Cortejo a la poesía
Y aunque son dos años cortejándote,
Siento que ya te amo desde hace mucho.
Tú me aceptas y yo te acepto,
Todo siempre un constante cortejo,
Hasta que te cases conmigo y te vuelvas mi esposa.
¿Pero quién sabe?
Después de eso seguiré dependiendo de ti.
Tú roseas la nieve en las hojas de los árboles,
Das tonalidades como mejor os parezca,
Y creas las más hermosas obras de arte cuando quieres y como quieres,
Como la lluvia, el cielo, el suelo.
Tú limpias el madero del navío,
Y describes todas las sensaciones que siente el sentidor.
Como el hierro y el herrero,
El ave y el cielo,
El cigarrillo y el hombre,
La cama y el soñador,
Permites que tú siendo lava no me mates aunque quemes.
Entonces nado en la lava y me enamoro más de ti todos los días.
Como el dolor y las lágrimas,
Los besos y la pasión,
El amor y el deseo,
Permites que tú siendo indomable me vaya, regrese, y me recibas con cualquier estética.
¡Qué sería de mí sin tus lindas palabras!
¡Qué sería de los poetas sin tu sencillez!
¿De qué gozáramos?
¿Que escribiéramos?
¡Sino fuera por ti el mundo fuese mecánica sin belleza!
—Martinez Wuilson
Viernes veintiséis de agosto del 2016
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