Lo único verdadero fue el jardín,
en que se enterró la raíz
despeinada se durmió.
Por eso vi sus flores secas,
alejarse de la rama extenuada.
Al menos no puse fecha de inicio a este encuentro,
hubiera sido entonces inmortal.
No solo yo,
los que tendemos a recordar,
morimos siempre en la pira los primeros,
pero los que tienden a volar sobre la vergüenza,
en polvos de sombra,
caerán al suelo,
y no volverán al alma otra vez.
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