Llegué al colegio como de costumbre, Alex, nuestro profesor nos había permitido irnos de particular, eso sí con ropa cómoda, de todos modos decidí irme con la sudadera del colegio, al llegar sentí algo diferente, en los profesores y en mis compañeros, cerca de 1500 estudiantes nos íbamos a aprender del espacio con los mejores del mundo, eso fue lo que Alex dijo; yo llegué a tiempo pero sentí que iba retrasada, apenas saludé a Olivia mi amiga y me encontré en una fila que avanzaba rápidamente, en mi mente hubo confusión pero ni tiempo de eso había, nuestro curso se completó rápidamente y abordamos el bus. En nuestro transporte hubo música, risas y gritos de Alex. El trayecto duro casi 3 horas, salimos de la ciudad, salimos de la civilización, sentí que iba a otro planeta, cuando llegamos entendí porqué el afán, a medida que llegaban los cursos empezaba el recorrido, entre más temprano llegáramos más tiempo de explorar teníamos. Al bajarnos empezó una charla, hablo una mujer muy bonita, dijo que era científica y que íbamos a tener una experiencia única, nos habló del espacio entre otras cosas que no entendí muy bien, estábamos en un salón que parecía museo, tenía fotos, trajes espaciales, satélites caídos muy viejos, otros nuevos y muestras lunares, pero lo que más nos llamó la atención fue el cohete que se veía desde el bus, y allí estaba su puerta gigante, cerrada. Apenas la señora termino su charla la puerta sonó muy fuerte y se abrió de arriba hacia abajo, como en las películas, lo que era puerta ahora eran escaleras de donde salía toda la tripulación de la última foto que divisamos.
Enseguida entramos, una voz invadía toda la nave, parecía que venía de las paredes, nuestros guías no tenían necesidad de hablar, la voz nos daba instrucciones de por dónde ir pues el cohete tenía muchos caminos, a la izquierda, a la derecha, hacia arriba y hacia abajo, un auténtico laberinto, lleno de salones, computadores y tecnología como yo nunca había visto, todo el recorrido fue como un juego, con alarmas, luces, personas de aspecto muy serio que también cumplían las ordenes de la nave tal como nosotros, la idea era meternos en casos de emergencia espacial; corríamos, nos agachábamos, rodábamos por el suelo, abríamos puertas y las cerrábamos, si algún compañero se caía todos ayudábamos, la nave lo veía todo. Los sonidos aparte de la voz eran muy realistas, la nave chocando contra un meteorito, la alarma de oxigeno que nos dejó sin oxígeno unos segundos; hasta entramos a un cuarto sin gravedad, estuvimos todo el día explorando esa magnífica nave. La salida del siguiente día era nocturna pero no tendríamos clase, dijeron que el día había sido largo y que teníamos que descansar.
Al pasar la noche, muy temprano le conté a mi mamá cuantas cosas mis palabras alcanzaban a describir, le dije a cuantos peligros se enfrentaban los astronautas en el espacio y todo lo que hicimos para salvar nuestras vidas, ella me escuchaba atenta, me sentí muy bien en casa pero estaba muy ansiosa por la observación nocturna, el día fue lento lento, almorcé a las 12m, dormí una siesta, al despertar eran apenas las 3pm, aún faltaban 3 horas para el encuentro, mire en mi celular lluvias estelares, fenómenos extraños y cuantas cosas del espacio se me atravesaran para que se me pasara el tiempo, al fin llegó la hora, mi mamá me acompañó hasta el colegio, me subí de nuevo al bus que nos había transportado el día anterior, me senté con Olivia como es natural, vimos todo el paisaje, que aunque era el mismo del día anterior al estar oscuro se veía diferente, vi el cohete que habíamos visitado pero seguimos de largo como un kilómetro, las ansias eran mayores, al bajarnos del bus nos encontramos en un vasto espacio, donde se reunía todo el colegio para la observación, eran las 9 pm, todos estábamos muy emocionados, Alex había olvidado su rol y se convirtió en uno de nosotros, ese día según los expertos iba a ocurrir algo muy especial en el cielo; nos acomodamos en el pasto seco por el sol del día, agradable y acolchonado, paso como media hora o no sé cuánto tiempo, yo le estaba hablando a mi amiga de los trabajos que no había hecho y los deberes de la casa, sentí que ella no me estaba escuchando, estaba pasmada viendo el cielo, se veía tan atontada que mire en la dirección de sus ojos y vaya show que nos estaba dando el cielo, estrellas fugases por todas partes, pero había algo que no eran estrellas, era un humo casi del color de la luna, en forma de una gran explosión, recordé que mientras miraba vídeos en casa había visto algo similar, las personas encargadas se veían muy tranquilas y sonreían todo el tiempo, lo que me dio tranquilidad, esa noche habían unos 50 investigadores, Olivia me miro con desespero así que le conté que lo había visto en internet, era normal. Me preguntó qué cuanto duraba, me dijo que estaba asustada, le dije que máximo diez minutos de los cuales yo no estaba muy segura, pasaron un poco más de 10 minutos cuando de repente el cielo empezó a cambiar de color, pero no una parte, todo el cielo era de color amarillo, amarillo intenso como el fuego y la tierra se caía, si, se caía, giraba como gira una papa suelta en una brocheta, eso yo no lo había visto en internet, el cielo se movía por completo, las estrellas chocaban unas contra otras, eso no era normal sin embargo los encargados no decían nada, ni bien ni mal, pensé en las indicaciones del día anterior, sabía exactamente lo que debía hacer en caso de emergencia pero justo antes de ejecutarlo ya no sentía el suelo, la sensación fue la de estar en la cima de una montaña rusa que va a caer irremediablemente, sin cinturón. Miré a Olivia, que no era mas mi amiga porque le había mentido, sentí como una mano agarro mi mano, era la de Alex, que ahora era también un niño asustado, cerré los ojos y me consumí, con la rapidez con la que se consume un fósforo, poco a poco mi cuerpo se desvaneció como se desvanece el sol al atardecer, sin dolor, creí que estaba en un sueño pero todo se tornó negro, incluso la tierra y me apague, me apague para siempre.
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