Busqué entre las hojas regadas de mi cuarto las cartas que escribí, pero nunca entregué. Miraba el polvo en la pasta de las libretas dando significado al tiempo transcurrido y en donde escribi lo que no podia decir a nadie, por el simple hecho de hablar con personas. Válgame la cantidad de decepciones que me ahorré en verdad, no siempre he acertado en estas situaciones.
Busqué entre las hojas secas de los arboles una rama que le agradara a mi perro para poder jugar con el. El solo alfotateo la rama, miro hacia otro lado y orino a un costado de un montón de hojas. Al terminar rasco la tierra humeda y siguió caminando. La rama en el suelo se quedó y las cartas de la misma manera terminaron.
Que buen fin para las hojas es el olvido, pienso.
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