MANOS ABIERTAS
Bastaron unos pocos versos amables y sinceros, para devolver la alegría a tu alma cansada y dormida
Con un solo abrazo de amor, intenso, puro y y verdadero, recuperaste la magia y el palpitar en tus pupilas
Entre miradas iridiscentes, cristalinas, hallaste el espacio perfecto, donde brotan tus sonrisas
Y en latir suave de unas manos abiertas, cercanas, encontraste la paz que no se pierde, al sentirte querida
Renacer de tiernas palabras, expandidas entre lirios azules y violetas florecidas, en un fulgor que tanto sana y abriga.
Francisco Gallardo Perogil

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