No todos los bufones hacen reir

Hacía tiempo que no lloraba, ni una sola lágrima recorría su rostro, marcado por las cicatrices de su camino, y no, no hablo de metáforas ni de figuras literarias hablo de sangre corriendo y dolor en cada nervio, corte a corte, herida a herida, iba recordando, sin querer, sin saber, sin pensar, solo recordaba, veía las lágrimas que se derramaban a su alrededor al igual que las risas atronadoras, veía el dolor provocado y el dolor merecido, pero, como un buen pasado, o tal vez no tan bueno, solo podía ver, no podía cambiar nada de lo que ya había pasado, y su presente no era más brillante ni más grande solo era ¨su¨ presente, después de todo ¿qué podía esperar un bufón de la vida?

Hablo de aquel bufón, que se burla de todo porque lo entiende, pero el entenderlo poco a poco lo va destruyendo más y más, es una de tantas bromas de mal gusto que fueron puestas en este mundo de verdades ridículas y mentiras piadosas, y ahora después de hacer el chiste equivocado y soltarse a reír no queda más que dolor.

Ese día, él, solo quería abrir un par de ojos, y ver muchos dientes, como siempre, antes de salir llamó a su ex-esposa, no sabia porque pero oír los gritos de aquella mujer en el telefóno, y saber que estaba bien, eliminaban todos los nervios que pudiera sentir.

Despues de la llamada, en el camerino se pusó su maquillaje y practicó la voz más molesta que encontró, también realizó cada ademán, hasta el cansancio, no había siquiera uno que se le hubiera pasado, preparadas cada una, despues de las miles de veces en el escenario, y así listo para todo, salió al escenario.

Al principio hubo sonrisas amargas, abstraidas, y uno que otro ceño fruncido, en el publico se podia sentir una cierta simpatía reprimida por el bufón y tmbn cierto desprecio, él no entendía el porque, poco a poco fue sintiendo esa incomodidad de no poder hacer reir, no sabia que pasaba, el siempre lo había logrado, sin importar el lugar, siempre aunque sea, un auditor, se soltaba a reír, a veces incluso en momentos inesperados, sus ademanes y su jerigonza usual, era capaz de hacer reír hasta al más mesurado, pero, hoy no, simplemente,la audiencia no era la misma, él juraría que su acto usual, ya tan aclamado por el publico, seria suficiente, pero no lo era, ¿y como podría serlo? el alcohol se había llevado sus mejores años, el divorcio su esperanza, y el tiempo sus mejores chistes, ya no le quedaba nada, y ese show no era más que la cúspide de lo que ya no podía aguantar, el fondo que ya solo le faltaba tocar. Perdió el conocimiento.

Siempre caía por esa misma resbaladera larga larga, como aquel arroyito de su infancia al cual nunca le veía el final, veía a su mamá y a su esposa dispuestas a recibirlo con los brazos abiertos de par en par, sin una marca de miedo o ira en sus rostros, justo como las recordaba, antes de la primera gota, cuando iba a medio camino comenzaba a caer esa lluvia pesada, café pero diluida, fría al tacto, pero en cuanto tocaba la lengua ardía como una gota de tabasco, a pesar de la lluvia el seguía descendiendo, a una velocidad cada vez más vertiginosa con esa boca enorme abierta de par en par. y en un momento su cuerpo fue cambiando, creciendo y doliendo, también de vez en cuando encontraba esos topes que no paraban de chocar con él, se sentían suaves y frágiles y de alguna manera que no lograba entender se sentían gentiles, pero el no podia frenar y los destrozaba con el menor contacto

Despertó sin saber la hora, que pasaba, ni donde estaba, solo sabía que dolía, solo sabía que no se podía mover, ese día con la inconsciencia de su dolor, dolor psicológico que lo había nublado, no noto la gravedad de la situación, estaba en un régimen militar, entre los tantos viajes de este circo de mil ruedas llegaron a esa esquina de país que conservaba la libertad, pero que seguia siendo parte de esa jaula al aire libre, y tan centrado estaba en hacer reir y en esa audiencia incomoda, que habia olvidado que hay cosas que no se deben decir, cosas de las que no debe burlarse y palabras que no se deben pronunciar.

Recordo esos ojos de mujer que alguna vez lo amaron, esa mirada que le llenaba de alegria cada dia, ese amor que el sabia que no merecia, que no hacia parte de aquello que estaba destinado para él, y por lo que intentaba ser mejor, pero tambien recordo ese sabor amargo y caliente que venia de esa botella que odiaba tanto, y esa inconsciencia que le causaba, recordaba la ira, la sangre, las lagrimas y el dolor, el placer no correspondido y el corazon arrepentido.

Poco a poco a medida que sus ojos comenzaban a acostumbrarse a los reflectores, sus viejos compañeros, comenzo a notar que habia mas gente con él, habia un par de bufones mas, cerca, y mas alla habia una audiencia expectante, tambien comenzo a notar donde estaba, seguia en la carpa del circo, pero sentado y amarrado algo completamente inusual, incluso estaba maquillado, y totalmente preparado para seguir con su acto, pero no tenia la menor idea de que pasaba, no conocia a esos bufones y tampoco habia practicado para esto.

Su mente, solo logro ubicar aquellos primeros vagos pensamientos, y mientras terminaba de reaccionar se escucho una voz ceremonial y estruendosa que le causo dolor de cabeza, y dijo lo siguiente:

-Damas y caballeros, nos hemos reunido en este ridiculo lugar, para realizar la obra que nuestro gran lider espera de nosotros, este ser sentado ante ustedes, ha cometido blasfemia, sin duda ni arrepentimiento, y como fervientes seguidores de nuestra ideologia, la audiencia aqui presente decidio castigarlo bajo el mismo concepto que él utilizo para insultar, ¨el entretenimiento¨-.

Aún resonaba en la carpa el eco de aquella voz cuando el bufon más cercano le dio una patada directamente a la cara que lo tiro al suelo con silla y todo, el bufon no pudo mas que escupir un par de dientes y mirar al suelo, mientras escuchaba a su antiguo aliado en todo escenario, la risa.

Se escuchaba venir de todo rincon de la carpa, risas de mujer, risas de hombre, risas de niño, incluso risas de anciano, risas de todo tipo, que en su frenesí fanatico disfrutaban cada golpe sufrido por el bufon, porque aquellas dos cosas, el rio de risas, y la lluvia de golpes, eran las unicas dos que no paraban, tras aquella patada, lo levantaban para volverlo a tirar, lo golpeaban sin piedad alguna, y siempre con esa misma sonrisa que el usaba para encandilar, esa sonrisa, tan tipica de su oficio, tan afable y al mismo tiempo aterradora.

Algo que no habia notado este desafortunado bufon, eran los baldes de agua que estaban entre el publico y sus agresivos colegas, cada vez que el bufon estaba a punto de perder el conocimiento uno de estos infames cariblancos, iba con toda la teatralidad y fanfarria del caso, y recogia y vaciaba con exagerado gesto el agua sobre la cabeza del torturado.

Parecian estar educados solo para ese momento, estar listos desde que nacieron para torturar sin parar a este infame desgraciado, entre las lagrimas y el llanto el maquillaje se iba corriendo, pero las risas no paraban, los golpes no paraban, él, acorralado, ridiculizado, y practicamente al borde de perder el conocimiento una y otra vez, le parecia haber muerto, y estar en el mismisimo erebo.

Despues de un rato, los payasos se detuvieron, las risas se detuvieron, y solo quedo este mamarracho de sangre lagrimas y dolor, el estropajo perdio el conocimiento por completo.

Desperto tal y como cayo sin saber que sucedia y sin poder siquiera centrarse en que sucedia, el olor del vodka lo desperto de golpe, ese olor ya tan familiar para el, estaba en la nieve, y tambien sobre él, no veia nada, el alcohol le trajo los recuerdos lejanos que no visitaba a la mente, pero los espanto para traer a fantasmas mas cercanos, recordo lo que habia sucedido hasta que desperto, no sabia como estaba vivo por muchas razones, el frio no lo mato, la perdida de sangre tampoco, las multiples costillas rotas le impedian moverse y respirar bien por el dolor pero parecian no haber perforado nada vital para su suerte la nieve cercana debia ser fresca, y en vez de matarlo de hipotermia habia disminuido el sangrado la heridas eran multiples pero no profundas, el daño parecia ser multiple rompimiento de vasos, los desgraciados payasos sabian lo que hacian, lo torturaron a mas no poder pero se aseguraron que no muriera para seguir jugando con el, y al mismo tiempo se notaba que hacia poco lo habian tirado ahi, aunque tirarlo era un decir, parece que lo dejaron ahi con la delicadeza de una princesa, no le dolia mas que aquello que habian golpeado y torturado, le habian tratado las heridas, y asegurado q sobreviviera, seguramente tendrian en mente seguir torturandolo ante una nueva audiencia sin dudas ni pesares, seguirian divirtiendose a costa de este bufon delirante y deshecho.
al no ver ni poder moverse bien comenzo a notar que estaba limitado, lo habian vendado, y encadenado, lo noto al sentir el frio en sus muñecas, no les importaria cortarle las manos por necrosis a sus captores, y de hecho lo disfrutarian hacerlo en un espectaculo como el de hoy, de eso estaba seguro.

No era mas que una bolsa, en una pila para cargar, como aquellas bolsas de arena, que utilizaban como barrera para sus gradas, el payaso no podia mas que recordar, era lo unico que podia hacer, pensar en su mujer y sus lagrimas, los moretones, la sangre, la culpa, seguir pensando en ese dolor, en ese espiritu roto, en ese cariño que ya no conectaba, en ese dolor inutil que ya solo pertenecia al pasado, y que no hacia mas que parte de su arrepentimiento, tanto la habia amado, tanto la habia herido, tan arrepentido estaba, cada gota de sangre que escurria por su cuerpo en este momento, la habia sufrido ella tambien con sus golpes, estaba pagando con sangre lo que habia hecho con alcohol, habia convertido el amor en dolor, y habia olvidado aquello que le importaba mas, que no queria dejar atras, ese amor, que ya no podia mas que convertir en simple simpatia.

Un olor invadio su nariz, y un sonido lo atrajo, el olor era ese perfume barato que usaba el maestro de ceremonias, cada vez que estaban en un nuevo pais, el sonido, los cascabeles que usaban los acrobatas mientras realizaban su acto, se sintio salvado, con sangre de vuelta al cuerpo, se quedo muy quieto porque si quiera intentar hablar le dolia, sentia poco a poco el calor de otro cuerpo mas y mas cerca de su cuerpo, hasta que le retiraron la venda…

Las historias en Vantakia cuentan, que si ves una carpa blanca y negra, veras un espectaculo macabro, mas aca de la fantasia de los muertos, mas alla de la realidad del dia a dia, veras tres payasos, dos, lugubres, con una pica y un trebol en cada ojo, blanco y negro, en toda su esencia demuestran, que su objetivo no es hacer reir, no es cuidar niños que se pueden perder entre la audiencia, estos no son mas que sombras, hombres hechos demonios, apaticos de su publico y centrados en una silla en medio del escenario, dando uno que otro discurso practicado, y tambien veras el tipico payaso, o tal vez no tan tipico, sentado en la mencionada silla, con la risa desencajada, y la boca destapada, gritando de vez en cuando, ¨Irina, fue el alcohol y el diablo, no fui yo, no fui yo.¨ mientras estos payasos oscuros lo golpean, lo cortan, lo queman, al punto de la locura, y viendo a toda la audiencia, riendo sin parar, sin saber, sin sentir; Sin perdonar.

Dicen que el infierno no existe, pero a veces el mundo da a entender que no hace falta su existencia.

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