Entre dormida la invadió una sensación placentera, casi lujuriosa, algo suave, tibio y viscoso que se escurría por su entrepierna. Se despabilo con el sobresalto de un pájaro sorprendido por un disparo, la laxitud del momento dio paso a la sorpresa y luego el miedo que la invade en otra humedad diferente y fría. Alzo las sabanas y el purpura le devolvió una realidad mojada…en ese instante de aquella noche lo supo…se iba la niña para dar paso a la mujer
OPINIONES Y COMENTARIOS