Soy tierna, cálida y callada.
Pero cuando veo tu cuerpo
Me vuelvo ciega, sorda, terca y obstinada.
Soy dueña de tus sucias fantasías que deleitan mis sentidos.
Tu sangre resbalando bajo mis manos es un placer delirante.
Soy dueña de tus deseos prohibidos, tu amor, tu violencia y tu vigor.
Soy dueña de tu satisfacción, aquí no hay excusas, razones o contingencias, solo complacencia y voluntad.
Tus dedos entrando en mi cuerpo, nuestra sangre viva formando el caudal, cuando muerdes la carne de mis labios.
Aumentando mi lujuria y placer, sostienes mi cadera y reparas firmemente mi cuerpo, para ver la placentera tortura que me tiene sometida a tu instinto animal.

Autor: Siham Jousef Perez.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS