El que mora entre tumbas
ya no busca un consuelo letárgico ,
un silencio firme
de un mundo que olvidó sentir.
El firmamento estrellado, extinto en su mirada,
las manos cálidas, cristalizadas en despojos,
y las lágrimas, cansadas,
languidecieron antes de caer.
Sueña con un paraíso que no existe,
con una llama que alguna vez fue amor.
un recuerdo obnubilado
Sus ojos, vacíos,
su sonrisa, un vestigio del alma.
El aroma de las rosas no reconforta su tribulacion
porque también ellas han muerto.
Ella, sombra entre sombras,
camina a su lado sin mirarlo,
Estremecido en el silencio de la nada.
Y en esa tierra fría y silenciosa,
no solo reposan los nombres amados
allí también yace,
olvidada,
la última chispa de compasión
escrita en la tumba de su ser.
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