Mi poema favorito

De todos mis poemas tengo uno favorito.

Eso es tan injusto como tener a un hijo favorito

Y no lo tengo…

He declamado mi poema favorito en la mañana, caminando por la calle y en la agonía de mi cama en ese viejo hospital con mi piel arrugada, quiero que lo escuche el mundo pero me da vergüenza decirlo en voz alta, cada día me desprendo más de mis letras, yo escribo para mi pero apenas alcanzo a probar bocado se van, las siento lejos… Alguien dijo que cuando escribes un poema ya no es tuyo, es del mundo, y así lo creo, pero ¿qué le entrego al mundo? Si ni se como escribir bonito, ni sé rimar, ni sé de octocilavas, ni nada parecido, solo digo y digo y ya aburre leer tanta parafernalia, mejor dijera mi poema favorito en voz alta para ser abucheada y renunciar a este vicio loco que me ata.

Nadie ha sido…. dicen que así comienza ese torpe y desvelado texto que una noche dormitando largue a la vida, al mundo mío, nunca exterior, solo mío, ah y tuyo también pues una vez lo leí en una sala blanca, blanca como un hospital de locos, en realidad en esa sala estabamos todos locos, como dice la Miño: estamos todos trastornados…

Si sigo escribiendo no llego a donde debo llegar hoy.

Debo decir cosas que no son poemas, debo aprender textos de una cabeza que no es la mía, puedo declamar un poema de miles de letras y no puedo retener un poco de la neuro, es que me aburre, es que no es lo mío…

si, al parecer debo resignarme a seguir escribiendo aunque nadie, absolutamente nadie me lea!!

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