Me enamoré de ti cuando vi tu silueta en la ventana de mi departamento mirando la lluvia

Era de noche, la luz del foco iluminaba tu hermoso pelo, te besé, café caliente, besos calientes, te miré a los ojos y sonreí, en un segundo mi alma quedó vulnerable ante ti

Perdí la batalla de la cordura, no supe de mí, no me importó nada, si me matabas esa noche me dejaría

Era tuya: alma, vida, cuerpo, todo lo que tenía era tuyo, te regalé mi vida mi mundo y mi ser en un beso, en un segundo, solo bastó un poco de lluvia, un café y tus hermosos ojos para caer rendida a tus pies.

Dos cafés se enfriaban en una mesa, mientras dos cuerpos se calentaban en una cama

Desde la memoria hasta hoy planeaste mi muerte lenta y agónica, planeaste cada detalle, cada mirada, cada paso, cada beso y cada palabra

Desde el más profundo destierro y dolor asumo que fui yo misma quien se suicidó ante ti. 

Sin decir un palabra y con tus ojos que mienten a diestra y siniestra me destrozaste el alma, la cual te regalé esa noche mientras mirabas la lluvia por mi ventana.

Hay dos cafés fríos en mi mesa, mi cama está vacía y mis ojos también, mi alma estéril y desparramada se vuelve polvo, se vuelve nada

Tú sonreíste en silencio

Tú perfumaste mi almohada

Tú caminaste allá lejos, donde el lago nunca se acaba.

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