Al triángulo triste de la pajarita no le prestan atención.
Está solo en su casita, al pie de un pie
por tradición.
Allí abajo, el tiempo pasa despacio
y el triángulo apesadumbrado,
está cansado de ceder su espacio.
Si tan solo una persona le mirase un poco,
de reojo, con la mirada compasiva,
el triángulo tal vez,
solo tal vez,
sonreiría.
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