Transmutemos el whisky que hemos bebido
en sudor etílico de placeres y de morbo,
pues esta noche es un vicio invertido
en orales sexos alimentados a sorbo.
Y el atanor será la cama complaciente,
las lumbres serán lenguas ansiosas.
Qué el mercurio salga y deslice por tu vientre,
qué tus manos por la carne hablen lujuriosas.
A Fulcanelli juguemos esta noche;
déjame pensar que eres femenina panacea,
déjame encontrar en este derroche
la alquimia que contigo se crea.
Y hallaremos la eterna vida
en los efímeros orgasmos;
agreguemos la lascivia bien fluida
y al demiurgo unos cuantos halagos.
Convirtamos la noche en día desde los cimientos
al ejecutar esta alquimia de intimar y lo que vendrá;
seamos aurum y argentum,
hablemos la cábala que susurraban Eva y Adán.
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