La luz que no muere: una mirada crítica al legado andino en El Reino del Sol Moribundo de Javier Farfán Cedrón

La luz que no muere: una mirada crítica al legado andino en El Reino del Sol Moribundo de Javier Farfán Cedrón

En El Reino del Sol Moribundo (2021), obra del escritor peruano Javier Farfán Cedrón. Ofrece una narrativa histórica y simbólica que aborda el impacto de la conquista española en las culturas andinas. De esta manera, nos muestra cómo sus tradiciones persistieron a pesar de la dominación extranjera. Publicado en un contexto de revaloración de la identidad indígena, la obra reconstruye el choque entre dos mundos y las consecuencias sociales, espirituales y simbólicas de la colonización. A través de personajes cargados de significado, la obra muestra cómo la cosmovisión andina, simbolizada por el sol, mantiene su fuerza espiritual pese a la conquista. Aunque la colonización implicó ruptura y dolor, también generó una transformación que dio origen a una identidad mestiza. Donde la herencia andina sigue iluminando y dando sentido cultural, incluso en tiempos de dominio extranjero. De esta manera, la reseña adopta una postura crítica que destaca la supervivencia cultural andina frente al dominio extranjero. El texto tiene como propósito convencer a los lectores de que el libro revela con fuerza la persistencia de la identidad andina frente a la conquista y la colonización.

Uno de los temas presentes, es la cosmovisión andina. El sol no es solo un astro, sino una divinidad que da origen, orden y sentido a la vida, representando la energía que une al ser humano con la naturaleza y el cosmos. Para ejemplificar, hemos considerado el siguiente fragmento:

La cosmovisión andina se concibe como un ciclo perpetuo, donde la vida y la muerte no se oponen, sino que se entrelazan en una misma trama de continuidad. Esta visión se refleja en la obra a través del vínculo profundo entre los personajes y el paisaje que los rodea, ambos respirando al mismo ritmo del cosmos. (Farfán Cedrón, 2019, p. 15)

Este fragmento muestra la resistencia cultural de los pueblos andinos, se presenta como una respuesta humana frente a las fuerzas extranjeras que intentan borrar sus tradiciones y cosmovisiones. No surge solo del deseo de conservar el pasado, sino de la necesidad vital de reafirmar la identidad frente a la amenaza de desaparecer. A través de los rituales, los símbolos resignificados y la memoria ancestral, la obra muestra cómo el dolor y la fortaleza coexisten en una lucha silenciosa donde la cultura andina, aunque herida, se rehace y persiste. Asimismo, el autor exalta valores como la resiliencia, la renovación del ciclo solar y la fortaleza espiritual. De esta manera nos ofrece una visión esperanzadora que invita a reflexionar sobre cuánto de esa fuerza ancestral aún habita en nosotros en un mundo marcado por la uniformidad y el olvido. De esta manera, el texto nos lleva a cuestionar el verdadero sentido de la vida y la muerte en la cosmovisión andina, donde ambas se entrelazan como parte de un mismo ciclo de continuidad, proponiendo una mirada que contrasta con la visión moderna que teme a la muerte y se ha desconectado de la naturaleza. Finalmente, esta reflexión nos recuerda que las respuestas a nuestras crisis ambientales, espirituales y culturales. Estas podrían hallarse en la sabiduría ancestral, la cual concibe la existencia como un círculo, donde preservar la cultura es, en esencia, proteger la vida misma. Asimismo, otro aspecto importante en el libro es que el simbolismo solar refleja una visión integradora del mundo, donde no existe separación entre lo divino y lo terrenal. Sino que todo forma parte de un mismo tejido cósmico que sostiene el equilibrio y la armonía del universo. Para ejemplificar, hemos considerado el siguiente fragmento:

Con la llegada de los hombres del occidente, el brillo de el sol comenzó a apagarse en el corazón de los pueblos andinos. Los templos sagrados, donde antaño se celebraba el latido del universo, se sustituyeron por nuevas imágenes y oraciones. Pero en lo profundo de la memoria colectiva persistía la certeza de que el astro dorado no había muerto: seguía vigilando desde el silencio, oculto tras el velo de una fe impuesta, esperando el día en que su luz pudiera renacer sobre la tierra que nunca dejó de amar. (Farfán Cedrón, 2019, p. 30)

El sol se presenta como el principio que da sentido a la existencia, uniendo lo humano y lo divino dentro de una cosmovisión andina donde la naturaleza, la espiritualidad y el conocimiento forman parte de una misma totalidad. A través de este símbolo luminoso, el autor nos invita a comprender una visión del mundo en la que la tierra, el cielo y la vida humana laten al mismo ritmo cósmico, en contraste con la mirada occidental fragmentada y racional. Esta interpretación revela una espiritualidad viva que resalta valores esenciales como el respeto por la naturaleza, la unión con el cosmos y la sacralidad de toda forma de vida. Proponiendo un equilibrio que hoy adquiere especial relevancia frente a la crisis ambiental. Si bien esta cosmovisión pudo limitar ciertos avances científicos al priorizar lo simbólico sobre lo empírico. Su mensaje perdura al recordarnos que el verdadero progreso no consiste en dominar la naturaleza, sino en convivir con ella en armonía. En este sentido, la obra nos lleva a cuestionar el lugar del ser humano frente a la tierra y a reflexionar sobre cuánto hemos perdido al romper ese vínculo sagrado. ¿Podríamos aún recuperar esa relación de respeto y reciprocidad con el planeta? Lejos de la nostalgia, Farfán Cedrón nos impulsa a reconocer en los saberes ancestrales una sabiduría vigente, capaz de reconciliar al ser humano con la naturaleza y devolverle al mundo su equilibrio espiritual.

Por otro lado, el libro destaca la pérdida y transformación de la identidad indígena ante la imposición cultural de los conquistadores. Esto nos muestra creencias, costumbres y valores ancestrales. Fueron reemplazadas o distorsionadas por la cultura europea. Para ejemplificar hemos considerado el siguiente fragmento:

Con la llegada de los hombres del occidente, el brillo del sol comenzó a apagarse en el corazón de los pueblos andinos. Los templos sagrados, donde antaño se celebraba el latido del universo, se sustituyeron por nuevas imágenes y oraciones. Pero en lo profundo de la memoria colectiva persistía la certeza de que el astro dorado no había muerto: seguía vigilando desde el silencio, oculto tras el velo de una fe impuesta, esperando el día en que su luz pudiera renacer sobre la tierra que nunca dejó de amar. (Farfán Cedrón, 2019, p. 40).

De lo anterior, se puede deducir que la llegada de los conquistadores fue como un quiebre doloroso que hiere la esencia espiritual del mundo andino al intentar borrar la centralidad del Sol y de su cosmovisión sagrada. Sin embargo, en medio de la imposición y la pérdida, la obra revela una profunda resistencia cultural que se manifiesta en los símbolos, rituales y memorias que los pueblos conservan como actos silenciosos de supervivencia. Esta representación del choque cultural no solo evidencia la violencia del sometimiento, sino también la fuerza interior de una identidad que se rehace y renace frente a la dominación. Así, el texto propone una mirada que valora la resiliencia del espíritu andino y su capacidad de transformar el dolor en continuidad. En este sentido, nos lleva a cuestionarnos cuánto de esa memoria ancestral hemos logrado preservar en la actualidad y qué cantidad se ha desvanecido bajo el peso de la modernidad y el mestizaje. La obra invita a reflexionar sobre la necesidad de recuperar esa herencia viva. No cómo un simple recuerdo folclórico, sino al igual que una fuente ética y cultural capaz de guiarnos hacia un futuro más equilibrado, consciente y fiel a nuestras raíces. De igual forma, el libro simboliza el final de una era y el surgimiento de una nueva realidad mestiza, en la que el sufrimiento y la resistencia de los pueblos originarios dan origen a una identidad que mezcla lo indígena y lo colonial. Para ejemplificar hemos considerado el siguiente fragmento:

El paso del tiempo no logró silenciar la voz de los antiguos. Allí, donde los conquistadores alzaron iglesias sobre los templos del sol, los pueblos aprendieron a tejer una doble fe: al santo que presidía la celebración y al astro que, en silencio, seguía marcando el ritmo de las cosechas. Así, entre la resignación y la esperanza, fue naciendo una nueva forma de vida: mestiza, luminosa y doliente, donde lo andino y lo europeo conviven en una armonía frágil, pero con terquedad viva. (Farfán Cedrón, 2019, p. 52)

El autor presenta el mestizaje cultural andino como un proceso complejo, marcado por la imposición colonial, pero también por la resistencia creativa de los pueblos originarios. Los cuales supieron entrelazar su antigua espiritualidad con los símbolos del cristianismo, dando origen a una doble identidad: la visible, impuesta, y la interior, heredada de los ancestros. Esta fusión, a la vez dolorosa y fecunda, generó nuevas formas de espiritualidad y expresión cultural donde lo foráneo no anuló lo propio, sino que se fundió con la memoria ancestral, revelando tanto la fuerza de la adaptación parecido a la herida de la desigualdad. Así, el mestizaje aparece en la obra semejante a una herencia y creación, cómo testimonio de pérdida y renacimiento, y nos invita a cuestionar si fue necesario un encuentro de culturas o una forma velada de dominación. Proponiendo resignificarlo como un camino hacia la reconciliación y la construcción de una identidad. En la que la memoria ancestral y la justicia convivan en armonía.

En conclusión, la postura asumida en esta reseña se reafirma al destacar cómo el libro evidencia la persistencia espiritual y cultural del mundo andino frente a la conquista. Representando el miedo como una prueba necesaria para ampliar la percepción y comprender con mayor profundidad la identidad ancestral. A lo largo del trabajo se analizó cómo la obra reconstruye el choque entre dos civilizaciones, muestra la resistencia simbólica de las tradiciones indígenas y revela el impacto de la colonización en la memoria colectiva. Esta perspectiva invita a reflexionar sobre la importancia de preservar nuestras raíces culturales. Como una forma de resistencia frente al olvido histórico y la imposición externa. Por ello, se recomienda la lectura de esta obra a quienes deseen comprender mejor la fortaleza del pensamiento andino y valorar la riqueza de la identidad cultural que aún permanece viva en nuestros pueblos.

Referencias:

Farfán Cedrón, J. (2019). El reino del sol moribundo. Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. https://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/humanidades/farfan_reino_sol_moribundo.pdf

Farfán Cedrón, J. (2021). El reino del sol moribundo. Editorial Pachacútec.

Farfán Cedrón, J. (2021). El reino del sol moribundo [PDF]. Ministerio de Educación del Perú.
https://www.minedu.gob.pe/recursos/lecturas/el-reino-del-sol-moribundo.pdf

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