Siempre el andar reconforta mi ser, sea corto o larga la senda, siempre me da una sonrisa de aliento.
Esas reflexiones que dan mis sentidos a los momentos, y esos sentimientos que medita mi mente, cada musa tiene diferente mundo, una hermosa vista y sobre todo una nueva melodía que fluye dentro de mí, talento que a veces congela y otras que alborota.
Muchas veces vi drástico mi destino, estático y sin respiro, pero al mirar detenidamente lo que ofrecen esos vaivenes entre llanos extensos de hermosura, borro todo mal deseo de mi horizonte.
Siempre ha sido y será un placer carnal pasear hacia allá, donde la soledad me da fortaleza y el tiritar me da ese capricho de seguir avanzando.
Me enamoro a cada paso, cada sonrisa encontrada es un plan más para volver a coger fuerzas y dar más y más, aunque mis rodillas me quieran fallar por cada tiempo, saben que no podrán parar, y así me impulsan encontrando un nuevo ángulo para poder avanzar, un poco lento pero con aliento.
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