El sentido de la vida, mi sentido.
05/10/25
Clemente Vogel Hernández.
Todos nos hemos llegado a cuestionar alguna vez: ¿Cuál es el sentido de la vida? La respuesta siempre es la misma: cada uno debe encontrar el sentido de su propia vida. Esta respuesta puede parecer sencilla, pero tiene mucha razón. Todos somos diferentes, pero iguales a la vez, y esto hace que cada persona se llene con cosas distintas: unos con dinero, fama, amor, tiempo libre, éxito, familia, entre muchas otras.
Este tema ha sido tratado innumerables veces por autores reconocidos y otros no tanto, pero yo quiero abordarlo desde mi perspectiva personal. No lo hago para darme a conocer ni, aunque suene un poco egoísta, no estoy buscando que el lector de este texto lo encuentre, sino para mí mismo, para encontrar el rumbo de mi vida y mi futuro. Desde que comencé a escribir no me había sentido tan lleno, ni había tenido un propósito fijo o algo que me motivara cada día. Mi propósito, entonces, es encontrarlo y compartirlo a través de la escritura.
Algunas personas se llenan con dinero y lujos, otros con amor romántico, fama, éxito o tiempo en familia. Todos estos caminos son válidos porque cada uno tiene su propia visión de la vida. Lo único que podría ser incorrecto son los deseos que carecen de ética y afectan la libertad de los demás.
Siendo sincero, yo también he tenido incontables deseos que creí que serían el sentido de mi vida: entrar en la mejor universidad y graduarme con éxito, tener dinero, fundar una empresa, vivir en una casa grande en medio de la naturaleza, formar una familia feliz. No digo que ya no quiera esas cosas; las sigo esperando con ansias. Pero, la gente tras haber estado cerca de la muerte cambia la forma de ver las cosas (en mi caso involuntaria, por un accidente de tránsito), mi forma de ver la vida cambió. Comprendí que no solo importa el futuro; el presente es igual de importante. Por mucho que uno desee algo con ansias, debe ser paciente y luchar por ello, pero siempre centrado en el presente, porque es este presente el que construye nuestro futuro.
Al mirar a mi alrededor, casi siempre veo gente feliz. Aunque atraviesen malos momentos, reciben apoyo en las buenas y en las malas. Y precisamente, ese apoyo viene de los amigos que siempre están cerca. Yo me considero una persona tímida y reservada, pero eso no me impide tener muchos conocidos que me caen bien y me escuchan. Si me centro aún más, tengo una lista de 10 a 15 personas cercanas a quienes podría llamar verdaderos amigos. Para mí, los amigos son la base de tu presente, porque los verdaderos amigos siempre están ahí cuando más los necesitas.
Según mi hermano, “los amigos son como la familia que uno elige”. Al principio me cuestionaba esta frase: ¿Cómo un amigo puede ser mejor que la familia? Con el tiempo comprendí que los verdaderos amigos no son “mejores” que la familia; se vuelven parte de ella. Aunque no compartan sangre, sí comparten historias, recuerdos, felicidad, gustos, disgustos y el día a día contigo.
Para mí, el verdadero sentido de la vida son la familia y los amigos que se convierten en parte de ella. Son ellos quienes te aceptan tal y como eres, quienes te sacan sonrisas y te acompañan en todo momento. Eso sí, es importante distinguir entre amigos y conocidos: los amigos buscan siempre lo mejor de ti y no te arrastran por malos caminos; si algo les molesta, lo respetan y cambian.
En conclusión, el sentido de mi vida está en la familia y en los amigos verdaderos, quienes me acompañan, me aceptan y me hacen crecer día a día. En valorar el presente para construir tu futuro, centrarse en él sin dejar de lado el ahora.
Quería hacer una mención honorífica a mi hermano que me hizo ver la vida de esta forma, de cómo los amigos construyen tu ser, y también una mención a mi amigo Renato, que pese a no ser ni mi primer ni último amigo ha sido el único que ha estado siempre, en las buenas y en las malas, sabe cómo me siento sin tener que decírselo, me comprende y no me critica, me escucha siempre, gracias. Por último, a todos mis amigos en general, que pese a ser un poco “fastidiosos” a veces, solo lo hacen de broma y cuando les cuento algo importante para mí, me escuchan con seriedad, lo cual les agradezco.
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