Yo quería que mi mente fuera como una una torta de frambuesa con crema: limpia, sin mancha, elegante y pulcra, pero no es más que una macedonia: revuelta, manoseada, llena de texturas, olores y sabores distintos, sin identidad sin autenticidad, enredada, sucia y sin sentido.
Es un pulpo con una cuerda en cada tentáculo, con una idea en cada cuerda, con un mundo en cada idea, la locura misma hecha vida…
Cuando pudo ser un pez espada: certero, fino, con un solo objetivo, mente y más mente revuelta, un pulpo en un lodo extraño mirando a ese pez en el horizonte con ese sol de atardecer tan bonito de teleserie barata, con esos silencios sepulcrales de iglesias cerradas, mente y más mente de mi pulpo lleno de lodo.
Yo quería que mi mente fuera como un pez espada y es como un pulpo.
Yo quería que mi mente fuera como una torta de frambuesa con crema y es como una macedonia.
Soy tantas cosas que otros no son: soy enredada, pecadora, sucia y también bonita en mi espejo manchado, soy de distintos colores y sabores, distinto pensamiento y textura, soy letras raras, muchos brazos y muchas cosas en mi cabeza que explotan a cada momento, muchas veces sin sentido como el poema de la torta de frambuesa que nunca volví a comer, la macedonia es del gusto de muchos, la torta de frambuesa con crema solo del mío, el pez espada es certero pero peligroso, el pulpo impredecible pero inteligente y astuto.
Soy un pulpo en un baño de macedonia.
Y este poema es tan enredado como propio mío, si no te gustó no lo termines de leer, si yo no te gusto no me termines de leer…
Torta de frambuesa con crema, solo en ocasiones especiales por favor.
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