Somos quienes abren caminos. Quienes surcan los cielos buscando imprimir nuestra huella en el firmamento. Pero mi alma clama y pregunta: ¿por qué debería abrir caminos? ¿por qué debería cubrir el cielo con mi miseria?
Es mi trabajo golpear la roca para que broten aguas para saciar la sed; pero saciar la sed significa querer seguir luchando en este campo de batalla. ¿Y si no quisieramos seguir? ¿y si ya hemos luchado y comprendido que somos soldados rasos luchando por nada? Librando batallas por odio, por sueños ajenos, por vanidad y estúpidos instintos.
Fuimos creadores como creadores, pero, ¿por qué crear algo cuyo destino será el mismo que el de su creador?
Es nuestra labor luchar, pero es menester deternos a responder esta horrenda cuestión: ¿vale la pena?
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