Sentado ahí no parecía el mismo que conoció tiempo atrás,sin embargo ambos disimulaban ante sus cambios visibles por el paso de los años atrapados el uno junto al otro en idas al supermercado, tardes lánguidas de domingos en casa después de comer y las horas , días actuando lo diario de cada rol. Casi por inercia sin ya nada dentro el uno ni el otro.
A veces te puedes quedar atrapado en ese túnel sin siquiera darte cuenta.
Él seguía con algunas frases de cariño hacia ella ,pero muy dentro se podía saborear lo vacío de todo,eran frases de lástima de lo que alguna vez significó.
Muy temprano ella se levantó y lo vio frente a la ventana que da a la puerta de salida,no cargaba nada con él, tampoco se veía apesadumbrado o culpable.
No había nada giró hacia ella suave casi en susurro le dijo– nos vemos.
No dijeron nada, observó desde las cortinas viejas claras como se marchaba y no quedaba nada de esa ilusión lejana que rompía por dentro ,pero sin desgarrar, era más una tristeza pausada. No hubo llanto ni rencor . Sólo miró ,sin odio, sin lágrimas como aquel hombre al que alguna vez amó y deseó era ahora tan sólo una imagen que se desvanecía de su vida.
No hubo nada más.Quedaron las marcas y gestos en algunos rincones usados ya tantas veces , voces sin retorno sobre los mismos asuntos ,risas atrapadas, sólo pequeños retazos de una vida que dejó de ser, que dejó sin escribir la siguiente página,sin historia ni hijos.
Sólo el vacío de lo que acaba.
El día pesa de incertidumbre y soledad . Creo que ella hubiese preferido sentir más que ese agujero atravesándola de nada.
Ella se queda largo rato mirando como pasan las horas por su ventana, los sonidos de otras vidas afuera ,mientras ella sostiene levemente de la cortina blanca.
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