Médula.

¿Dónde has estado? Desapareciste sin decir adiós. – le reclame sin verla a los ojos.

¿No era eso lo que querías? – me dijo sin apartar la mirada.

El abismo me presionaba fuertemente el pecho, la necesidad de declarar la nostalgia que me produjo su partida quería estallar en mis labios, pero mi miedo seguía siendo más grande, resople pretendiendo una sonrisa.

¿Y tenías que llevartelo contigo? – le pregunté molesta.

¿No era eso lo que querías? – volvió a preguntar.

Me llene de ira al escuchar lo que ya sabía. me dirigí hasta ella con la intención de doblarle el orgullo y pretensión con la que me hablaba, pero al llegar hasta su lugar y ver mi reflejo en sus ojos brillantes solo pude decirle: 

– me asusta no poder entenderme. – Termine sentándome a su lado.

Oh si lo entiendes, pero aún sigues queriendo callarte. – al decírmelo seguía sin expresión alguna en su rostro.

Addis Désirée.