
NFL: el Super Bowl LI entre los New England Patriots y los Atlanta Falcons, que se jugó en 2017.
Este partido es la definición de «nunca te rindas» y es famoso por ser la remontada más grande en la historia del Super Bowl.
El Dominio Temprano de Atlanta
El ambiente era electrizante. Los Atlanta Falcons comenzaron el partido de manera espectacular, dominando en ambos lados del campo. Su ataque era imparable y su defensa presionaba constantemente al legendario mariscal de campo de los Patriots, Tom Brady.
Al llegar el tercer cuarto, el marcador mostraba una ventaja que parecía insuperable para Atlanta: ¡28-3! En ese momento, muchos aficionados y analistas dieron el partido por terminado; era una paliza y los Falcons ya estaban celebrando.
El Milagro de la Segunda Mitad
Pero el fútbol americano es un juego de cuatro cuartos. En lugar de colapsar, Tom Brady y los New England Patriots se negaron a morir.
Poco a poco, con una determinación feroz, la ofensiva de los Patriots comenzó a funcionar. El mariscal de campo lideró drive tras drive (series ofensivas), combinando pases precisos y carreras oportunas para acortar la diferencia. La defensa de New England, inspirada por la remontada, también se hizo fuerte, forzando pérdidas de balón cruciales por parte de Atlanta.
La tensión se hizo palpable. Cada anotación de los Patriots venía con un suspiro de asombro del público. Lo que parecía imposible, comenzó a volverse real.
El Final de Infarto
A medida que el reloj avanzaba en el cuarto cuarto, la magia ocurrió:
Una carrera corta para touchdown y una conversión de dos puntos por parte de los Patriots dejaron el marcador en 28-20.
Luego vino una de las jugadas más famosas de la historia: el receptor Julian Edelman atrapó un balón que había sido desviado por un defensor, haciendo una recepción que parecía imposible, a centímetros del suelo, manteniendo la ofensiva viva.
Poco después, los Patriots anotaron otro touchdown, seguido de otra conversión de dos puntos exitosa, para empatar el marcador a 28-28 con menos de un minuto restante.
¡La remontada de 25 puntos estaba completa! El partido se fue a la prórroga (tiempo extra), algo que nunca antes había pasado en un Super Bowl.
La Última Jugada
En el tiempo extra, los Patriots ganaron el volado y recibieron el balón. Tom Brady, con la experiencia de un veterano, dirigió una marcha metódica por el campo. Finalmente, el corredor James White se zambulló en la zona de anotación para anotar el touchdown de la victoria.
El marcador final fue 34-28.
Fue un partido que lo tuvo todo: un dominio inicial aplastante, una defensa que hizo jugadas épicas, un error fatal del rival, una recepción milagrosa y un mariscal de campo que forjó una leyenda al ejecutar la remontada más grande en la historia de los playoffs.
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