Me cuesta soltarte porque puede que no vuelva a verte nunca más.

Es probable que nunca me olvide de lo irreal de la primera vez que nos cruzamos; me acuerdo como movíamos la cabeza barrenando frecuencias; me acuerdo como nos miramos viendo a medias, como me sonreíste y como me acariciaste la cara.

Ambos sabíamos de lo poco real de la energía que sentíamos; pero, ¿que es algo irreal en un mundo de falsas estructuras?

Yo solo buscaba excusas para sacarte de ahí conmigo, pero nunca fui bueno hablando porque si; creo que hablando tampoco.

Me acerque a tu oído tocándotelo con los labios y sentí como tu cuerpo se aflojaba; cediendo; respondiendo con movimientos suaves a la ansiedad de invadirnos. Obviamente no tarde en olvidarme que era lo que iba a decir y el tiempo, la música y el lugar se volvieron efímeros. Bailamos lo que me parecieron muchas buenas vidas y sentí tu cuerpo en mi cabeza.

Lo bueno del sexo sin penetración es que nunca acaba.

Como sucede a menudo, al jugar con tensiones elevadas, tarde o temprano el contacto patea y cuando me despegué de vos ya no estaba donde estaba, ni vos tampoco.

Recuerdo alejarme intoxicado; y que el momento en el que superé el bosque, que yo perciba manufacturado de fuentes, toda mi realidad comenzó a perder contraste. Los bordes se volvieron poco claros; las caras dejaron de existir. Cuando me di cuenta caminaba en un paisaje de espacio vacío y de un azul claro. Todavía siento tu mano acariciándome el brazo y me doy cuenta de que yo era vos, y que vos ya no sos; pero siento que te conozco.

Puedo pestañear profundo y con un ataque suave el sonido de donde estábamos vuelve a mí y todo eso vuelve a formar parte de mi, de los cimientos de lo que fue y lo que será.

Pero ahora, varios meses después, te miro y te veo entera; tan completa que mi presencia existe solo porque vos querés que así sea. Es claro que no estás entera, eso te vuelve interesante; y es el beneficio del cual dispongo, para que haya lugar para alguien como yo.

Lo importante, es resaltar lo que es.

No te amo, estoy lejos de formar parte de tu vida y vos lo estas de la mía, pero aún así, te veo y pienso “sos mi vicio”. No porque seas indispensable, sino porque después de la peor de las experiencias, me acuerdo de vos y tomaría tres dosis más solo para ver cómo cambia mi percepción de tu totalidad.

De todas maneras, inútil preocuparse. Todo sale mal, y como drogado por tu contacto me vuelvo estúpido.

Lo importante, es resaltar lo que es.

Dos personas; distintas y no tan distintas, que no sienten, pero una falla en la estequeometria que hace a nuestra química se encarga de que así sea.

Sin embargo, en un inicio yo solo quería que cojamos como amantes, nos besemos como novios y nos separemos como amigos.

¿Los amigos se vuelven a ver, no?

Y si se apaga por lo menos se siente; y te quiero y nos vemos. Y si no se siente por lo menos nos vemos.

Decime que los amigos se vuelven a ver. ¿No?

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS