Podría hundirme en ti,
enterrarme en lo más profundo
renacer transmutada a fuego
brasa que no cede
humedad, vapor,
agua que estalla y se entrega.
Me dejo habitar por la contradicción,
atraída como roca hacia el centro de la tierra.
Quiero hacer una guerra contigo en mi cama,
morir los dos, felices
justo en el núcleo del mundo.
Yo, que prometo ser
animal de un solo dueño,
me vuelvo aullido
canto de pájaros
lengua húmeda de selva
latido denso como el Amazonas.
Hoja que brilla con la lluvia
y en tu piel se queda a vivir.
Una sensación de vida eterna
se enreda en mis raíces.
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