Solo un poco de diversión

Solo un poco de diversión

Silvia Pérez

25/06/2018

Era una mañana soleada, hermosa para salir a disfrutarla. Pero como era día de semana, el lugar para estar era la escuela. Sabrina y Natasha como siempre se sentaban juntas. La verdad es que no solo se sentaban juntas en clase sino que prácticamente estaban unidas todo el tiempo y así lo habían estado desde que se conocieron en salita de cuatro años en el jardín. Ahora ya estaban en la secundaria y seguían tan unidas como siempre a pesar de ser tan distintas entre sí.

Natasha era muy estudiosa y aplicada, le gustaba mucho leer e investigar todas las cosas que daban en clase, aunque no se lo pidieran ella seguía estudiando de más e investigando en libros e internet.

Sabrina era más relajada, estudiaba lo justo. Algunas veces se olvidaba de hacer alguna tarea y le pedía ayuda a Natasha, pero no abusaba de ella. Su amistad era completamente sincera.

Y allí se encontraban, sentadas juntas, tan unidas, pero tan distintas al mismo tiempo. Natasha tratando de absorber toda la clase y tomando notas mentales y por escrito de las cosas que investigaría más después y Sabrina contando los minutos para que sonara el dichoso timbre y pudieran salir al recreo y olvidarse de todo lo que había escuchado en clase.

El dichoso timbre sonó al fin y salieron al patio a charlar al fin.

-Es un hermoso día y la semana pronto termina ¿Ya estás pensando en el finde, amiga? ¿Qué hacemos mañana?- preguntó Sabrina muy sonriente y pícara.

-Bueno…- comenzó a decir Natasha- Mañana es viernes, supongo que estaré estudiando para la prueba de geografía que es el lunes.

-¿Es broma? ¿Estudiar? ¡Pero si ya sabés todo! ¿Para qué vas a seguir repasando? Si te tomaran la prueba ahora mismo te sacarías un diez. Si sigues estudiando vas a recibirte de profesora mañana porque vas a saber más que ellos. Tenemos que divertirnos alguna vez.

-Pero si nos divertimos, es decir, la pasamos bien.

-Quiero salir y conocer gente. Sos mi amiga y la pasamos muy bien, pero también quiero salir y conocer más gente. ¿Qué decís? Siempre estamos solo nosotras.

-¿Podemos ir al cine?- Sugirió con miedo Natasha.

-¿Cómo vamos a conocer a alguien si vamos a estar mirando la película? Además a vos no te gustan que hablen mientras ves la película. Para eso nos quedamos en casa y vemos la película ahí.

-Bueno, vamos a una plaza. En una plaza hay mucha gente. – Se animó un poco más.

-A la plaza van familias, van los chicos chiquitos con su mamá y sus abuelas. Quiero conocer a alguien que no necesite ayuda para limpiarse la nariz y que no se la esté limpiando a otro mientras habla conmigo. -Se quejó Sabrina -Para conocer a alguien en la plaza tendríamos que ir muy tarde y no estoy muy segura.

-¿Entonces?- se rindió por fin Natasha.

-¿Qué te parece salir con Karen?- se aventuró Sabrina aunque sabía lo que pasaría.

-¿Con Karen? Pero si ni siquiera hablamos con ella. Estamos en la misma división y fuimos juntas a la primaria, pero casi no nos hablamos.

De hecho eso era verdad, a Karen la conocían de chica y habían jugado mucho con ella, pero al crecer ella fue tomando otro camino en su forma de ser que no consideraban agradable las amigas. No era porque Karen fuera mala o algo así, sino que más bien le gustaba mucho mandar, ser el centro de atención y todo eso. Por eso razón, se separaron.

-Sabrina, vos no soportás a Karen ¿por qué querés salir con ella? Además ella siempre sale con su novio y los amigos de su novio.

-Bueno, por eso. Así podemos conocer más chicos.

-¡Ah!¡Esa es tu intención real! Querés conocer chicos. ¿Por qué nunca sos clara?

-Tampoco me veas como alguien que va a ir a buscar un novio con desesperación. No hay nada de malo en querer salir y conocer gente nueva.

-Está bien, hablemos con Karen- se rindió Natasha. -Ahora vamos, que va a sonar el timbre y hay que volver a clase.

Sabrina iba saltando feliz mientras sonaba el timbre del fin del recreo. Entraron al salón y vieron a Karen parada en el medio de un grupo de chicas que estaban sentadas en sus mesas. Ella como siempre hablaba mirándolas a todas y vigilando que todas les prestaran atención porque siempre al final decía algo para que todas se rieran. Vio que Sabrina se acercaba a ella y levantó una ceja, expresión que siempre hacía cuando veía a alguien que no le agradaba. Sabrina fingió no notarlo y tratando de ser casual la saludó.

-Hola Karen ¿todo bien?- miró a las demás para tratar de saludarlas pero Karen la interrumpió.

-Hola Sasá, yo estoy muy bien ¿qué cuentas? Natnat se fue para allá. ¿Todo bien entre ustedes?- exclamó Karen con una mezcla de falsedad y antipatía, como si dejara en claro que no les agradaba, pero que no se los diría de frente.

-Sí, todo bien, es que…- y otra vez fue interrumpida pero esta vez por el profesor de historia que llegaba para dar su clase. así que todos velozmente ocuparon sus respectivos asientos.

-¿Volviste tan pronto Sasá, ya sos amiga de Karen? -se burló Natasha.

-Cállate Natnat. -respondió Sabrina entre dientes. A las dos les molestaba mucho que Karen las llamara así. Era algo que siempre hacía con la gente, ponerle esos apodos cariñosos cuando en realidad no los soporta.

-¿Ya cambiaste de opinión?¿Te rendiste?

-¡No!- Sabrina se esforzaba para no gritar.-Entró el profe de historia, ahora tendremos unas aburridas clases y en el próximo recreo hablaré.

Natasha se dio cuenta de que su amiga seguiría con el mismo tema, pero ahora no le importaba porque para ella, historia no era una materia aburrida. Así que al menos durante la clase no tuvo que pensar ni en Karen ni en el fin de semana.

Solo había pasado la mitad de la clase cuando entró la preceptora para avisar que cuando terminara la clase de historia se irían a casa porque la profesora de lengua que tenían en la última hora no había venido. Todos los alumnos sacaron felices los cuadernos de comunicaciones y escribieron la nota de que se retirarían antes.

Cuando terminó la clase, todos se apuraron a guardar todo.

-Sabrina, necesito ir a la librería a comprar más hojas ¿me acompañás?- decía Natasha mientras guardaba sus cosas bien acomodadas.

-No, voy a ver a Karen. Vamos después a comprar.

-Pero… si no hay recreo ¿por qué el apuro?

– A la salida es mejor, yo te presto hojas… Igualmente seguro te quedan…

Natasha no pudo contestar. Sí, todavía le quedaban muchas hojas. Anoche había abierto su último folio de la caja de block. Pero era el último. Pero aunque quisiera haberle dicho que todavía tenía, Sabrina ya se había ido en busca de Karen.

-¡Karen! ¡Esperá!-Sabrina se había demorado en guardar sus cosas y ahora trataba de no mostrarse desesperada por hablar con ella cuando la alcanzó casi a la salida de la escuela.

Karen se dio vuelta sobre sus talones cuando reconoció su voz.

-Hola Sasá! Veo que quieres continuar charlando conmigo. Natnat se quedó ordenando sus lápices me imagino.

Sabrina trató de ignorar el último comentario y se esforzaba por parecer casual.

-¡Qué bueno que no vino la loca de lengua! ¿no? Así podemos descansar de ella y aprovechar mejor el día. Además es jueves y pronto llega el fin de semana. ¿Tenés pensado hacer algo? Porque me imagino que siempre salís y me gustaría saber si alguna vez me podría sumar…

Karen no podía creer lo que escuchaba.

-La verdad Sasá es que me dejaste sin palabras. No puedo creer que la pequeña niña esté

pensando en por fin salir un poco a divertirse. Se ve que en verdad tienes ganas de salir, porque viniste a hablar conmigo.

-Creí que te había dejado sin palabras. -dijo Sabrina tratando de ser divertida, pero no funcionó.

-¿Natnat sabe de esto? -interrogó Karen muy seria.

-Sí, Natasha también vendría… ¿todo bien?

-No, qué problema podría haber en que las bellas amigas salgan un poco conmigo. Es que todavía me cuesta creerlo, entiéndeme Sasá.

Sabrina trataba de no estallar, así que se dio cuenta que lo mejor sería bajar a su nivel y hablar como ella.

-Lo que pasa Karikat, es que tenemos ganas de salir y qué mejor que preguntarle a la bella amiga Karikat ya que ella siempre conoce de los mejores lugares ¿no es así?

Para sorpresa de Sabrina, Karen no se ofendió. Dibujó una rara sonrisa en su bello rostro.

-Ok Sasá. ¿Qué te parece si vamos al pool el viernes a la noche? No me mires así, te cuento. El tío de mi novio tiene un bar que también tiene varias mesas de pool. Como mis viejos ya lo conocen, me dejan ir sin problema. Va mucha gente copada, mi mamá prefiere que vaya ahí antes que ir a bailar y mi papá ya fue y le gustó mucho porque sabe que el tío de mi novio nos cuida bien. Van varias de mis amigas, así que no hay problema que vayan ustedes. Así amplían su círculo de amistad. Podemos ir temprano, tipo después de las ocho, o nueve. Lo vamos viendo y me confirmás. Ahora me tengo que ir, las chicas ya se adelantaron y creo que Natnat ya llegó. Besis.

Sabrina por fin se quedó muda, se dio vuelta y vio que Natasha estaba a unos pasos y que por la expresión de su rostro había escuchado todo. No parecía contenta, pero tendría tiempo de convencerla. Corrió a su lado dando saltos y la llevó afuera de la escuela con una gran sonrisa muy feliz, diciéndole todos sus planes. Natasha la observaba como si su amiga fuera un bicho raro que hablara sin parar en un idioma extraño.

-Natasha, dejá de mirarme así. ¿Cuál es el problema? ¿No estás ansiosa, no te agrada que salgamos a divertirnos?

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