero suficiente para hacer el viaje.

– No te preocupes, mi papá tiene contactos aquí en España, puedo hablarle de tu caso.

– ¿De verdad harías eso por mí?

– Por supuesto, apenas te conocí pero veo que amas con todo el corazón al equipo, un verdadero aficionado como tú lo merece.

– No sé cómo agradecerte este gesto tan noble de tu parte

– No me lo agradezcas, lo hago de corazón… ¡hoy por tí y mañana por mí!

Así fue como nació nuestra amistad.

Diego cumplió su promesa y habló con su padre de mi situación, él le dijo que me ayudaría con mucho gusto.

El padre de Diego aceptó ayudarme y tomó un vuelo a México para conocerme.

Recibí a Diego y a su padre en compañía de mis padres y él les platicó de lo que se trataba su visita.

– Buenas tardes, señores, soy Diego Villarreal, mi hijo me contó que Martín, su hijo tiene un sueño que siempre ha querido cumplir.

– Tú debes ser Martín, ¿cierto?

– Así es, señor, yo soy Martín

– Es un placer conocerte, Diego me contó que eres hincha del Barcelona y que siempre has querido ver jugar al equipo.

– Exactamente, señor, desde que era niño siempre he querido ir a algún partido del equipo que más amo en la vida.

– Pues no sueñes más, hijo… porque ya es una realidad.

Al escuchar las palabras del padre de Diego, sin pensarlo comencé a llorar de emoción y felicidad.

Abracé a mi madre que con lágrimas en sus ojos me dijo:

– Lo lograste, hijo, cumplirás tu sueño.

– Lo sé, mamá, todo esto es gracias a tí y a papá por apoyarme y no dejar que me rinda.

El padre de Diego me dijo que nuestro vuelo saldría mañana por la madrugada

– Señores, acabo de reservar un vuelo para ustedes mañana a las 6 de la mañana, tiempo de México.

– Muchas gracias, señor Villarreal, no sé cómo se lo vamos a agradecer.

– No se preocupe, es un regalo que les hago de todo corazón.

No podía creerlo, mi sueño se haría realidad muy rápido.

Después de haber llorado un poco por la felicidad, me dirigí a la escuela a estudiar.

Increíblemente estaba muy emocionado por la aventura que me esperaba.

Afortunadamente, el viaje llegó en buen momento pues mañana comenzaban las vacaciones, así que eso no nos impidió viajar tranquilamente.

Dormí lo más temprano posible para estar listo antes de las 6:00 AM, mi familia estaba igual de emocionada que yo.

Llegamos al aeropuerto y ya nos esperaba el vuelo que nos llevaría a España.

Abordamos el avión y yo sentía que mi corazón se aceleraba a una gran velocidad.

El avión despegó y mi aventura había empezado, mi familia, mi nuevo amigo y yo estábamos muy felices.

La sensación era indescriptible.

Yo sabía que el vuelo era muy largo desde México hasta España así que decidí dormir.

Pasaban y pasaban las horas pero sabía que valía la pena ya que era el sueño de mi vida.

Las horas de vuelo y la espera terminaron, finalmente habíamos llegado a nuestro destino.

Bajamos del avión y nos fuimos directamente al hotel que el padre de Diego reservó para nosotros.

Ya en el hotel, el dueño nos dió la bienvenida y le entregó a mi papá las llaves de nuestra habitación.

Nos fuimos a descansar un rato para después irnos a comer a un restaurante que se encontraba dentro del hotel, dentro de ahí ví un cartel que llamó mucho mi atención.

Era nadamás y nada menos que el anuncio de un partido del Barcelona pero no era cualquier partido, era el Clásico ante su acérrimo rival, Real Madrid.

Sin querer grité de emoción ya que era mi primera vez presenciando un partido de mi querido Barcelona y me alegró saber que era el Clásico.

Me dirigí corriendo a la habitación de Diego que se encontraba junto a la de mi familia y lo llevé a ver el cartel.

Él gritó de la misma manera que yo lo hice, nos reímos y nos dimos un abrazo felicitándonos mutuamente por haber logrado nuestro sueño.

Para festejar, Diego me llevó a conocer la ciudad de Madrid, nos tomamos muchas fotos y grabamos muchos vídeos, fue un día increíble que nunca voy a olvidar.

El día había llegado, el Clásico estaba por comenzar, Diego, nuestros padres y yo llegamos al estadio Santiago Bernabéu con 1 hora de anticipación.

Tomamos nuestros asientos que estaban ubicados detrás de la portería de Marc-André ter Stegen.

Comenzó el partido y el Barcelona fue dueño del balón todo el primer tiempo, Diego y yo gritamos como locos cuando cayó el primer gol hecho por el crack argentino, Lionel Messi.

Terminó el partido con el contundente 1 – 0 sobre Real Madrid y salimos con mucha alegría del estadio.

– ¡Sí se pudo, amigo!

Diego y yo nos dimos un abrazo y luego alzamos los brazos en señal de victoria.

Sueña siempre….

Fin.


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