Ya no estas.
¿Dónde estarás?
La pregunta que me hago, a diario.
Llegó la razón y dijo: que no volverías.
Estoy triste, y no puedo dejar de llorar.
¡Pregúntame!, ¿Cómo estoy? Por favor.
Porque mi alma está sufriendo, por no verte más.
Respóndeme en las noches, que digo tu nombre.
Quisiera verte otra vez, pero veo tu presencia en todos lados.
Te espero, aunque sé, que es imposible tenerte.
Quiero seguir como los demás, como la vida de los demás.
Pero llora en silencio, por no verte más.
Sé qué feliz serás y sé que debo seguir sin ti.
¿Pero cómo hacerlo?
Si aún te pienso, aunque no te vea en realidad.
En una cama distinta estas, y eso desgarra mi alma.
Pero ella sabe que te seguiré pensando, y llora junto a mí, en mis noches de ansiedad.
Luna responde: — déjala ir, que no será para ti.
Yo — ¿Cómo hacerlo si ella me cautivó por aquel retrovisor, sin darme cuenta?
Y por eso ahora lágrimas en mí brotan, sin darme cuenta de que es por la ausencia, que su recuerdo quedó en mí.
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