Una antorcha flota por fuera de la tierra,

calienta y mece los rebaños de hombres,

que, eternamente en celo,

miden sus lanzas, tuercen sus oraciones,

y matan a sus muertos acabados de morir.

¿Qué fuego trocó los caminos y cegó sus ojos abiertos?

¿Qué ríos inundaron los gritos aterrados encerrados en sus gargantas mudas?

¿Y qué viento avivó las llamas de sus bocas y no quemó las blasfemias?

¡Volverá a morir todo lo oculto, todo lo que ame y mienta,

todo lo que traicione, lata y fluya!

Y si hay otra oportunidad, 

veré si vale la pena intentarlo de nuevo.

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